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Sitges 2022: ‘La tour’, supervivencia extrema en un edificio marcado por la muerte

Guillaume Nicloux, presenta en Sitges, La tour, película de supervivencia fantástica a lo Cormac McCarthy mezclado con El rascacielos de James Graham Ballard.

Por cierto, no hace mucho, El rascacielos fue adaptada a cine por Ben Wheatley en la genial High Rise.

La tour es una película difícil de ver, no solo por lo que nos cuenta, sino por sus excesivos y confusos saltos temporales. Un recurso que debería ayudar a contar la historia se convierte en un motivo de desconexión de la película.

La tour comienza fuerte y sin preámbulos. Desde una premisa súper interesante que por desgracia nunca se desarrolla. La película nos muestra un enorme edificio en el que conviven vecinos de diferentes clases sociales, etnias y razas. Un día, los teléfonos y la televisión dejan de funcionar. Por la ventana solo se ve oscuridad. Se han dejado de ver el resto de torres que rodeaban el edificio.

Los vecinos, asustados, no comprenden qué ha podido ocurrir y de la peor manera posible, descubren que si intentan adentrarse en esa profunda oscuridad, acaban despedazados o desaparecen.

Se ven obligados a permanecer en el edificio y sobrevivir con los pocos recursos que tengan. Así durante años.

La tour.
La tour.

La Tour: lucha de clases, de razas y canibalismo

Aunque no queda muy claro quien protagoniza la película, Kylian Larmonie es la encargada de comenzar y finalizar el film. Aunque no siempre, es desde su mirada cuando somos testigos de las mayores atrocidades de la película. Ella es quien tiene el personaje de más peso y la que ofrece una interpretación más convincente.

Narrativamente, La tour, funciona como un compendio de técnicas y estrategias de supervivencia.

Por extraño que parezca, no hay nadie interesado en conocer el motivo que provoca esa negrura que lo ha invadido todo fuera del edificio. Esa oscuridad paranormal y mortal es la excusa para que veamos la destrucción de la sociedad. Al poco de vivir encerrados, los hombres deciden agruparse por clanes basados principalmente por el color de la piel y pensar en la guerra.

Los alimentos escasearán pronto y los animales domésticos serán sus cerdos y vacas. El canibalismo también aparecerá y los trueques sexuales serán algo común entre hombres o mujeres.

Las mujeres de La tour, tienen una participación pasiva en el conflicto. Se da una imagen de ellas débil, triste y extremadamente machista. Básicamente cumplen funciones de cuidadoras, madres y poco más. No hay ninguna que dirija ninguna de las facciones que se crean en el edificio. Las violan cuando quieren y no les hacen mucho caso. Ellas siempre necesitan de un hombre para estar bien y seguras. Es repugnante la visión que ofrecen del sexo femenino.

Hay un momento que parecen agruparse y revelarse, pero no consiguen nada.

La tour.
La tour.

Guillaume Nicloux y su torre de desgracias

Nicloux, nos muestra una mirada pesimista y oscura de una sociedad distópica destinada a morir. Una sociedad que consigue todo a la fuerza, gobernada por hombres y sin ningún tipo de interés en construir desde la colaboración.

Todo lo que aparece en la película es una desgracia. No hay luz. No hay esperanza.

La tour, está rodada desde ese lugar, desde la oscuridad. Desde la suciedad y la ruina. El edificio se descompone tan rápido como sus habitantes. La fotografía y música de la película acompaña el dolor de los personajes, no los subraya porque no es necesario.

A la película se le echa en falta más historia, más personajes y más descubrimiento. Es difícil empatizar con algo de lo que cuenta La tour. Todos lo hacen mal, todos se equivocan y se comportan como animales dominados por sus bajas pasiones. Llega un momento en el que te da igual lo que les ocurra a los personajes.

Sabes que no hay salida. Ni para ellos, ni para la película. Su desolación se contagia, se pega como el guirlache en los zapatos.

Puede que La tour sea demasiado oscura y desesperanzadora. Puede que sea demasiado real.

Saludos furiosos.