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‘El otro tom’: ¿por qué el azul significa tristeza si el mar es de ese color?

El próximo viernes 9 de septiembre se estrena en salas el filme mexicano, El otro tom. El director Rodrigo Plá y y la directora Laura Santullo escriben y dirigen de nuevo como un tándem. Tanto la temática como los personajes protagonistas son soberbios. Sin embargo, el ritmo y construcción narrativa parecen perdidos en un laberinto en espiral.

El tema del TDHA (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) es tan controvertido como esencial. Otras películas como Mommy (Xavier Dolan, 2016) lo abordaron desde una perspectiva más cruda. Así como una etapa más compleja como es la adolescencia.

En el caso del último filme de Rodrigo Plá y Laura Santullo esto se enmarca en el personaje infantil de Tom, un niño que vive solo con su madre. Este tipo de esbozo de la maternidad que se entrecruza con la clase baja se vio perfectamente construida en películas como, la también mexicana, Los lobos (Samuel Kishi, 2019).

Dentro de esta misma atmósfera más intimista y reflexiva se encuadra el filme de El otro Tom. El esbozo de los personajes es sobresaliente. Generando un hermoso vínculo con la audiencia que termina empatizando tanto con la madre como con el hijo. El y la cineasta se alejan de cualquier crítica explícita o posicionamiento sobre el tema. Lo cual se convierte en una de las mayores virtudes del filme.

No obstante, los giros narrativos parecen enredarse conforme avanza la trama. Como si de un laberinto en espiral se tratara, los personajes dan vueltas en bucle sin llegar a ninguna parte. Aunque el objetivo principal de El otro Tom es radiografiar a los personajes y su psicología, los numerosos giros en el desarrollo del argumento hacen la película más tediosa de seguir.

Póster de El otro Tom.
Póster de El otro Tom.

El otro tom: Las múltiples maternidades y sus matices que emergen en pantalla

Gracias a las últimas tendencias audiovisuales, la audiencia ha podido encontrar múltiples retratos de la maternidad. Las mujeres que figuran como madres dejan de ser personajes planos y homogéneos. Y es que ser madre no viene con ningún manual, pero sí con un peso normativo sobre los hombros inmenso. Con culpas y funciones que deben ser tenidas en cuenta para no ser señalada como una “mala madre”.

Por suerte, este tipo de visiones empiezan a transgredirse. Es con películas como la inmensa Petite Maman (2021) de Céline Sciamma con las cuales esta imagen da un giro definitivo. Poniendo el foco en estos aspectos, así como cambiando de posición la cámara y los marcos.

En El otro Tom la perspectiva se centra en la empatía con los personajes protagonistas. No desde una mirada condescendiente o paternalista. Sino una mirada honesta y sin filtros. Que no esconde los errores de los personajes. Sino que son precisamente estas sombras las que aportan el contraste perfecto para dar forma a la madre y al hijo como personas. Personas completas, con emociones y caracteres genuinos que les hacen ser quienes son en el mundo. Para ello, es imprescindible reconocer el impecable trabajo de interpretación de Julia Chavez en su papel de la madre, Elena. Junto a Israel Rodríguez como su hijo Tom.

Julia Chávez e Israel Rodríguez en El otro tom.
Julia Chávez e Israel Rodríguez en El otro tom.

El otro Tom: el color azul es tristeza, el amarillo aburrimiento, y no puedes salir de la norma

Cuando los niños y niñas pintan y colorean, siempre ha habido una regla muy clara: el cielo es azul, y no puedes salirte de las líneas al colorear. Por otro lado, teniendo en cuenta la psicología cromática, el azul tiene la connotación de tristeza. Algo que queda perfectamente reflejado en películas infantiles como Inside Out (Pete Docter, 2015) o Soul (Pete Docter, 2020). ¿Qué ocurriría si a alguien el azul le recordara al mar y le transmitiera tranquilidad en lugar de tristeza?

Salirse de los marcos establecidos por la sociedad suele conllevar una discriminación o aislamiento social. El famoso cuento infantil Por cuatro esquinitas de nada de Jerome Ruillier dibuja este panorama a la perfección. La historia habla sobre un cuadrado que quiere ser amigo de los círculos. Estos, sin embargo, se encuentran dentro de una habitación cuya puerta es redonda. Lo que significa que el cuadrado, ¿no puede entrar? El cuadrado intenta encogerse, doblarse, pero aun así le es imposible entrar. Pero ¿qué ocurriría si en lugar de ser el círculo el que se adapte a la puerta, es la puerta la que se adapta para que el cuadrado pueda pasar?

La educación inclusiva habla de incluir a todo el mundo en un sistema que se pueda transformar. Para así poder ser el sistema el que se adapte a todas las necesidades, y no al contrario. Es por ello por lo que el diagnóstico de TDHA es un tema controvertido, así como difícil de abordar.

En el caso de El Otro Tom esto se hace de forma exquisita. Sin posicionamientos o críticas. Sino simplemente, dando a conocer de cerca un caso particular. Permitiendo que la audiencia se ponga en el lugar tanto de la madre como del hijo. Porque cada persona es única e irrepetible, y hay que tener en cuenta todos los casos para no excluir a nadie.

El otro tom.
El otro tom.

El TDHA y la maternidad, un cóctel agridulce donde la empatía funciona como aglomerante

La educación es una de las tareas más complejas. Tanto fuera como dentro del aula. Es por ello que aquellas personas que se salen de la norma, de lo que se considera “normal”, son corregidas. Aquella persona que se sale de la fila, y deja de ir en línea recta, debe volver a su posición. Porque al dejar de formar una fila, el sistema normativamente marcado se desestabiliza.

Se dice que figuras brillantes a lo largo de la historia como Albert Einstein, Agatha Christie o Pablo Picasso podrían ser personas con un diagnóstico actual de TDHA. ¿Y qué sería de nuestro presente sin su existencia? ¿qué hubiera ocurrido si a estas personas se les hubiera obligado a volver a la fila o colorear sin salirse de las líneas?

La película de Laura Santullo y Rodrigo Plá, El otro tom, nos traslada a una pequeña parcela donde transcurre una historia particular. Un pequeño fragmento de un mundo complejo donde ciertas personas no encajan en la norma. Y debido a eso, también están perdidas respecto a cómo actuar. Gracias a ello, la audiencia puede empatizar con los personajes protagonistas y reflexionar desde su perspectiva. Llegando a preguntarse incluso que, ¿por qué el azul debería significa tristeza si el mar es de ese color?