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‘Malcolm & Marie’: un delicioso carrusel de emociones

Malcolm & Marie, la propuesta para Netflix de Sam Levinson, creador de Euphoria, es una barbaridad. Se estrenó el 5 de febrero para delicia de todos. Zendaya (que ya suena para el Oscar) y John David Washington se salen en la interpretación, siendo los únicos personajes que veremos en pantalla.

El punto de partida es sencillo. Un cineasta vuelve a casa con su pareja tras haber presentado su primera película. Ha sido un éxito. Pero, oh, error humano, no ha mencionado a su pareja en los agradecimientos.

Esto desata una vorágine entre los dos. Ella no puede creer que se haya basado en su vida para hacer su obra maestra (como la tildan los críticos) y que ni siquiera la haya mencionado en los agradecimientos.

 John David Washington y Zendaya en Malcom & Marie
John David Washington y Zendaya en Malcom & Marie.

Malcolm & Marie: delicadeza, elegancia y jazz

La película está hecha en blanco y negro. Esta es una de mis debilidades. Me encanta, me flipa, el blanco y negro. Creo que adhiere a las películas un halo de elegancia y misterio difícilmente alcanzable con el color.

Todo es acorde a esto, la música, los únicos dos personajes que vamos a ver durante casi dos horas de duración, los diálogos y el ritmo. Una charla entre dos personas extenuante para los personajes, para los actores y para el espectador.

Empiezan a surgir reproches, no solo por lo acontecido durante la noche, sino de esos que se guardan en un cajón y se sacan en momentos de guerra. Porque sí, es una batalla de egos, de personalidades, de piezas que deberían encajar, pero que a veces es imposible que lo hagan.

Esto se une a una fotografía igual de delicada, elegante y bella que muchos de los diálogos. Ante todo, Malcolm & Marie es una película articulada en torno a la conversación, aunque en ocasiones lo que Marie y Malcolm no se dicen pesa mucho más que lo que sí.

Tiene un ritmo brutal. Es una montaña rusa de emociones. Desde una actitud pasivo-agresiva, pasando por gritos, y hasta insultos, hasta momentos de verdadera pasión y calma que acaban diluidos en las palabras. En esos pensamientos que te asaltan de repente y a los que no puedes rehuir.

 John David Washington y Zendaya en Malcom & Marie
Estás increíbles. John David Washington y Zendaya en Malcom & Marie.

Malcolm & Marie: Una propuesta arriesgada

Es muy arriesgado hacer una película así y que salga bien. Muchos factores pueden llevarla al fracaso: que no se entiendan los diálogos, que no se transmita exactamente la emoción que se quiere transmitir, que los actores no estén a la altura, que se haga pesada o aburrida, o lo que es peor, que al espectador no le importe una mierda lo que está pasando en la pantalla. Pero no, eso no sucede. Es un acierto total.

Cansados y bombardeados como estamos de contenido fútil y sinsentido, de colorines y acción acelerada, de cliffhangers que nos hacen seguir viendo ese producto en lugar de los miles que se nos abren como opción para elegir de entre diez catálogos diferentes, Malcolm & Marie por fin habla de algo que nos importa, que nos llega y que nos hace identificarnos.

Es una ruta inmersiva en el interior de una pareja. Muestra el daño que pueden hacer las palabras, lo agotadora que resulta una discusión en estos términos y lo poco que importa todo cuando piensas que algo puede hacer clic en ese momento y mandarlo todo a la mierda. El miedo a perder, el orgullo, querer llevar la razón a toda costa, sin pensar en las consecuencias inmediatas. Hasta que llega el silencio, entonces ves lo que puedes perder.

Me ha hecho no querer dejar de ver los títulos de crédito. Querer que siguiera, querer ver los nombres de todo el equipo en ese fondo negro mientras suena la música y pienso en lo que acabo de ver. Malcolm & Marie me ha hecho querer venir al teclado, con los dedos encendidos, con urgencia y premura, para intentar transmitir una mínima parte de lo que me ha hecho sentir. Y supongo, que eso es un buen síntoma. Eso es lo que debería hacernos sentir el cine.