· ·

‘La hermanastra fea’ gana Sitges 2025 y convierte el body horror en manifiesto feminista

El Festival de Sitges 2025 se despide premiando La hermanastra fea, una parábola de carne y bisturí que dinamita el mito de la belleza. El cine fantástico se desangra, se libera y demuestra, una vez más, que su mejor espejo sigue siendo el cuerpo humano. Aquí un resumen del palmarés de Sitges 2025:

La hermanastra fea y el fin del cuento de hadas

En el auditorio del Meliá, la ovación no suena triunfal, suena inquieta. La protagonista de La hermanastra fea no calza un zapato de cristal: lo rompe.

La directora noruega Emilie Blichfeldt se lleva el premio a Mejor Película por un debut feroz y melancólico que reescribe Cenicienta como pesadilla posmoderna. Su heroína, obsesionada con alcanzar la perfección física, se somete a una cadena de transformaciones que borran la frontera entre deseo, violencia y autoaniquilación.

No hay moraleja sino bisturí. Blichfeldt no filma para moralizar, sino para mostrar el horror cotidiano de mirarse al espejo en un mundo que confunde belleza con valor. El público aplaude, pero con una punzada en el estómago: La hermanastra fea no busca gustar, busca dejar cicatriz.

El triunfo tiene un peso simbólico enorme. Una directora emergente lleva el body horror, territorio históricamente masculino, hacia un lugar político, íntimo y abiertamente feminista. La película dialoga con una genealogía de creadoras que también convirtieron la carne en territorio de resistencia: desde Julia Ducournau y su Titane, que hizo del metal y la piel una declaración de identidad, hasta Jennifer Kent con The Babadook, donde la maternidad se deforma en monstruo, o Rose Glass con Saint Maud, que exploraba la obsesión religiosa como autodestrucción corporal.

Pero Blichfeldt lleva esa conversación un paso más allá. No busca redimir el cuerpo, sino celebrar su desobediencia. Su protagonista no teme mutar, teme quedarse quieta. En ese sentido, La hermanastra fea comparte ADN con el cine de Claire Denis (Trouble Every Day), con los delirios góticos de Karen Lam o con las esculturas de carne de Marina de Van, todas ellas mujeres que han entendido que el cuerpo no es una cárcel, sino una revolución que sangra.

Park Chan-wook y Obsession: el deseo como campo de batalla

En otro extremo del espectro emocional, Park Chan-wook recoge el premio a Mejor Dirección por No Other Choice, una sátira elegante sobre el coste del éxito y la violencia que late bajo las decisiones cotidianas. El coreano filma como si cada encuadre fuese una herida abierta: estética y crueldad se confunden, recordando que el deseo, cuando se somete a la moral o al poder, siempre sangra.

El Premio Especial ex aequo une dos visiones del exceso: The Furious, del japonés Kenji Tanigaki, despliega un ballet de artes marciales donde cada golpe busca redención, y Obsession, del británico Curry Barker, se atreve a preguntar algo tan incómodo como universal: ¿hasta dónde llegarías para que te quisieran?

Lo que empieza como un juego romántico acaba oliendo a formol. Obsession cuenta la historia de un chico que consigue lo que siempre había deseado: que su amor secreto lo ame de vuelta. Pero el hechizo (emocional o literal, poco importa) convierte esa fantasía en un experimento fallido.

Niki, interpretada por Inde Navarrette, pasa de ser objeto de deseo a fuerza de destrucción. Su transformación, a medio camino entre el embrujo y la pérdida de humanidad, revela la fragilidad de un vínculo construido sobre la obsesión.

Barker filma esta deriva con un tono inclasificable, oscilando entre la comedia negra y el terror romántico. Hay humor, sí, pero del tipo que incomoda: risas que se congelan cuando la situación se vuelve imposible de sostener. El guion juega con lo absurdo y lo grotesco, retratando el amor como un acto de fe… o de ceguera. El protagonista masculino, incapaz de abandonar el delirio, representa esa pulsión tan contemporánea de confundir insistencia con amor, control con cariño.

