‘TÁR’, Cate Blanchett interpreta uno de sus mejores papeles envuelta en un subtexto posfeminista que escuece

Este viernes 27 de enero se estrena en salas TÁR, protagonizada por Cate Blanchett, una de las películas nominada a los Premios Oscar con 6 menciones. El director y guionista Todd Field vuelve tras 16 años alejado del cine, narrando la historia de una directora de orquesta situada en lo más alto de las jerarquías de poder. Una mujer lesbiana que ni tan siquiera sabe qué es el 8M. Y que hará todo lo posible por mantenerse en la cima de la élite de la música clásica.

Póster de la película, TÁR.
Póster de la película, TÁR.

Lydia Tár es conocida internacionalmente como una de las mejores directoras de orquesta. Actualmente está ensayando su nueva sinfonía. Se halla inmersa en los trámites de selección de algunos miembros de su orquesta, así como en la preparación de la partitura, etc. Un arduo y sacrificado proceso que es particularmente duro en el mundo de la música. Las élites y las jerarquías son inevitables. Algo que su maestro bien le enseñó (junto a otros aspectos más, no tan afortunados, que ella también ha adquirido con el tiempo). Junto a ella, su pareja Sharon (y también violinista en su orquesta), y su hija Petra.

Con este argumento, el director Todd Field vuelve al cine con una bomba cinematográfica – en el buen y en el mal sentido, toda moneda tiene dos caras -. Nominada a 6 galardones en los Oscar 2023, entre ellos la merecida nominación a Mejor actriz para Cate Blanchett, así como la excelsa dirección de fotografía y montaje de Florian Hoffmeister y Monika Willi, respectivamente.

Respecto a la nominación a Mejor película, Mejor dirección y Mejor guion original, parece que el director finalmente ha encontrado su nicho de mercado. El posfeminismo. Este movimiento contemporáneo se considera una ola a contracorriente frente al feminismo, dado que afirma que la igualdad ya ha sido alcanzada y que, por lo tanto, la lucha feminista ya no es necesaria en ningún ámbito.

La última cinta de Todd Field es un ejemplo que claramente queda enmarcado en este movimiento. Reflexiona, desde su perspectiva condescendiente y paternalista, sobre los abusos de poder dentro del mundo de la música, sin tener en cuenta en ningún momento los privilegios por el género. Reflexiona también, desde una perspectiva muy moralista, sobre el hecho de juzgar o no a un director o compositor por su vida personal. Algo que bien recuerda a casos recientes como el de Johnny Deep, Plácido Domingo, Marlon Brando, Bertolucci… – entre muchos otros, desafortunadamente -.

Una sobresaliente pieza audiovisual, pero con un subtexto muy dañino, que trivializa el #MeToo, la diversidad de género y el acoso sexual. Como si no fuera un tipo de violencia de género. Como si los monstruos emergieran solo y exclusivamente de las esferas de poder.

Cate Blanchett es Lydia Tár en TÁR.
Cate Blanchett es Lydia Tár en TÁR.

TÁR: la tercera película de Todd Field, tras sus dos primeras cintas explícitamente misóginas

El director de cine Todd Field ha estado en la sombra durante 16 años. Su última película antes de TÁR fue Juegos secretos, en 2006. Muchos años después, vuelve a entrar de lleno en la Academia, algo que, viendo sus dos primeras películas, resulta bastante sorprendente.

Su ópera prima fue En la habitación (2001). Una película terrorífica, donde la mujer maltratada es la culpable indiscutible porque su exmarido, que es un maltratador, asesina a su actual pareja, el cual, además, es más joven que ella. Los protagonistas de la película, sin embargo, son los padres del joven asesinado. Ellos deben cargar con el dolor de haber perdido un hijo. Mientras, la culpan a ella del asesinato. Una trama vacía y aburrida, repleta de imágenes, declaraciones y un argumento completamente machista, donde la violencia de género evidente, ni siquiera es mencionada.

Posteriormente, más avanzado el siglo XXI, en 2006, estrena Juegos secretos con otra estrella de Hollywood como protagonista. En este caso, Kate Winslet. La actriz ha aparecido en múltiples películas de distinto calibre. Desde la menos acertada película de la maravillosa Jane Campion Holy smoke (1999), hasta la última aparición en el episodio de la serie feminista I am (Channel 4, 2022).

En Juegos secretos, Todd Field ya hace su primera incursión en el movimiento posfeminista con declaraciones donde la propia protagonista reclama la libertad sexual como principal aspecto del feminismo, definiendo la libertad sexual, con connotaciones un tanto cuestionables. Alrededor de eso, varias subtramas sobre abuso sexual infantil, fetiches sexuales, infidelidades y masculinidades muy frágiles. Un cóctel misógino muy agrio que dejó al director estancado hasta el presente.

Cate Blanchett en TÁR.
Cate Blanchett en TÁR.

TÁR: una Cate Blanchett brillante, nominada a Mejor Actriz Protagonista en los Premios Oscar 2023

Los personajes femeninos protagonistas en el mundo de la música clásica no son una novedad. Cuando se visiona TÁR es inevitable pensar en otras referencias como Cisne negro (2010) de Aronofsky, donde dos mujeres – también homosexuales -, compiten en un mundo tan terrible como es el ballet. Donde no existe la competición sana. Y todo termina por corromperse. Incluso las propias bailarinas. Esa hambre de poder, que termina por enfrentar siempre – que casualidad – a las mujeres entre ellas.

