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‘Cosmética del enemigo’, cuando los fantasmas están en tu interior

Ese otro yo. Nuestra segunda cara. Nuestro doppelgänger, el doble fantasmagórico que todos tenemos, en mayor o menor medida. Ese que está ahí, agazapado en nuestro interior, es el que se despliega con una fuerza tsunámica en el thriller Cosmética del enemigo (A Perfect Enemy, 2020) del director catalán Kike Maíllo.

Basada en la novela homónima de Amélie Nothomb, esta película es un laberinto bien armado que nos conduce, con una maravillosa sutileza, pero con firmeza en el trazo, hacia una realidad atrapada por mucho tiempo, estancada y que lucha por salir a la luz. Y vaya si acaba saliendo…

Decía Amélie Nothomb en Cosmétique de l’ennemi (otoño de 2001), novela que agotó en la primera semana una tirada de 150.000 ejemplares que: el enemigo es aquel que, desde el interior, destruye lo que merece la pena. Es el que te muestra la decrepitud contenida en cada realidad (…). Aquel que te hará sentir asco de ti mismo. Es ese enemigo interior, el que recoge todo lo que no muestras, los impulsos más inconfesables y los deseos más vergonzantes el que esculpe con maestría el director Kike Maíllo en la adaptación al cine de la novela de Nothomb. La he visto en el Festival de Cine de Sitges. Y me ha gustado. Mucho.

Jeremiasz Angust y Texel Textor. Un macabro juego de roles

Con algunas licencias respecto a la obra de Nothomb que no son determinantes, sino que, a mi parecer, enriquecen el resultado final, la película Cosmética del enemigo (A Perfect Enemy, 2020) de Kike Maíllo es un auténtico duelo de personajes desde el principio. El ritmo de la cinta es frenético y consigue captar la atención del espectador en el primer minuto. Comienza el duelo de personajes ‘jugando’ con una historia aparentemente simple, pero que se va complicando por momentos.

Jeremiasz Angust es un arquitecto de éxito obsesionado con la perfección. Al acabar una conferencia multitudinaria en un día lluvioso en París, Jeremiasz se dirige al aeropuerto cuando una joven, Texel Textor, aborda su vehículo. Está lloviendo a mares y le pide que le acerque al aeropuerto. El arquitecto accede, con cierta reticencia.

La demora en el viaje hace que ambos pierdan sus vuelos y se reencuentren en las salas de espera del aeropuerto. Texel Textor parece decidida a molestarle contándole historias macabras sobre su vida. Maíllo consigue que en esta primera parte nos identifiquemos con el arquitecto y que sintamos la misma necesidad de ‘deshacernos’ de ese compañero inoportuno de viaje con ganas de hablar (seguro que tú también te los ha encontrado).

Pero el juego de identificación solo acaba de comenzar. El personaje de Texel Textor va ganando terreno y tanto Jeremiasz Angust como nosotros, al otro lado de la pantalla, sentimos una curiosidad infinita e irrefrenable sobre todo lo que nos ha venido a contar.

Cosmética del enemigo, una filigrana de diálogos revela una verdad inquietante

Cosmética del enemigo de Kike Maíllo es una firme competidora en la Sección Oficial a Competición del Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya. Con un guion muy bien cosido, una puesta en escena envolvente y las interpretaciones de Athena Strates, Tomasz Kot y Marta Nieto, nos encontramos con una cinta redonda.

Maíllo, Cristina Clemente y Fernando Navarro, autores de esta adaptación, han demostrado una excelente habilidad para medir los tiempos en los que se nos van desvelando los secretos de la relación entre los dos personajes protagonistas. Todo parece fortuito, fruto del azar, hasta que deja de serlo para dar paso a una historia mucho más siniestra. Te quedarás pegado a la pantalla hasta el final.

El tercer largometraje de Kike Maíllo, después de Eva (2011), que inauguró Sitges aquel año y con la que ganó el Goya a la mejor dirección novel, y Toro (2016), Cosmética del enemigo llega para continuar una excelente carrera del director barcelonés. ¿Hacía donde nos llevará la mente de Maíllo?

Si ya  has visto la película, cuéntanos en comentarios qué te ha parecido y si crees que puede formar parte del palmarés de Sitges 2020.