Obsession.
Obsession.

El resultado es hipnótico y enfermizo. Obsession parece una rom-com escrita por un demonio aburrido: brillante, inquietante y tan autoconsciente que roza la tragedia. Por eso el Premio del Público no sorprende. Es una película que no busca el susto, sino el desasosiego, y lo consigue con precisión quirúrgica.

Si La hermanastra fea habla de la tiranía de la belleza, Obsession es su reverso perverso: el deseo convertido en jaula, el reflejo que sonríe justo antes de devorarte.

Sitges 2025: cuerpos en crisis: intérpretes, guion y textura visual

La Mejor Actriz es Rose Byrne, absolutamente desbordante en If I Had Legs I’d Kick You (Si tuviera piernas te daría una patada), una tragicomedia producida por A24 sobre maternidad, trauma y el agotamiento emocional de sostenerlo todo. Byrne desarma al público a base de humor negro y ternura rabiosa.

El Mejor Actor recae en el elenco masculino de The Plague, el intenso thriller psicológico de Charlie Polinger, ambientado en un campamento de waterpolo donde un adolescente introvertido y un grupo de chicos crueles convierten la masculinidad en epidemia. The Plague es Lord of the Flies sumergido en cloro y ansiedad; el premio colectivo tiene sentido: nadie brilla solo en esa colmena de tensión.

El Mejor Guion va para Ratchapoom Boonbunchachoke por Un fantasma útil, una fábula tailandesa sobre la memoria política y los espectros del capitalismo.

La Mejor Fotografía, para Diego Tenorio en La virgen de la tosquera, ilumina el barro y el deseo con la mística de un cuadro de Caravaggio. Y los Mejores Efectos Especiales reconocen el trabajo de Tenille Shockey y François Dagenais en Honey Bunch, un experimento biológico sobre la maternidad que mezcla prótesis, fluidos y poesía corporal.

Rose Byrne en If I Had Legs I’d Kick You.
Rose Byrne en If I Had Legs I’d Kick You.

El regreso de lo físico: un Sitges más humano que nunca

Durante diez días, Sitges ha sido una sinapsis colectiva: colas infinitas, debates en la playa y la sensación de que el fantástico, una vez más, es el único género que se atreve a mirar de frente la incomodidad.

Este año, más que monstruos, ha habido cuerpos vulnerables. La carne como metáfora de identidad, enfermedad, deseo, clase y trauma.

Desde La hermanastra fea hasta Honey Bunch, todo el festival parece haber girado en torno a la misma pregunta: ¿qué significa habitar un cuerpo hoy? La respuesta, en clave Furiosa, podría ser esta: dolor, placer y política.

El cierre de esta edición deja una certeza: el cine fantástico está más vivo, más político y más femenino que nunca. La hermanastra fea no solo ha ganado por impacto o estética, sino porque articula una verdad incómoda: la belleza mata, pero el cuerpo resiste.

El linaje que abre Emilie Blichfeldt no es nuevo, pero sí más visible que nunca. Detrás de su bisturí laten los impulsos de Julia Ducournau, Karen Kusama, Marina de Van, Rose Glass o Claire Denis, todas ellas autoras que han usado el horror para hablar de deseo, autodestrucción y redención a través de la carne. Blichfeldt recoge esa herencia y la subvierte: su heroína no busca curarse, sino reclamarse. En un mundo que exige pureza y docilidad, su monstruo es la única que se atreve a mirarse sin filtros.

Honey Bunch.
Honey Bunch.

Sitges 2025 como espejo: el cuerpo no miente

Sitges 2025 ha confirmado que el miedo ya no tiene género ni rostro, tiene piel. Que el terror más auténtico es el que nos enfrenta con nosotros mismos. En los pasillos del Meliá, agotada, feliz, con las piernas hechas polvo escucho a los asistentes repetir lo mismo: “Este Sitges ha sido brutal, incómodo, necesario”.

