‘También la lluvia’: un retrato de la desvalorización americana

También la lluvia, nos trae una visión bastante real del sufrimiento de los pueblos latinoamericanos a merced de grandes potencias. Actuales o pasadas. Que interpela nuestra realidad de la peor manera.

La película de la española Icíar Bollaín narra la historia de un director y un productor que viajan a Bolivia a filmar una película sobre la colonización de los españoles en América. Justo en medio de la llamada, Guerra del Agua, que azotó al país sudamericano en el año 2000.

Es así como dos realidades se juntan y logran mostrar un paralelismo entre lo que ocurrió hace más de 500 años y lo que pasa en la actualidad en muchos pueblos olvidados del continente americano.

Una película, protagonizada por Gael García Bernal y Luis Tosar, además, nos muestra el viaje interno que sufre “Costa”, el personaje protagonista. Que pasa de ser un desalmado productor de cine al que solo le importa terminar de filmar su película a quedar atrapado y totalmente identificado con la lucha social del pueblo boliviano.

Cartel de También la lluvia, de Iciar Bollaín.
Cartel de También la lluvia, de Iciar Bollaín.

También la lluvia : Un reflejo entre épocas iguales

Un cambio de paradigma mental que es probable que todo el que vea el filme experimente debido a la manera en que se desarrolla la historia. Un reflejo entre una época y otra que nos demuestra que la “evolución humana” no es más que un cambio en la manera de oprimir a los más débiles. Que los poderosos siempre van a tener la última palabra.

Es normal que las películas de Bollaín toquen temas sociales, sin embargo, en esta decide ir un poco más allá y nos regala no solo una película de corte social con una crítica medio ambiental implícita, también nos propone un viaje introspectivo hacia lo más profundo de nuestras convicciones y nos hace tomar partido por un bando u otro de manera casi obligada.

Una obra maestra que no hace más que conmovernos y generarnos preguntas incomodas, que nos hace darnos cuenta que muchas veces somos parte del problema y, sobre todo, que no somos conscientes de los privilegios que tenemos y que muchas veces damos por sentado.