‘Capone’: ¿Tom Hardy en su peor película?

Soy fan de Tom Hardy, me encanta la vida de Al Capone y Josh Trank me sorprendió para bien en Chronicle (2012).

Capone: No todo lo que es oro brilla

Cuando me enteré de que después del desastre que hizo Josh Trank con Los 4 fantásticos (2015), por problemas de producción y divergencias creativas, iba a hacer una película pequeña, íntima y controlada cien por cien por él, me alegré muchísimo. Cuando, más tarde, me enteré de que iba a hablar de los últimos años de Al Capone y que la iba a protagonizar Tom Hardy, se me disparó el hype.

Quizá las expectativas eran muy altas, un actor del carisma y talento de Hardy, un personaje como Capone (maravilloso De Niro en Los Intocables (1987)) y dirigida por el talentoso director de Chronicle, (found footage del bueno, la mejor y más realista película de chicos con poderes). ¿Qué podía salir mal?

Una serie de catastróficas desdichas

Todo. Todo salió mal. En Capone (2020), nos encontramos con un Tom Hardy que no sabe cómo abordar el personaje. Hace un pésimo trabajo corporal para interpretar a un personaje enfermo. Se le nota perdido durante toda la película. Imagino que sin pretenderlo, Tom Hardy interpreta al peor Capone de todos los tiempos. Él sabía que el personaje era lo suficientemente goloso para que todos los ojos estuvieran sobre él, quizá no lo supo gestionar,  o le pudo la presión o que después de hacer la tontería que hizo con Venom (2018), está perdiendo facultades.

El equipo de maquillaje tampoco tuvo un buen día. La caracterización de Alfonso Capone, para una foto da el pego, pero en movimiento, es horrible, muy poco creíble y mal realizada.

La dirección de Josh Trank es televisiva, en el mal sentido, no pensando en The Wire. Fotografía pobre, escenarios, vestuario… Trank intenta hacer una película que se mueva entre un mundo onírico y el real, quiere que no distingamos entre las fantasías y sueños de un Capone demente y la verdad de su entorno. Decide hacerlo utilizando herramientas lynchianas, como un diseño sonoro muy parecido al de las obras de David Lynch y algunas escenas los suficientemente extrañas como para parecer una pesadilla. Pero Josh Trank no es Lynch, nadie es Lynch. Solo Lynch tiene la capacidad de rodar sueños o pesadillas. El resultado es un conjunto de decisiones mal tomadas.

El guion firmado por el propio Trank, juega a ser arriesgado, indie, autoral e incluso experimental y acaba resultando un texto pretencioso de alumno de tercero de la ESCAC.

No todo es malo en Capone, hay una escena protagonizada por una ametralladora Thompson de oro que hubiera hecho cambiar parte de mi opinión y el resultado final de la película. Por desgracia, esa escena fue un acto más de cobardía por parte de Trank.

Espero que Tom Hardy vuelva a hacer buenas películas y series (Taboo), pero creo que Josh Trank, después de Capone, lo tendrá mucho más difícil para que le dejen sentarse en la silla de director.

Si la habéis visto, decidme en comentarios qué os pareció, me gustará leer vuestra opinión.