8M: Barbara Peeters, la reina del cine de serie B

Si después de ver La Sustancia estás decepcionada de cómo la han tratado en los Oscars 2025 y te has quedado con ganas de más cine de serie B lleno de mutaciones, criaturas y crítica social encubierta, entonces es hora de conocer a Barbara Peeters.

Si te gustan las películas de moteras rebeldes, monstruos anfibios y heroínas que no necesitan ser rescatadas, Barbara Peeters es la directora de cine que te puede hacer feliz. Puede que su nombre no sea tan conocido como el de otros directores de la era dorada del cine exploitation, pero su trabajo dejó una huella profunda en un género donde los hombres eran quienes, tradicionalmente, manejaban el cotarro y ayudó a redefinir el género con una mirada diferente: menos testosterona gratuita y más personajes femeninos que tomaban las riendas de la historia.

Barbara Peeters.
Barbara Peeters.

Barbara Peeters, de maquilladora a directora: la escuela del cine independiente

Barbara Peeters empezó su carrera en la industria cinematográfica desde abajo, trabajando en diferentes roles de producción: maquilladora, script supervisor, directora de segunda unidad… Vamos, que aprendió el oficio metiendo las manos en la masa. Pero su verdadero debut como directora llegó en 1970 con The Dark Side of Tomorrow, una película de bajo presupuesto que exploraba la relación entre dos amas de casa aburridas con sus matrimonios. El proyecto, originalmente titulado Just the Two of Us, se rodó con la intención de atraer al público del cine erótico, pero Peeters, en lugar de quedarse en la superficie, dotó la historia de una sensibilidad poco habitual en ese tipo de películas.

Moteras, venganza y feminismo sin panfletos

En 1971 dirigió Bury Me an Angel, que, para sorpresa de muchos, no era la típica historia de moteros duros y mujeres como mero adorno. Aquí la protagonista es una mujer, interpretada por Dixie Peabody, que va en busca de venganza por la muerte de su hermano. Imagínate Easy Rider, pero con una antiheroína a la que nadie le dice qué hacer.

Póster de Bury Me an Angel.
Póster de Bury Me an Angel.

Lo que hace que Bury Me an Angel destaque no es solo su premisa de venganza, sino la manera en que Peeters dota a su protagonista de una psicología compleja. La película no es un simple desfile de violencia gratuita, sino un viaje emocional donde la protagonista lidia con la ira, la soledad y el sentido de justicia en un mundo que no está preparado para mujeres como ella.

Además, la película juega con los códigos del cine de explotación sin caer en sus trampas habituales: en lugar de convertir a su protagonista en un objeto de deseo o una víctima, Peeters la presenta como un personaje con sus propios impulsos y motivaciones, en una historia que mezcla road movie con western moderno.

A nivel visual, la película destaca por su estética cruda y su uso del paisaje como reflejo del estado emocional de la protagonista. Carreteras interminables, bares polvorientos y una atmósfera cargada de peligro acompañan a la heroína en su viaje, creando una sensación de aislamiento que la separa aún más de un mundo dominado por hombres.

Con este filme, Peeters se ganó un lugar en el cine exploitation y demostró que las mujeres también podían dirigir historias rudas sin necesidad de pedir permiso.

 Bury Me an Angel.
Bury Me an Angel.

Barbara Peeters: Roger Corman y la etapa en New World Pictures

Si hablamos de cine exploitation en los 70, el nombre de Roger Corman tiene que aparecer en la conversación. El legendario productor la fichó para dirigir varias películas bajo el sello de New World Pictures, donde trabajó en proyectos como Summer School Teachers (1974), una comedia con tintes feministas que seguía a tres profesoras enfrentándose a un instituto plagado de testosterona. Como siempre, Peeters encontraba la manera de dotar a sus historias de algo más que los clichés del género.

Pero su película más famosa, o al menos la más infame, llegó en 1980 con Humanoids from the Deep. Imagina monstruos salidos del agua con ganas de aparearse con mujeres humanas y un montón de gore. Pues sí, así de delirante suena. Peeters entregó una película que mezclaba horror y ciencia ficción, pero Corman no estaba del todo contento con el resultado. Decidió añadir más escenas de desnudos y violencia sexual sin su aprobación, lo que llevó a Peeters a distanciarse del filme. A pesar del conflicto, la película se convirtió en un clásico de culto.

Barbara Peeters: De los moteros al prime time televisivo

Después de su paso por el cine de serie B, Peeters se movió a la televisión, donde dirigió episodios de series como Remington Steele (1984) y Falcon Crest (1984-85). ¿Quién dijo que una directora de cine exploitation no podía triunfar en el prime time? Con esta transición, demostró su versatilidad y su capacidad para contar historias en cualquier formato.

En los años 90, fundó Silver Foxx Films, una productora dedicada a comerciales y documentales, alejándose un poco del cine narrativo pero sin perder la pasión por la creación audiovisual. Finalmente, en 2008, se mudó a Oregón, donde continuó desarrollando proyectos en un ambiente más relajado.

Barbara Peeters.
Barbara Peeters.

Barbara Peeters:  Un legado que sigue resonando

Barbara Peeters se adelantó a su tiempo en muchos aspectos. No solo dirigió películas de explotación con un enfoque diferente, sino que también abrió puertas para otras mujeres en una industria que, incluso hoy, sigue siendo dominada por hombres. Su mezcla de entretenimiento puro con personajes femeninos fuertes y una visión propia es algo que todavía resuena en la cultura pop.

Puede que su filmografía no sea enorme, pero cada una de sus películas lleva su sello: personajes femeninos con agencia propia, historias que desafiaban los estereotipos y una actitud irreverente hacia la norma. Si nunca has visto Bury Me an Angel o Humanoids from the Deep, ya tienes tarea para este fin de semana.

Así que la próxima vez que alguien te diga que el cine exploitation solo era cosa de hombres, recuerda el nombre de Barbara Peeters y diles que se pongan a ver su trabajo. No se arrepentirán.

Imagen de portada de Bury Me an Angel.