‘Fundación’ de Isaac Asimov: todo creyente es un radical

A sus 21 años Isaac Asimov, autor de Fundación, ya había sido y era muchas cosas. Había sido ruso de ascendencia judía – Isaak Yúdovich Ozímov- a su nacimiento en el pueblo de Petróvichi, en Smolenk. Dejó de serlo cuando obtuvo la nacionalidad estadounidense al trasladarse su familia a un pequeño apartamento en Brooklyn. Medrando con un negocio familiar en el que el pequeño y superdotado, Isaac devoraba las revistas científicas que llenaban el revistero de la pastelería.

El ser humano

Era licenciado en Bioquímica: su gusto por la ciencia y su temprana inteligencia le valieron el título muy pronto. Pasando posteriormente a ejercer como profesor de la misma, y a cursar otras dos titulaciones muy relacionadas con su carácter: Ciencias y Artes y Filosofía.

Y sin duda, era un ferviente admirador de la ingeniería y de la electrónica. Llegando a proponer una educación general sobre esta última. Equiparándola a la lectura y escritura, para no quedar analfabetos ante la cada vez más abundante integración de la tecnología en la mejora de la vida cotidiana.

Isaac Asimov. Fundación.
Isaac Asimov.

Fruto de esta obsesión son los relatos que pasan posteriormente a formar parte del universo de la saga Fundación como precuela histórica. Recogen la integración de los autómatas en la vida cotidiana, (algunos los consideran de entre los mejores conceptos de la saga), y su necesidad de una programación “ética” que salvaguarde la vida humana. Conocida como las famosas tres leyes de la robótica.

Es precisamente él quien acuña el término “robótica” para referirse a los autómatas humanoides o que sirven a los humanos con su fuerza de trabajo. Término proveniente, tomando prestado el término como ya es bien conocido del dramaturgo checo Karel Čapek, que inventó el concepto de “robot” en 1920 tomándolo de la forma robota (del término r´b del antiguo eslavo y que significa “esclavo” o bien del checo robota “trabajo”).

El escritor y lector

Era un escritor: su prolífica obra tanto científica como novelística y de ficción dejó como legado unos 500 volúmenes.

Un racionalista: combatía ardientemente todo asomo de superstición o pensamiento ajeno al orden lógico.

Era, en definitiva, un optimista ferviente, producto de sus circunstancias y de su época. Llegó a América como muchos huyendo del rabioso antisemitismo de la época, en busca de un futuro mejor, y lo consiguió.

Aprovechó la educación y medró gracias al esfuerzo y la inteligencia en un lugar que hablaba constantemente de futuro, de optimización, de la carrera espacial y del brillante futuro que podía aguardar a la Humanidad en otros planetas.

Y por último, sin duda, era un gran lector.

Devoró y fue coetáneo de los mejores escritores de ciencia-ficción: Heinlein, Arthur C. Clarke, Stanislaw Lem. Convivió con las grandes exposiciones mundiales que hablaban de las posibilidades y la brillantez del futuro. Los grandes avances tecnológicos que habría. La colonización de otros planetas, cuyo primer paso era el primer paso en la Luna.

Desglosando Fundación

Todas estas son las bases sobre las que se erige la idea y realización de Fundación. A los 21 años y recién terminada La Historia de la Decadencia y la Caída del Imperio Romano de Edward Gibbon propone a su editor en Astounding Science Fiction una serie de relatos cortos que traten sobre el ascenso y la caída de un gran Imperio Intergaláctico, dado que un libro se quedaría corto para tal cosa.

Al final, los relatos se recopilaron concretándose en ese libro, Fundación. Compuesto por los cuatro relatos cortos publicados en la revista y uno creado específicamente como introducción a estos.

  • Los psicohistoriadores  – Novela Corta – Publicado en 1951 como inicio del libro Fundación.
  • Los enciclopedistas – Relato – Publicado en Astounding en mayo de 1942 como Foundation.
  • Los alcaldes  – Relato – Publicado en junio de 1942 como Bridle and Saddle.
  • Los comerciantes  – Relato Corto – Publicado en agosto de 1944 como The Wedge.
  • Los príncipes comerciantes– Novela Corta – Publicado en octubre de 1944 como The Big and the Little

Es en el posterior/primer relato donde aparece por primera y casi única vez (aunque más adelante tendrá su resurrección ante sus seguidores como oráculo redivivo a través de hologramas) el científico matemático Hari “el Cuervo” Seldon (y es que sus predicciones les parecían un tanto agoreras a los compañeros que le pusieron el mote). Inventor de la disciplina científica que sirve de motor a la trama. De suma importancia en estas y todas las obras relacionadas posteriores: la Psicohistoria.

Las profecías de Seldon

En Fundación, como su mismo nombre indica, seguimos a través de esos cinco relatos como el bueno de Seldon inicia una serie de acontecimientos que habrán de evolucionar durante miles de años a través de la expansión y caída de un colosal imperio galáctico humano que ya llevaba siglos de campaña de colonización, y que cuando viene a intervenir Seldon está en pleno esplendor.

