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‘After Midnight’: calentando motores para el Festival de Sitges 2020

Cuidado, no es una película de monstruos

La metáfora de lo invisible, así podría definirse este film de Jeremy Gardner que, tras debutar con la más que notable The Battery (2012), retorna ahora junto a Christian Stella, presentando una nueva propuesta en el cine de horror, dentro del subgénero de las películas de monstruos o criaturas. Al menos esto es lo que sugiere, pero todo esto ¿es realmente así? Destripemos algo de la trama.

En After Midnight, Hank (protagonizado por el propio Gardner), es dueño de un bar en un pequeño pueblo rural. Su vida da un giro radical cuando Brea Grant (A Ghost Story, 2017), Abby en la película, lo abandona sin explicación aparente. A partir de este momento comienza a aparecer la recurrente y cargante, a veces, metáfora del miedo a la soledad, del terror a lo desconocido y al vacío que deja la figura de Abby y la aparición ficticia de un monstruo invisible que llega todas las noches en la puerta de la casa Hank.

Su salud emocional comienza a deteriorarse lentamente mientras intenta convencer a sus amigos de que la criatura que lo vigila no es producto de su imaginación. A partir de aquí, tendrá que tratar de salvar, no sólo su relación, sino orientar su desorden emocional y dar claridad a sus sentimientos, así como apartar la incipiente locura que, poco a poco, se va apoderando de su mente.

After Midnight no es una película de horror al uso

After Midnight, con acierto, explora las emociones de los protagonistas de una forma clara y apabullante, y quizá esta es la gran virtud de esta película, que se aleja del género del horror. Inconmensurables los diálogos de nuestros protagonistas, sentados, delante de la puerta, donde todas las noches el “monstruo” de Hank, viene a visitarle.  

Es una película que desempeña su función y cumple con lo que busca, pero ojo, no esperéis una película de horror al uso, como indica su clasificación, ya que de ser así, quedarán desilusionados. No esperen sangre o sustos cada cierto tiempo. Tan solo pónganse cómodos y disfruten de una indagación personal muy lograda y un intento de rehacer una relación que parece abocada a la tragedia.

Perdonen mi insistencia, cuidado, pero After Midnight no es una película de monstruos.