Y lo ha sido. Porque en un mundo que todavía exige cuerpos dóciles, ver a una película reivindicar la fealdad como forma de libertad se siente casi revolucionario.

Cuando el público abandona el auditorio y el Mediterráneo refleja las luces del festival, queda flotando una frase que podría servir de epitafio para esta edición: “El cuerpo no miente. Solo espera que por fin alguien lo escuche.”

Con este resumen del palmarés de Festival de Sitges de 2025, me despido hasta el año que viene. Espero que lo hayáis disfrutado.

¡Saludos furiosos!

PALMARÉS SITGES 2025

Mejor película: La hermanastra fea, de Emilie Blichfeldt

Premio Especial del Jurado: The Furious, de Kenji Tanigaki, y Obsession, de Curry Barker (ex aequo)

Mejor dirección: Park Chan-wook, por No Other Choice

Mejor actriz: Rose Byrne, por Si pudiera, te daría una patada

Mejor actor: Reparto de The Plague

Mejor guion: Ratchapoom Boonbunchachoke, por Un fantasma útil

Mejor fotografía: Diego Tenorio, por La virgen de la tosquera

Mejor música: Yasutaka Nakata y Shohei Amimori, por Exit 8

Mejores efectos especiales: Tenille Shockey y François Dagenais, por Honey Bunch

Noves Visions – Mejor largometraje: Lesbian Space Princess, de Emma Hough Hobbs y Leela Varghese, y The True Beauty of Being Bitten by a Tick, de Pete Ohs (ex aequo)

Noves Visions – Mejor dirección: A Grand Mockery, de Adam C. Briggs y Sam Dixon, y Transcending Dimensions, de Toshiaki Toyoda (ex aequo)

Noves Visions – Mejor cortometraje: Monstruo Obscura, de Hong Seung-gi

Blood Window – Mejor película: No dejes a los niños solos, de Emilio Portes

Òrbita – Mejor película: The Forbidden City (La città proibita), de Gabriele Mainetti

Méliès d’Or – Mejor largometraje europeo fantástico: Mr. K, de Tallulah H. Schwab

Méliès d’Or – Mejor cortometraje europeo fantástico: Don’t Be Afraid, de Mats Udd

Méliès d’Argent – Mejor largometraje: Feels Like Home, de Gábor Holtai

Méliès d’Argent – Mejor cortometraje: El fantasma de la quinta, de James A. Castillo

Anima’t – Mejor largometraje: Lesbian Space Princess, de Emma Hough Hobbs y Leela Varghese

Anima’t – Mejor cortometraje: Luz diabla, de Gervasio Canda, Paula Boffo y Patricio Plaza

Brigadoon Paul Naschy – Mejor cortometraje: Floor, de Jo Bareun

Premio de la Crítica José Luis Guarner: La vida de Chuck, de Mike Flanagan, y Reflection on a Dead Diamond, de Hélène Cattet y Bruno Forzani (ex aequo)

Premio Citizen Kane a director revelación: Ratchapoom Boonbunchachoke, por Un fantasma útil

Premio de la Crítica al mejor cortometraje: The Man That I Wave At, de Ben S. Hyland

Premio Carnet Joven a la mejor película (SOFC): Obsession, de Curry Barker

Premio Carnet Joven Sitges Documenta: Endless Cookie, de Peter y Seth Scriver

Premio SGAE Nueva Autoría – Mejor dirección: Fran Moreno Blanco y Santi Pujol, por Furia

Premio SGAE Nueva Autoría – Mejor guion: Furia, de Fran Moreno Blanco y Santi Pujol

Premio SGAE Nueva Autoría – Mejor música original: Sergio Rojas, por Matcha

Premio del Público: Obsession, de Curry Barker