‘Mantícora’, de Carlos Vermut, la mejor película española del año
El Festival de Sitges proyectó la nueva película de Carlos Vermut y ocurrió lo inevitable, nos rendimos a ella. Ahora se estrena en cines y se espera que no deje indiferente a nadie.
Mantícora es desde ya una obra de culto. Una película única y original. El cine de Vermut tiene mucho de eso, hace películas únicas que no suelen recordar a ninguna otra. Eso puede resultar bueno… y malo. Bueno para los que deseamos sorprendernos y disfrutamos adentrándonos en los oscuros caminos que nos propone su director y malo para los que necesitan disfrutar de una película a partir de los recuerdos de otra.
Su nueva película es puro cine. Vivimos un momento en el que ya no se hace cine. Se hace contenido. Una película de cine cada vez se parece más a un vídeo corporativo a o a un spot. Se rueda mal y rápido. Sin pensar. Sin filtrar tus ideas. Sin análisis. Sin. Cine “Sin”. Carlos Vermut, en cambio, ha hecho lo contrario. Mantícora es una película de verdad.
Mantícora: Cuando el cine contaba historias
Mantícora está hecha a fuego lento, como la buena comida. En la generación del contenido basura, Vermut a rodado un cocido de los de toda la vida. De los que se hacen con tiempo, mimo, cariño y con los mejores ingredientes que puedas encontrar.
Cada uno de sus planos, no está por casualidad. Sus encuadres son preciosos, cargados de información, gusto y estilo. Su estilo. Lo mismo podemos decir de cada una de las palabras y silencios de su guion. El texto es redondo, funciona como un reloj suizo. Facilita el trabajo de los actores y nos conduce y reconduce en la historia a su antojo. Nos deja rendidos a su merced.
Mantícora es una película que nos deja respirar. Nos deja fijarnos en los detalles, entender por qué sus personajes hacen lo que hacen o no hacen lo que quieren hacer. No hay prisa. No hay ruido. Es de verdad. Tan de verdad como sus personajes.
La nueva película de Carlos Vermut es novedosa desde el oficio de su Julián, su protagonista. El maravilloso Nacho Sánchez no interpreta a un profe, poli, padre, parado, médico o fontanero. No. Se dedica a modelar criaturas de video juegos. Porque sí, hay otros oficios de los que nunca se hablan en el cine que también existen. Oficios del siglo XXI.
Así mismo, también hay otras personas con gustos y atracciones de las que nunca se hablan. Gustos que nos hacen no querer mirar hacia ese lugar. Que nos apetece pensar que no existen. En el caso de Julían: la pedofilia.
Carlos Vermut: “Ojalá hubiera más pedófilos y menos pederastas”
El mismo Carlos Vermut reconocía en la rueda de prensa de la presentación de la Mantícora que con esa frase, sin querer, nos había ofrecido un titular. Pero lejos de lo que se pudiera malinterpretar de esa afirmación fuera de contexto, lo que él quería decir es que quizá, si comenzamos a mirar hacia donde nunca miramos, a entender que los “monstruos” no siempre son malvados y tienen colmillos y cuernos, muchas de esas personas intentarían y se esforzarían en no dar un paso adelante hacia sus terribles impulsos.
Mantícora nos cuenta la historia de una persona imperfecta como todos nosotros. Una persona real, con secretos y particularidades que rechaza y que no le gustan. Una persona que comete errores, pero lucha por no cometerlos. Alguien tímido y con buenas intenciones. Un chico tan normal como por desgracia es el sentimiento que le atormenta. Como se dice en Mantícora “es difícil morir”, pero qué difícil es vivir cuando odias lo que sientes, lo que eres y lo que no comprendes de ti mismo.
Mantícora es cine. Mantícora es Carlos Vermut. Mantícora es verdad.
Saludos Furiosos.