Triángulo equilátero (Thomas Vinterberg, Dag Johan Haugerud y el cine nórdico)

Retrato de una impaciencia

Impaciencia, sí, como lo leen, esta es la sensación que me genera el divisar en un horizonte no muy lejano. La nueva película del gran director danés Thomas Vinterberg, Druk (2020) (Selección Festival de Cannes) aunque, internacionalmente, la cinta se conocerá como Another Round (Otra ronda). Y se estrenará a principio de 2021.

Tendremos que esperar, por tanto, al mes de septiembre, como avance, para encontrar reseñas, opiniones y críticas sobre el tan esperado nuevo film de Vinterberg, uno de los cofundadores del movimiento cinematográfico Dogma95. Actualmente lejos de aquellas reglas prefijadas. Mientras tanto, para calmar esa impaciencia, démonos de nuevo el gustazo de visionar sus anteriores creaciones.

Y es aquí donde mi imaginación se pregunta: ¿Cómo formar un triángulo equilátero con tres lados iguales? fácil, simplemente, calmando la impaciencia de la que antes hablaba, con el visionado de La caza (2012) y, por inercia y cosas de mi voracidad cinéfila, llegar a la última producción del director noruego Dag Johan Haugerud, y, tras este gran descubrimiento, darse cuenta de la belleza incomparable del cine nórdico.

La belleza del cine nórdico

Porque todo cuadra, nada destroza tal unión y todo se acopla sin ningún fallo de cuenteo. Las matemáticas son exactas y metódicas, como lo es el cine nórdico y, por supuesto, Cuidado con los niños (2020), un retrato concienzudo y metódico de la mente humana, collage de tramas milimétricamente ensambladas, donde se expone una peligrosa indagación de la culpa, la condena y las dificultades de la comunicación. Considerada por la crítica, la mejor película humanista noruega jamás hecha, siendo seleccionada en el Festival de Cine de Venecia y ganadora en el Festival de Goteborg (2020). No pretendo destripar nada, se hace necesario que vosotros seáis testigos de todo, háganme caso, esto solo es una reseña.

Y es que el cine nórdico, además de muchas otras cosas es, principalmente satisfacción y excitación, sobriedad y, ante todo, fuerza, con esa gran virtud innata de saber transformarse en el tiempo. Pero no es momento ahora de hablar de ello, eso sí, prometo sumergiros en tan excelso y sugestivo cine, dentro de poco. Créanme, el viaje merecerá la pena.