‘Lovecut’, demasiado rápido, peligrosamente desmedido

Lovecut (2020), excelente ensayo generacional y ópera prima de Iliana Estañol y Johanna Lietha. Merecedora del prestigioso Premio Max Ophüls al Mejor Guion.

Un puñetazo de realidad que nos llega directamente al mentón, haciéndonos tambalear a través de tres historias entrecruzadas que reflexionan sobre la identidad, la honestidad, el amor y la sexualidad.

Seis adolescentes buscando el sentido de sus vidas. El por qué de sus problemas y miserias, en una sociedad cambiante, extremadamente peligrosa. Que fluye al ritmo frenético de lo digital, las redes sociales y el estímulo de una sociedad carente de sentimientos. En búsqueda de constantes desafíos cada vez más extremos.

Lovecut. La vida real y digital de la adolescencia

Lovecut: Crisis de identidad, la confusión y la fuerza de la adolescencia

La temática adolescente siempre atrae, para padres y madres, es una vuelta al recuerdo de años pasados e incluso un conocimiento más certero de una realidad en constante cambio que para algunos aún es desconocida. Por tanto, en ‘Lovecut’ se vislumbran los dos extremos claramente.

La notoriedad que Iliana Estañol y Johanna Lietha otorga a sus personajes y una necesaria  libertad de acción, logra que, situaciones tan reales de nuestra vida, resulten, aún si cabe, más efectivas. Es ese preciso momento en el que la infancia cede su protagonismo a la adolescencia y las historias van girando entre sí sin apenas tocarse.

En resumen, retrato generacional juvenil, con la alta pretensión de llegar a nuestra conciencia e incluso emocionar y, claramente, el film lo consigue. Las historias son creíbles, hábilmente dirigidas con la convicción de persuadir y con una capacidad de observación del medio y exactitud del tiempo, fielmente trasladadas a todas sus escenas.

Créenos si te decimos que, esta cinta austriaca, de cuidada estética, entre otras muchas virtudes, tiene todos los elementos posibles para convertirse, con su meritoria capacidad de cognición, en una obra notable y de calado generacional. Por su alta sensibilidad y crudeza y, especialmente, por lo transcendental de la toma de decisiones de sus personajes y la aceptación de sus propios errores.

Si tienes hijos adolescentes, nuestro consejo es que veas la película con ellos. Que dialoguéis. Que saquéis vuestras propias conclusiones y podáis enfrentarlas para conseguir el equilibrio en vuestras interpretaciones y toma de decisiones.

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