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Flower Face estrena el nuevo y ensoñador single ‘Cornflower Blue’

Flower Face, el nombre de la melancólica y polifacética artista Ruby McKinnon. Te gustará si te gusta Phoebe Bridgers, Big Thief o Japanese Breakfast.

Flower Face es el proyecto musical de la artista de 23 años de Toronto Ruby Mckinnon. Escribiendo canciones en su habitación desde que era una estudiante de primer año de secundaria, Flower Face floreció a través de Internet. Mckinnon, pianista de formación clásica y ferviente escritora de diarios, creció en la era digital de Instagram, YouTube y la música en streaming. Aprendió muy rápidamente a comercializar. Hizo crecer su proyecto desde su dormitorio hasta una increíble cifra de 7 millones de streamings en las plataformas digitales.

Ruby McKinnon y Cornflower Blue

La introducción susurrante con la brillante voz de McKinnon dan paso a un sonido más oscuro y melancólico que reflexiona sobre “amar hasta el agotamiento”. El vídeo musical de Cornflower Blue es una brillante danza de amor y pérdida. Los oscuros efectos visuales de tonos púrpura complementan las inquietantes melodías. En el vídeo observamos a unos enamorados en pleno romance y a una abatida Ruby con las mejillas llenas de lágrimas que canta por el teléfono a una persona desconocida…

Ruby McKinnon crea música folk melancólica con un corazón bedroompop bajo el nombre de Flower Face. Se inspiró en sus propias experiencias vitales vertiginosas junto a fuentes tan variadas como la serie de eventos desafortunados de Lemony Snicket, Jesucristo Superstar, la obra de Mads Mikkelsen o su perro Ziggy. Los testimonios musicales de Flower Face recuerdan la emoción irregular de Bright Eyes al tiempo que conjuran el éxtasis etéreo de una herida fresca.

Con formación clásica de piano desde los 5 años, McKinnon comenzó a componer su propia música a los 14 años. Animada por sus padres, obsesionados con la música, formó Flower Face al más puro estilo do it yourself. Grabó su debut independiente, Fever Dreams, casi exclusivamente en la aplicación GarageBand de su padre.

Repleto de himnos acústicos de desamor, el álbum no tardó en encontrar espacio en las listas de reproducción de las habitaciones junto a The National, Daughter, Big Thief y Mazzy Star.

En 2018, McKinnon amplió su sonido. Se asoció con el productor y amigo de la familia desde hace mucho tiempo, Joshua Kaiser, para su segundo lanzamiento, Baby Teeth. Su paleta sonora fue cada vez más evocadora y las construcciones temáticas más profundas. El álbum aborda, entre otras cosas, la propia batalla de McKinnon contra el cáncer de ovario en fase 3 a los 17 años.

Cornflower Blue. Flower Face.
Cornflower Blue. Flower Face. © Ruby McKinnon

Flower Face y el cancer

Recordando su diagnóstico, McKinnon dice que fue su “experiencia más cercana a la muerte” lo que finalmente le hizo darse cuenta de que tenía que dedicarse a la música.

“Parecía que todo el mundo me conocía antes de que tuviera la oportunidad de presentarme. Era la ‘chica del cáncer’ en la escuela. Esos detalles íntimos de mi vida se convirtieron en la base de las reuniones del personal, de las discusiones en clase y de las campañas de recaudación de fondos,” nos cuenta.

“En aquel momento estaba tan al margen que no me di cuenta de cómo podría afectarme ese aspecto. Pero una vez que dejé el instituto y empecé a conocer gente nueva, quedó claro hasta qué punto esa experiencia había dañado mi sentido de la intimidad y la dignidad. Sentí que era importante, incluso urgente, contar mi propia historia”, recuerda.

“A medida que mi alcance ha crecido, compartir mi historia en mis propios términos se ha convertido en algo muy poderoso. Y ha inspirado a otros a compartir sus historias conmigo a cambio”.

“En cierto modo, soy afortunada de haber recibido este nuevo sentido de propósito. De creer en mi capacidad para construir una vida que me guste“, añade. “No quiero que esa parte de mi vida me defina. No quiero ser la niña del cartel de nada, pero sin duda me impulsó hacia adelante y me dio tal profundidad de experiencia de la que sacar provecho cuando escribo”.

Fue este “sentido de propósito” lo que impulsó a McKinnon a dedicarse a la música con más seriedad. Utilizando incluso su licenciatura en Bellas Artes, diseñando todas las ilustraciones del álbum y conceptualizando sus vídeos musicales. Su espíritu de bricolaje resonó entre sus fans en Internet, y creó un grupo de seguidores fieles que estaban entusiasmados por seguirla en su viaje.