‘Luther Strode’, una trología manchada de sangre

Image Comics, allá por 2011, publicó la primera de las partes de una maravillosa y salvaje saga, El extraño talento de Luther Strode. Justin Jordan a las teclas y el arte de Tradd Moore, nos enseñaron como un nerd enclenque se puede convertir, siguiendo “El método Hércules” (un manual comprado por Internet), en un ser invulnerable de una fuerza sobrehumana. Con súper agilidad, la capacidad de conocer todos los movimientos de sus adversarios, hiper-musculado, cerca de un metro más alto que antes y más guapo.

Hasta ahí todo fantástico, eso es lo que Luther quería ser, un tipo que no temiera a nadie. Que las chicas se fijaran él. Un semental con el que desearan meterse en la cama, poder defenderse de cualquiera que se metiera con él.

En su instituto, lo comienza a comprobar, y le encanta sentirse así. Conoce a una chica muy rebelde e interesante llamada Petra y a partir de ahí todo se complica. Ambos se sumergirán en una aventura hiper-violenta al ser perseguidos por un tal “bibliotecario”.

En el primer enfrentamiento de Luther con el bibliotecario, este, le explica que pertenece a un culto de violencia compuesto por grandes figuras históricas desde hace siglos. Desde ese momento, la vida del joven Luther Strode cambiará y comenzará un viaje sangriento. Un viaje de lucha con personajes como Jack el destripador o Sansón. Siempre ayudado por su chica, Petra.

Así puede parecer, una mezcla de, Kick Ass con Invencible, y puede que lo sea. Entonces, ¿qué hace tan especial estas tres miniseries?

Trilogía Luther Strode, una experiencia que no olvidarás

La historia de Justin Jordan, no se se anda con chiquitas. Es directa, brutal. Te transporta a través de La leyenda de Luther Strode y El legado de Luther Strode, a un mundo propio que se aleja de los lugares comunes del comienzo de la historia. Un mundo propio en el que no nos dejará de sorprender. Los personajes están tan vivos que cambian y se modifican según lo vivido de una forma natural, inesperada y original.

Si a esta magnífica historia, desarrollada en 18 números desde 2011 hasta 2016, le sumamos el dibujo de Tradd Moore (no, no es familiar de Alan Moore), la experiencia, no la olvidaréis jamás. Moore, en la primera miniserie, tiene un trazo más anguloso, afilado como cuchillos, que le va genial a la historia, teniendo en cuenta la cantidad de cortes y despedazamientos que suceden. Demuestra que es un dibujante que ha nacido para dibujar acción, velocidad y movimientos. Demuestra también que hay un antes y un después en ver como compone las páginas para mostrar la violencia.

En el segundo arco argumental, evoluciona y hace posible lo imposible con composiciones de viñetas aún más arriesgadas y originales, y una exhibición de hasta dónde puede llegar con la incorporación de cientos de detalles en sus dibujos. Detalles como las figuras que compone la sangre al salir de un cuerpo, el aire alrededor de los personajes o los mil cachitos que diferencian un hueso entero a uno hecho añicos.

En el tercer arco argumental, Tradd Moore, es un autor. Un autor experimental, sus afilados trazos han dado paso a otros mucho más redondeados, a un juego de volúmenes, extraño, preciosista, psicodélico y de corte europeo. Yo, particularmente, prefiero al Moore de antes, pero tengo que reconocer que cuanto más veo su nueva forma de dibujar en El legado de Luther Strode o en nuevas obras como Black Silver Surfer, más me convence de que su evolución no tiene límites ni final.