Pero cuando este desarrolla la técnica estadística de recopilación y predicción de datos matemáticos y sociológicos que viene a llamar Psicohistoria, descubre que debido a sus propios fallos internos, el Imperio inevitablemente decaerá. Que tras ello llegará una etapa de barbarie y decadencia del conocimiento humano que durará decenas de miles de años, hasta que un segundo Imperio se alce.

Horrorizado, prepara un plan de contingencia para que ese periodo se minimice lo más posible. Hasta unos escasos mil años. Su plan consiste en organizar a un grupo de intelectuales que operen determinados hechos repartiéndose por todo el Imperio a lo largo del tiempo: la Fundación.

Las predicciones de la psicohistoria parten de dos premisas fundamentales: la primera es que requieren un muestrario amplio de la población. Cuanto mayor más certeras. Es imposible determinar el comportamiento de un muestreo bajo. Por ejemplo, un solo individuo, que a efectos prácticos siempre será impredecible.

Cualquier dogma, basado primariamente en la fe y el sentimentalismo, es un arma peligrosa usada sobre los demás, puesto que es imposible garantizar que el arma nunca se vuelva contra el que la emplea.

Isaac Asimov, Fundación

Así, aunque las predicciones de Seldon a la postre y en sucesivos relatos se verá que parecen no fallar jamás -como ocurre con todos los buenos profetas- es una que deja en bastante incertidumbre a cada uno de los prosélitos que creen en ella.

Asimov afirmó en su momento haberse basado para esta idea en el comportamiento de las masas gaseosas, como buen bioquímico. Como observadores, nos es imposible saber cómo va a moverse una molécula individual de un gas, pero sí cómo se comportará una masa del gas con un alto nivel de precisión.

Otro requisito imprescindible parte de que los individuos no deben conocer masivamente los datos de lo que ocurrirá. Al poseer autoconciencia, dicho conocimiento alterará su comportamiento (después de ver como nos comportamos con el calentamiento global y la pérdida de los polos, no sé yo, pero en fin, si Asimov lo cree así…) y variará las predicciones en direcciones incontrolables y probablemente no deseadas.

Portadas de la trilogía de Fundación. Fundación, Fundación e imperio y Segunda Fundación.
Portadas de la trilogía de Fundación. Fundación, Fundación e imperio y Segunda Fundación.

Por tanto es imprescindible que la Fundación opere de forma encubierta y secreta. Sobre todo desde que los Emperadores de la Galaxia oyen rumores de las predicciones de Seldon. En lugar de tomarlas como una advertencia sobre algo que inevitablemente ocurrirá, se las toman como una amenaza que podrá pararse persiguiendo al “profeta” y a todos sus seguidores hasta silenciarlos por completo -tal vez os vaya sonando esta historia si habéis leído o visto Quo Vadis-.

De forma tan secreta y discreta viene a operar, que más adelante descubriremos que Seldon, que ha predicho acontecimientos muy adelante en el futuro, y los puntos crisis clave que acontecerán en ellos, temiendo que se pierda la primera Fundación y por tanto las posibilidades de la Humanidad, funda una segunda que opera independientemente de la primera y de la que esta no tiene ninguna idea.

Mezclándose más adelante los planes de ambas y creando confusión y recelo entre los miembros de ambas Fundaciones, al no saberse ya quien pertenece a qué.

Aunque todo está perfectamente planeado por Hari según parece… al menos hasta que surgen ciertos acontecimientos en forma de mutaciones naturales imprevisibles.

Fundación: desarrollo de la Saga

Pero esto ya pertenece a un largo ciclo de libros que continuaron todo este premiadísimo universo sci-fi creado por el señor Asimov. En concreto, entre 12 y 15 volúmenes, más relatos cortos posteriores ambientados en la saga. Se divide en tres arcos argumentales principales:

El ciclo de la Tierra o de los Robots, donde se enuncian por primera vez las famosas Tres Leyes de la Robótica.

La Trilogía del Imperio Galáctico, donde se narra la colonización humana de la Galaxia.

Y el Ciclo de la Fundación o de Trántor. Debido al formato de edición original y posterior reedición, se da el caso de que los primeros relatos, los de la Fundación en sí, terminan siendo los últimos cronológicamente hablando en el total de la Saga.

Sus temáticas de interés son inacabables, tanto a nivel histórico, tecnológico y científico, como a nivel ético, filosófico y humano.

Y es que esa es la marca de un buen relato de ciencia-ficción: ser capaz de reflejar y criticar no solo todas las probabilidades futuras, sino la esencia de como el ser humano llega a ellas. Cómo es en sí y/o como llega a ser lo que es, que lo define como tal. Porque actúa como lo hace. Sus fallas, sus posibles aciertos futuros.

La saga de Asimov es la más vendida a día de hoy en su género, sin perder fuelle por el tiempo transcurrido. La historia de Fundación obtuvo su propia serie de televisión a cargo de Apple TV.

