‘La habitación enorme’, de e. e. cummings

La habitación enorme es la primera y única novela del poeta e. e. cummings. En ella, se ofrece un retrato singular de la Primera Guerra Mundial al vanguardista estilo de su autor.

Es el año 1918, y nos aproximamos a un campo de detención en Ferté-Macé, Normandía, custodiados por soldados franceses. ¿Nuestro crimen? Ser demasiado curiosos, quizá, y no resistirnos a echarle un vistazo a esta obra de librepensamiento y transgresión.

Pero es que no lo podemos remediar…

La habitación enorme.
La habitación enorme.

Tal vez fuera B.

Edward Estlin Cummings nació en Cambridge, Massachusetts, en 1894. Hijo de un renombrado pastor religioso, estudió en Harvard, y desde bien temprano mostró un talento destacado para la pintura y la poesía.

En 1914 estalló en Europa un conflicto que marcaría a una generación entera de artistas norteamericanos: la Generación Perdida. Como también hiciera John Dos Passos, por ejemplo, cummings (al que nos referiremos así, en minúscula, de este punto en adelante) ejerció como conductor de ambulancias en el frente francés durante la Primera Guerra Mundial.

Su espíritu crítico y carácter díscolo, sin embargo, le impidieron encajar en el sistema militar. También su amistad con un tal William Slater Brown (B., en la narración), otro perturbador del orden en un entorno en el que saltarse las normas de pensamiento y conducta no era una opción.

Brown critica abiertamente al ejército americano y francés en unas cartas que envía a casa mientras todavía estaba desarrollándose el conflicto. Cuando dichas cartas son confiscadas, su autor es detenido por sospechoso de traición. Acto seguido, cummings es interrogado a este respecto. La lealtad hacia su amigo (y su actitud irreverente en general) le hacen correr la misma suerte que él, por posible cómplice.

e. e. cummings 1938.
e. e. cummings, 1938.

La obra que sobrevivió

La habitación enorme es el recuento de los tres meses que pasan en el centro penitenciario Dépôt de Triage. El libro se redactó a posteriori, cuando el poeta se encontraba de vuelta en Estados Unidos, a modo de terapia. Pese a que esto sea cierto, no se trata de una tragedia, ni mucho menos. cummings afila su ingenio para describir la burocracia francesa y americana de por aquel entonces, así como las deplorables condiciones en las que se encontraban los prisioneros, con una gran carga de fantasía y sentido del humor.

El enorme espacio por el que deambulaban los convictos, parecido a un insalubre almacén de grano, se convierte en el escenario de todo tipo de estrafalarias situaciones protagonizadas por una serie de personajes no menos estridentes. La crudeza del relato no está reñida con la fecunda imaginación del escritor, ni con su deseo de hacer mofa de toda la miseria que se extiende a su alrededor.

Esto hace de la lectura de La habitación enorme una experiencia retorcidamente divertida, pese a las tragedias que describe. La guerra es la protagonista inevitable del libro. Como una entidad aparte. Maneja como a títeres a una serie de instituciones caducas, que se esfuerzan en vano por enmascarar de ideología sus valores interesados y obsoletos.

La habitación enorme es, también, una historia de hermandad al margen de las trincheras, un alegato antimilitar, a veces hasta sin quererlo. No en vano, Francis Scott Fitzgerald se refirió a ella como “el único libro superviviente escrito por un hombre joven en los años 20”, destacando su relevancia y honestidad.

En las trincheras de La Gran Guerra.
En las trincheras de La Gran Guerra.

Una curiosidad natural

e. e. cummings era un escritor peculiar. Dichas peculiaridades, que hicieron notoria su poesía, se dejan ver ya en este relato de juventud: la supresión intencionada de comas, el intercambio aparentemente aleatorio de mayúsculas y minúsculas, la sustitución de nombres comunes y propios por iniciales, la contracción de palabras, la abundancia de extranjerismos… etc.

Todos estos rasgos de la escritura vanguardista de Cummings (cercana al surrealismo poético) han sido conservadas en la bonita edición española de Nocturna Ediciones, publicada en octubre de 2019. Igualmente, esta versión conserva los dibujos del propio cummings que aderezan el relato, completando su ácida descripción de lugares y personajes.

La habitación enorme fue publicada en 1922 por Boni and Liveright. Desde entonces ha “sobrevivido” (respaldando la afirmación de Fitzgerald) a través de multitud de reediciones, destacando la de Liveright de 1978, la cual traslada fielmente el manuscrito original de cummings.