22 de julio, la serie noruega del año

La serie 22 de julio, nos muestra de forma realista y detallada como la sociedad noruega vivió los atentados sufridos en Oslo y la isla de Utoya en 2011 el día que recuerda el título.

Veremos como la bomba que explotó en el centro de Oslo y la masacre de 69 jóvenes en un campamento de verano organizado por el partido socialista en la isla de Utoya, sacudió al país de forma inesperada y replanteando la línea de pensamiento que estaba cogiendo fuerza durante esos años.

Siempre se dijo que la sociedad noruega era idílica, sin fisuras. Su educación, sanidad y el resto de los servicios sociales eran y son un referente para cualquier país. Así como la ética y cultura de sus ciudadanos. Pero el germen de algo que ya llevaba años paseando por Europa, estaba creciendo en Noruega cada vez con más fuerza. El racismo y la xenofobia de una nueva extrema derecha. ¿Os suena?

Alexandra Gjerpen en 22 de julio en Filmin.
Alexandra Gjerpen en 22 de julio en Filmin.

El color de la piel

Desde los ojos de los periodistas Anine y Harald, interpretados magistralmente por Alexandra Gjerpen y Marius Lien, vemos lo que sucedió desde sus oficinas y la calle. También los acompañaremos en la investigación de por qué se hizo todo tan mal. Pero la serie nos solo nos muestra el punto de vista de los periodistas. Para ver el cuadro completo se necesitarán de otras interesantes miradas:

Desde dos inmigrantes etíopes sufriremos como el creciente racismo, que el atentado no hizo más que alimentar, salpica las calles de Oslo. Uno de ellos se encarga de la limpieza del área de urgencias del hospital que acogerá a los heridos de la masacre. Veremos como la relación hacía él cambia cuando se cree que el atentado fue islamista.

En ese mismo hospital trabaja la anestesista desde la que veremos como afectan los recientes recortes en sanidad a la extraordinaria situación de urgencia ocasionada por los actos del terrorista.

El dolor de los familiares de los 69 jóvenes asesinados en la isla lo descubriremos a través de la profesora de instituto de un alumno que perdió a su hermana en Utoya. La profesora intenta lidiar con la situación especial del alumno y la del resto de la clase evidenciando que faltó ayuda emocional y administrativa en ese sentido.

También nos da el punto de vista de un policía que reconoce la mala y lenta gestión de los cuerpos de seguridad en la matanza de la isla y la de un bloguero de ultraderecha que intenta excusar y evitar su culpa en lo sucedido cuando se descubre que el terrorista seguía su blog y que él fue quien alentó a Anders Breivik, un ultraderechista racista obsesionado con la existencia de una cercana guerra entre musulmanes contra los europeos blancos.

22 de julio en Filmin.

Los errores del sistema perfecto

Los creadores de esta cruda y sensacional serie son Sara Johnsen, de 50 años, coautora de la serie junto a Pål Sletaune. Ellos hicieron una exhaustiva investigación de lo sucedido en los días de la desgracia.

Entrevistaron a decenas de personas que sufrieron de alguna manera el atentado que se saldó con 77 víctimas mortales. No quisieron mostrar la violencia de los hechos sino las consecuencias. La sangre en urgencias, las radiografías, los efectos colaterales de la gente que de alguna manera ayudó en lo que estaba sucediendo.

La serie hace hincapié, critica y recuerda cómo se hicieron las cosas a nivel gubernamental. Subraya los errores de la operación policial y de la cúpula de la sanidad pública.

La serie, que podemos encontrar en Filmin, es excelente tanto a nivel técnico como artístico. Es dura, seca y deja que seas tú el que analices cómo pudo ocurrir algo así en un país tan ‘idílico’ y descubras el poder que tienen en la mente de muchos usuarios los mensajes que se dan en redes y muchos blogs, ya sea alentando a asaltar un capitolio o a mirar desde la cámara del ordenador de tu vecin@.

Otras dos destacables obras que hablan del mismo suceso, pero desde otros puntos de vista son, las estimables películas 22 de julio, de Paul Greengrass y Utoya. 22 de julio, de Erik Poppe.

¡Saludos Furiosos!