‘Foodie Love’: primera y única serie de Isabel Coixet
Llego un poco tarde a esto porque Foodie Love se estrenó en 2019 en HBO, pero qué te digo, así soy. Igualmente, merece la pena echar un ojo a esta ficción de la que no se ha oído hablar mucho y parece que ha pasado desapercibida para el gran público.
Los protagonistas son un chico y una chica sin nombre, Laia Costa y Guillermo Pfening. La trama es bastante sencilla. Se conocen a través de una aplicación de personas que aman la comida: foodies. Ellos son los que arman la historia por completo, sin mejores amigos, sin florituras ni apoyos. Hay otras apariciones, como Yolanda Ramos o Bob Pop, que hace un cameo absurdo y sin sentido a mi juicio, pero no hay personajes secundarios como tal, o no al menos que tengan mucho peso.
El amor de estos dos surge entre platos de comida. No es la típica serie. Hay que hacer hincapié en que Isabel Coixet es cineasta ante todo y eso se nota y mucho. La elegancia está por todos lados, en los planos, en los diálogos, en la música jazz que acompaña a los protagonistas y en las calles de Barcelona, Roma y Tokio.
Foodie Love: ¿Amor o tragedia?
Al principio estaba encantada, no es típico encontrar una ficción seriada con tantos silencios, tantos momentos reconfortantes y una dirección como esta. Pero pasan cosas raras. Especialmente en los primeros capítulos, los personajes tienen diálogos internos que podemos oír como espectadores. Algunos dan la sensación de que no están bien integrados y chirrían, no es necesario ser tan literal, es mejor dejar hablar a la imagen que poner las cosas en palabras todo el tiempo.
También se rompe la cuarta pared más o menos frecuentemente, con monólogos de los personajes, especialmente de él, hablando de lo preocupado que está por su relación con esta chica. Ella tiene un trauma en forma de novio japonés con el pelo kilométrico, del que no se conocen detalles hasta el mismísimo final de la serie.
Para mí, esto desluce la historia principal. Al final no se sabe bien si el argumento gira en torno a un nuevo amor o a los traumas románticos de la protagonista. Por que sí, yo también creía que ambos eran protagonistas, pero no, no, no, de eso nada.
El foco de Coixet
Hay mucha más información acerca de ella que de él, además, ella es el típico personaje femenino misterioso, encantador, infantil y desordenado, pero muy madura y con un punto sexi al mismo tiempo. En resumen: poco realista, pero muy atrayente para el personaje de Guillermo y para el público.
Él no hace más que estar preocupado todo el tiempo e ir detrás de ella, mientras esta le torea, le ignora y no le deja claros sus sentimientos porque tiene un trauma muy duro.
La elegancia, los diálogos potentes y las imágenes quedan en segundo plano debido a un final que aturde. Está claro que Isabel Coixet sabe manejar muy bien la cámara, pero creo que pierde el foco totalmente al final y pasa de narrar una historia de amor a una tragedia que ha tenido a la protagonista amargada durante toda la trama.