En el caso de TÁR encontramos algo parecido a lo que se le suma la jerarquía de poder que provoca un abuso de este por parte de Lydia. Esta, tiene una personalidad tan compleja como rica en matices, los cuales son perfectamente palpables gracias al impecable trabajo de la aclamada Cate Blanchett.

En Elizabeth (1998), Cate Blanchett fue nominada por primera vez a Mejor actriz por la Academia. Posteriormente, ganó como actriz de reparto en El aviador (2004). Este año, vuelve a recibir una nominación, por su papel como Lydia Tár. Una merecidísima nominación que ocupa todas las quinielas para ser la ganadora. Algo que ya consiguió en el Festival de Venecia.

Su interpretación de Cate Blanchett está perfectamente medida. Su mesura a la hora de llevar a cabo cada gesto es impecable. Y, sobre todo, su evolución narrativa, es excelsa. Un personaje que va oscilando conforme la situación lo requiere, cuyo rostro va mutando cuando todo empieza a derrumbarse bajo sus pies. Un personaje que, definitivamente, estaba hecho para la actriz estadounidense. Algo que el propio director ha declarado.

Junto a ella, también es imprescindible destacar los papeles de su pareja Sharon, interpretada por Nina Hoss. Olga Metkina, encarnada por la actriz y también música Sophie Kauer. Y finalmente, la ya popular Noémie Merlant, amada por la crítica tras su brillante actuación en Retrato de una mujer en llamas (Celine Sciamma).

Nina Hoss es Sharon en TÁR.
Nina Hoss es Sharon en TÁR.

TÁR, el regalo cinematográfico envenenado de la era posfeminista

Ni todas las mujeres son feministas, ni todos los hombres son machistas. Eso es un hecho irrefutable. Pero en la actualidad en la que nos encontramos, donde todavía quedan muchísimos pasos por dar en la representación de las mujeres en el cine, esta película es tan desacertada como intencional. Constantemente durante la cinta, la protagonista habla sobre la intención del compositor o compositora. ¿Cuál es la intención de la persona que compone la música? Ahí reside la importancia a la hora de dirigir. Hay que encontrar cuál es el objetivo. Y es entonces cuando todo fluye con naturalidad.

Del mismo modo nos preguntamos, ¿cuál es la intención del director Todd Field en este retrato? ¿Es realmente una crítica a los abusos de poder y los abusos sexuales dentro del sistema? ¿Y en particular del mundo de la música? O, por el contrario, ¿pone rostro de mujer al monstruo que durante años ha perseguido a las mujeres en todos los sectores profesionales? El posfeminismo, tal y como se ha explicado antes, afirma que la igualdad ya se ha alcanzado en la sociedad. Y cintas como TÁR no son más que una pieza más en este desafortunado juego.

Hay algo que es imprescindible recordar. Los hombres que han abusado de su poder en las élites han aprovechado su posición de poder, sí. Pero, esto está inevitablemente vinculado a su privilegio por el género. La interseccionalidad parece seguir cayendo en el olvido. Y sin ella, todo lo que se construye termina por tener un subtexto que hace un flaco favor al movimiento feminista.

El paternalismo de Todd Field, al igual que su forma de banalizar los abusos sexuales hacia las mujeres en la industria, es el caballo de Troya de TÁR. Una película galardonada y nominada incluso a Mejor Película por la Academia, con una interpretación de Cate Blanchett incuestionablemente sublime que supongo que, nunca, será cuestionada por su dañino subtexto.

Es curioso que la propia Cate Blanchett terminara la magnífica serie Mrs. America (FX Network, 2020), pelando patatas en homenaje a la inconmensurable película de Chantal Akerman Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles. Su personaje en la miniserie, Phyllis Schlafly es una de las mujeres más relevante en la historia del movimiento feminista en Estados Unidos por ser una de las opositoras más férreas a este y a la “Enmienda de Igualdad de Derechos”, pero que termina en una escena que sugiere que, realmente ella también necesita que luchen por sus derechos porque sigue siendo una mujer oprimida. Una conversación cinematográfica entre obras que resulta un tanto irónica ante la reciente TÁR.

Las mujeres protagonistas lesbianas, suelen ser protagonistas por su orientación sexual. Véase por ejemplo Carol, de la misma Cate Blanchett. Aunque por supuesto siempre haya excepciones, como es la joya de David Lynch Mulholland Drive (2001), entre otras. Sin embargo, qué desafortunado es encontrar un personaje femenino homosexual tan potente, pero tan mal orientado para simplemente convertirla en ese hombre que durante años ha sido el protagonista de miles de escenas de acoso. Las cuales nunca fueron vistas como tal. Y es que incluso Marlon Brandon es sutilmente nombrado. Al igual que Plácido Domingo. Desde un lugar que escuece. Porque las heridas, están todavía demasiado recientes. Y la lucha feminista, todavía no es cosa del pasado.