‘Ensayo sobre la ceguera’: una mirada a la más miserable humanidad

Seguramente el Ensayo sobre la ceguera de José Saramago es uno de esos libros que, por recomendación u obligación, has leído alguna vez en la vida.

En este libro, que muestra lo peor de la humanidad luego de una epidemia de ceguera. Saramago nos va mostrando hasta dónde puede llegar la miseria humana a través de raciones medidas de crueldad. Hecho que, en algunos casos, pueden hacer que los más sensibles aborrezcan su lectura.

Escenas como el intercambio de sexo por comida, que sufren las mujeres de la historia, nos hacen sentir asco y vergüenza de nuestra condición humana. Quizá porque sabemos que, aun cuando es ficticio en este caso, es una realidad que se vive día a día en nuestro entorno y hemos decidido ignorar.

José Saramago, autor de Ensayo sobre la ceguera. Documentos RNE.
José Saramago, autor de Ensayo sobre la ceguera. Documentos RNE.

A pesar de esto, debemos considerar Ensayo sobre la ceguera como un éxito. Pocos autores han sido capaces de retratar de manera tan exacta las miserias humanas. Y, en el proceso, hacer sentir tan incómodo a cada uno de sus lectores, que se identifican con alguno de los personajes sin nombre que se presentan.

Sí, sin nombre, probablemente ese sea una de las características que más hacen sentir incomodo a todo el que lee Ensayo sobre la ceguera (al menos en lo personal así fue). Creo que la razón es que si el personaje no tiene nombre puede ser cualquiera, puedes ser incluso tú.

De esta manera tu realidad puede reflejarse en “la chica de las gafas oscuras” o “el perro de las lágrimas”. Personajes que pueden hacerte ver una parte de tu ser que no conocías. Que, siendo totalmente honestos, quizás no estés preparado para ver.

Al final este libro es feo, cruel y triste, pero solo se percibe así porque muestra lo mezquino, miserable y vil que puede ser el comportamiento humano en todos los aspectos de su convivencia y existencia. Pero no todo está perdido. Saber lo mal que estamos puede ser un impulso para empezar a ser mejores. Porque al final todos estamos un poco ciegos. Podemos ver, pero no sabemos mirar.