Hablemos de Fe

Si hay algo que llama la atención tanto en Fundación como en el autor, a mi modo de ver, es su profundo y muy humano optimismo. Sus bases pueden estar, sin duda, asentadas en la época que le toco vivir, en su historia personal.

Así que, si algo era Asimov, era esto, probablemente: un humanista irredento con fe infinita en el potencial humano.

Asimov, y su obra, son fundamentalmente optimistas. Nos presentan una expansión de la sociedad humana a nivel galáctico. Una sociedad aún con sus fallas, en constante crecimiento, de la mano de la cultura y el conocimiento humanos; una mejora de las condiciones de vida cotidianas a través de la integración de la técnica, que hay que refinar hasta ser completamente amable con el ser humano, pues tiene sus peligros inherentes; y la posibilidad de solventar las fallas de la condición humana como la ambición, las tendencias violentas y barbáricas y la falta de amplitud ideológica en base al diálogo con el raciocinio.

Isaac Asimov. Fundación.
Isaac Asimov.

Es un firme creyente de las posibilidades del ser humano. Aunque esa creencia se defina en algo supuestamente medible y objetivo como la Ciencia, no deja de ser un optimismo desmesurado, una creencia imbuida desde su entorno. Fe, en definitiva. Una fe imbuida por su época y circunstancias de forma tan profunda como cualquier fe osmotizada durante la infancia.

El hombre puede pisar las estrellas. Puede doblegar a máquinas a su servicio. Puede calcular el futuro y eliminar las carencias y problemas. Evitar caer en la barbarie, en la irracionalidad, y llegar a su pleno potencial. Llama la atención como para preservar esa visión centrada en el potencial humano, al contrario que en otros relatos de ciencia ficción.

Pese a expandirse por el Universo, la presencia de la vida alienígena es tendente a cero. En el universo de Fundación, hay robots, clones y mutantes; pero no hay nada más allá del potencial humano.

El sueño de la Razón

La psicohistoria parece aproximarse a la religión cristiana en el Imperio Romano por su clandestinidad y persecución, y su obrar, en cierta forma, de milagros. Es normal, dado su origen.

Asimov nunca renuncio, pese a la escasa probabilidad de que esto ocurriese, a la idea de que la psicohistoria podía tener una base matemática y científica posible, si bien no probable.

Dentro del Universo de Fundación, estaba inserta la creencia incontrovertible de que la Ciencia podía salvar al ser humano del propio ser humano. De que el futuro era controlable y mejorable bajo el simple uso del raciocinio, y que una vez aparece este en forma de irrefutable teoría científica, pese a todos los baches que plantee el camino, la evolución humana es inevitable.

El supuesto racionalista, casi cartesiano- y con sus mismos peligros base, pues es peligroso ignorar el dominio de lo irracional en nosotros-, introduce una premisa científica que toma la forma de cualquier doctrina religiosa. Que parte de un uso de la fe incontrovertible, pero en la misma Ciencia.

Fundación, serie de Apple TV.
Fundación, serie de Apple TV.

Ignorando toda evidencia ajena a este dogma (como por ejemplo, que una persona puede conocer la verdad, sea científica o de otra índole, y actuar de forma egoista o absurda por pura comodidad animal. Como demasiado a menudo ocurre).

No deja de ser irónico, pero Fundación es, en esencia, un libro que introduce una disciplina científica que funciona como una religión. Que basa su efectividad en una Fe incontrovertible que eleva al creyente. Pero en este caso, ese dogma no es un dios, sino la fe en la ciencia. O en esencia, en la capacidad humana para escapar del error a través del raciocinio.

Algo parecido ocurrió con el concepto del marxismo, al que acusaron de ser tan dogmático y de ignorar problemas tan intrínsecos a su aplicación como cualquier religión, hasta el punto de ser la religión del ateo.

Es luminosa la esperanza de este hombre del renacimiento moderno, lo bastante inteligente y multidisciplinar como para ser capaz de aplicarse esos conceptos ideales, y dejarnos de legado múltiples términos y posibilidades futuras en las que pensar, revestidos de literatura de escapismo.

¿Por qué leer Fundación?

Fundación y su saga es uno de esos imprescindibles para todo amante de la literatura y del pensamiento humano. Además de estar tan pleno de vueltas de tuerca e intrigas como un Juego de Tronos cualquiera, deja el deseo de analizar que nos hace verdaderamente, seres humanos, o como avanzar como especie. Un regusto a esperanza al mirar las estrellas que siempre deja buen sabor de boca y que recomiendo a cualquier ávido lector o lectora, pensador/a, humanista o ser humano.

En definitiva, un libro hijo de su autor, que presuponía que usaríamos el conocimiento para construirnos, no para deconstruirnos. Aunque sea radical, no deja de ser un concepto digno de divulgación…y simplemente, la mejor saga de Sci-fi de todos los tiempos.