‘Relic’, el terror más sosegado

El simbolismo negociable y los lazos de familia

Sección Oficial Fantàstic del Sitges Film Festival. La historia real del proceso de creación de ‘Relic’ empieza bien y es que en el equipo de redacción de ‘Las Furias magazine’, nos va el morbo. Se trata de la ópera prima de, Natalie Erika James. Joven directora americana, que reconoce haberse inspirado en sus propias experiencias vitales junto a su abuela enferma de Alzheimer y fallecida poco antes del estreno de su película.

Un caldo de cultivo propicio para crear un film atractivo emocionalmente y realmente terrorífico.

Y si bien, Natalie, escoge hábilmente situaciones, escenarios y fotografía llenas de un gran simbolismo, el film no logra penetrar el umbral de nuestros miedos. La búsqueda del terror se pierde en una fascinante ambientación y una silenciosa casa llena de humedad y putrefacción, pero poco más.

La película se va dulcificando por momentos. Aletargada en un tiempo donde nuestras tres protagonistas femeninas deambulan por sus memorias queriendo contarnos una historia cargada de silencios y secretos. Pero, el film, es efectivo en cuanto a la historia, estremecedora, donde el trabajo de las actrices es clave para conseguir esta emoción.

Emily Mortimer y la joven Bella Heathcote están excelentes, pero es la veterana Robyn Nevin quien nos ofrece los mejores momentos. Lo consigue gracias a una presencia arrebatadora y llena de misterio, con su personaje, Edna, sometido a un progresivo deterioro mental y físico.

Emily Mortimer, Bella Heathcote y Robyn Nevin

‘Relic’: el deterioro frente al recuerdo

La película comienza con la desaparición deEdna, una anciana que vive sola en su casa de campo. Este acontecimiento hace que su hija Kay y su nieta Sam, regresen a la casa de su juventud. Y es en este momento cuando las tres personalidades bien definidas de las protagonistas nos presentan sus conflictos interiores y sus miedos, una lucha constante por saber cuidarse de las embestidas del tiempo y los recuerdos de un pasado.

El deterioro mental penetra en la vieja casa y se apodera de ella, humedades, moho, post en las paredes a modo de recuerdo de Edna para seguir recordando esas pequeñas cosas que siempre fueron importantes, frio, y ese crepitar del fuego, lento y armonioso. Un escenario dantesco a todas luces, pero exento de resuellos y falta de aire, sustos, y una acción más frenética y terrorífica.

Bella Heathcote en Relic de Natalie Erika James. Crédito a el photografo y ‘Courtesy of Sundance Institute.

No obstante, Natalie, consigue de una forma certera y precisa adornar la cinta con una portentosa recreación de la demencia, piedra angular del film y agobiarnos mínimamente, eso sí, en los pasillos interminables de la casa, símbolo del deterioro mental de Edna y el progresivo y errático silencio del Alzheimer.

En resumidas cuentas, un film que, si bien, reconforta en su amplio y maduro esquema visual y técnico, nos deja algo vacios en cuanto al impacto del miedo y la intriga que esperábamos de ella.

¡Nos va el miedo el miedo al extremo, queremos sentirlo! No podemos evitarlo.

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