Maria Rodés presenta ‘Fuimos los dos’, su esperado disco en solitario
Después de ocho discos, el talento de Maria Rodés ha quedado patente en numerosas ocasiones. Pero Fuimos Los Dos es un disco especial, y no tan sólo por ser el primero en solitario para Elefant Records (después de esa maravilla a medias con La Estrella de David titulado Contigo).
Estamos probablemente ante su trabajo más íntimo, en el que combina la canción de autor, el folklore latinoamericano y la experimentación sonora para expresar su visión sobre el final de las relaciones amorosas. Una absoluta delicia, en el que su maravillosa voz vuelve a bailar entre arreglos pequeños y delicados, exquisitos.
Fuimos Los Dos es un disco agridulce. Narra el final de una historia que se acaba durante el confinamiento, donde el encierro se presenta como una oportunidad para mirar de frente las carencias de una relación que se apaga: “este silencio lo tendremos que hablar” dice una de sus letras.
Las trece canciones que componen el álbum dan voz a ese silencio, desenredando presente y pasado, y transportándonos a otras rupturas enquistadas de la artista. Todas ellas fueron escritas durante el confinamiento, a modo de diario, de un tirón y sin apenas retoques, para no pensar demasiado y dejar pasar los días. Gracias a este reto que empezó como un juego, el de escribir una canción al día, la cantautora logra esquivar el perfeccionismo y dar con la frescura de las primeras ideas.
El álbum está producido mano a mano con Joel Condal, y cuenta además con las guitarras y el charango de Isabelle Laudenbach y Marina Tomás y con el chelo de Marta Roma, que tejen un manto de arreglos que se entrelazan y van envolviendo esta historia de ruptura de principio a fin.
Fuimos los dos: el disco más íntimo de Maria Rodés
Abre el disco la ensoñadora Recordarte, en la que Maria Rodés se arriesga a decir “te quiero” por primera vez. Así hace tributo a su adolescencia, a esa época en la que se atrevía a vivir el amor a pecho descubierto. Después de esta declaración de amor desacomplejada (“Si lo nuestro no va hacia ninguna parte / No me importa”), suena la contradictoria Prefiero No Decir Nada, en la que contrasta el alegre ritmo brasileño de las guitarras con una letra que ya nos deja entrever las fisuras de la pareja: “Sólo nos queda esperar / A que deje de brillar / Esta llama que se apaga / Este amor que se nos va”.
Algo Que Pudo Ser es un himno al dolce far niente a ritmo de reggae que desemboca, en la sesentera, Salgamos Juntos Al Jardín, una confesión del deseo por el amante ausente. Fuimos Los Dos, canción de sonoridad andina que da nombre al disco, nombra por primera vez la ruptura, una ruptura del pasado que se interpone en el presente con un estribillo estremecedor: “Y sí, fuimos los dos / No lo digas más / Ninguno vio el sol caer”. Y justo después Se Nos Fue La Luz cierra la cara A para dar paso a la parte oscura del álbum.
Soltar Las Armas, encargada de anunciar el principio del fin, nos habla del silencio, ese silencio que parece agrandarse en la intimidad de la pareja. Te Voy A Querer Igual describe la cotidianidad del día a día, pronosticando el tan temido abandono, con un final in crescendo a ritmo de chacarera que repite a modo de mantra la frase que da título a la canción.
Con el fin de la inocencia llega La Verdad, quizás el corte más íntimo del disco, en el que afloran el miedo y la desconfianza, arropados por un paisaje de entretejidos arreglos que parecen simbolizar las dudas de la cantante: “Yo no puedo saber / Si me mientes o es real / Cuando me dices te quiero”. Oasis surge en el corazón del desierto como un bálsamo en medio de la crisis, consuelo que Maria Rodés representa con el mar, símbolo de libertad al que se aferra encerrada en su pequeño apartamento de Madrid.
Maria Rodés y su Fuimos los dos nos abre la puerta a un nuevo comienzo
Finalmente llega la emocionante Ay Soledad (“Todos esos recuerdos / Que tu ausencia me da / Se convierten en sueños / Cuando la luz se va”), en la que la voz de Maria describe el sentimiento de soledad que nos queda tras la ruptura, acompañada por el paisaje sonoro de una ciudad vacía y abriendo paso a una sorprendente y experimental Siempre Es Domingo, que pone el foco en la repetición de los días. Para acabar, a modo de epílogo, Maria se despide con la irónica Madame Bovary: “Y es que jamás pensé / Que acabaría así / Como Madame Bovary / Pero en Madrid“.
Con Fuimos Los Dos, nos encontramos sin duda ante el trabajo más honesto, sencillo e íntimo de esta compositora y cantante barcelonesa. Maria Rodés habla consigo misma, duda, se pregunta, quiere creer y unas líneas después desconfía. Todas esas cavilaciones dan paso a un álbum inocente a la par que triste. Sin grandes artificios que distraigan del contenido.
Pero la tristeza suena diferente si se le añade una banda sonora alegre y escuchando el disco dudamos a ratos si llorar o sonreír. Pues el amor puede tener fecha de caducidad, pero su final siempre nos muestra una puerta abierta por la que adentrarnos en un nuevo comienzo.
Foto de portada de (c) Erika Prüfert.