Cabalgando con la ‘Bella Muerte’

En la reseña de Karmen, mencioné unos cuantos nombres de artistas españoles que han hecho las américas. Uno de los que me dejé en el tintero (de forma imperdonable) fue el de Emma Ríos, coautora de Bella Muerte.

Esta artista gallega lleva dando de qué hablar desde 2007, con influencias tanto del cómic francobelga como japonés. Siete años más tarde, fue nominada a dos premios Eisner (los Oscar de las viñetas, para entendernos): uno a mejor ilustradora y otro a mejor portadista. El segundo llegó a ganarlo, de hecho, en 2020.

Dichos reconocimientos le han llegado por su trabajo en la serie que nos ocupa. Preparaos a morder el polvo, pues estamos a punto de enfrentarnos a la muerte (y a su hija).

Bella Muerte
Bella Muerte

En el lejano oeste

Publicado a lo largo de 5 números entre octubre de 2013 y abril de 2014, y recogido en un solo tomo en mayo de ese mismo año, Bella Muerte (Pretty Deadly, en inglés) se convirtió en un éxito inmediato.

En él se cuenta una historia de inspiración mítica, con aires de cuento de tradición oral y de romance de ciego. Según esta, un hombre del oeste americano (en una época que bien podría situarse entre mediados y finales del siglo XIX) toma por esposa a una hermosa mujer. Receloso de las miradas de los demás hombres, la encierra en una torre. Ahí, su esposa se siente tan desgraciada que desea morir. Cuando la Muerte aparece, se prenda de ella, y de su amor nace una hija a la que llaman Ginny.

Décadas después, Fox, un vagabundo con los ojos vendados, campa de un pueblo a otro bajo el sol abrasador. Le acompaña Sissy, una niña pequeña que cuenta la historia de la hija de la Muerte a todo aquel que la quiera escuchar (a cambio de unos peniques).

En un momento determinado, un par de mujeres a caballo los empiezan a perseguir a través del desierto. Una de ellas, menuda y con las líneas de una calavera pintarrajeadas en la cara, busca vengarse de Fox por algún antiguo agravio. La otra, gigantesca y con el pelo blanco, tiene órdenes de matar a Sissy.

¿Quiénes son en realidad el ciego y la niña? ¿Y las dos jinetes?

A lomos de la Bella Muerte

La pequeña Sissy se ve envuelta en una historia que comenzó en el amanecer del tiempo.

La Muerte sueña con librarse de sus funciones, sumiendo a la humanidad en el caos. Para ello tendrá que acabar con su sustituta, una criatura nacida de la sangre derramada de mil muertes violentas y las lágrimas de una mujer sufriente.

A lo largo del cómic, nos encontramos con estos y otros personajes tales como Johnny, un buscavidas descarriado; Molly, un cuervo parlante; y las damas guardianas del paso entre dos mundos.

Bella Muerte
Bella Muerte

Bella Muerte es un derroche de imaginación, una historia compleja que nos engancha gracias a la sobresaliente aportación gráfica de Emma Ríos y, también, al magnetismo de los personajes. La relación entre Fox y Sissy, y el cariño que se profesan, es la guinda de un pastel que no tenía por qué ser más que una fantasía violenta (y violenta es un rato).

Esto se lo debemos a Kelly Sue DeConnick, su guionista. Conocida por sus trabajos en Marvel y DC, ha echado la puerta abajo con este cómic y su otra gran obra de autor: Bitch Planet.

Tampoco podemos dejar pasar la oportunidad de resaltar el trabajo de Jordie Bellaire, cuyo papel como colorista en Bella Muerte le granjeó dos premios Eisner.

El primer volumen de Bella Muerte (al igual que sus secuelas) han sido traducidas al castellano por la editorial Astiberri. El que nos ocupa va ya por su segunda edición, en cartoné, que puede conseguirse fácilmente en librerías.