‘Desconocidos’: ¿Todo es diferente ahora?

Andrew Haigh estrenó en 2023 la película Desconocidos (All of us strangers), una joya audiovisual que brilla por sí sola. La temática LGBTIQ+ envuelve toda la narrativa para dar forma a la trama principal. No obstante, la película británica es mucho más que eso. Es un trabajo narrativo perfectamente cuidado, unos personajes muy ricos en matices y una estética visual exquisita. Paul Mescal y Andrew Scott cierran una película desgarradora que, sin duda, no te dejará indiferente.

Póster de la película Desconocidos.
Póster de la película Desconocidos.

Desconocidos: ¿Qué conversaciones tendrías ahora si pudieras volver atrás?

Escribir te abre un mundo de posibilidades. Un gran abanico de opciones donde tu mente puede construir múltiples historias sobre aquello que te hubiera gustado que ocurriera en tu pasado, o sobre aquello que te gustaría que ocurriera en tu presente o futuro. Y ahí es donde reside el subtexto más genuino que lleva a flote una historia brillante. Adam es escritor y se pregunta, ¿qué le diría a mi madre y a mi padre si pudiera volver al pasado? ¿Cómo sería la conversación en la que les diría que soy homosexual? La película, basada en la novela japonesa Extraños de Taichi Yamada, traslada a la pantalla el mismo ritmo y estética reflexiva y apacible de las historias niponas.

En un formato híbrido entre realismo intimista y fantasía, las vidas de Adam y Harry se entrelazan de forma hermosa. Dos hombres homosexuales de edades distintas, que han tenido una infancia muy diferente respecto a su orientación sexual, aunque igual en esencia. El propio protagonista, en la conversación que tiene con su joven madre cuando le dice que es homosexual le dice: “Todo es diferente ahora”. Pero ¿realmente lo es?

Las leyes han cambiado, la sociedad ha evolucionado, las mentalidades han ido progresando. Pero ¿quién no ha tenido dificultades en pleno siglo XXI para decirle a su padre o madre que es del colectivo LGBTIQ+? La película de Andrew Haigh se plantea esta pregunta en un juego narrativo genial que hace que el protagonista viaje de un universo diegético a otro. Y, aunque este es uno de los focos principales, también lo es el duelo, la pérdida de los seres queridos, la soledad y, sobre todo, el aprender a afrontar unos sentimientos que estaban enterrados pero que siempre emergen a la superficie de forma inevitable.

Andrew Scott es Adam en Desconocidos.
Andrew Scott es Adam en Desconocidos.

Paul Mescal y Andrew Scott en Desconocidos, un tándem brillante

Los actores Andrew Scott y Paul Mescal consiguieron el cariño del público hace unos años. El primero por su magnífico papel en Fleabag y su inolvidable Moriarty en Sherlock, y el otro por su rol en Normal People y la exquisita Aftersun. En estas dos últimas Mescal demuestra su habilidad al encarnar personajes muy complejos y enternecedores. Scott, un polifacético actor que brilla desde la comedia hasta el drama, interpreta el papel de Adam de forma soberbia. Ambos representan sin necesidad de articular palabra todas y cada una de las emociones que los atraviesan.

La soledad es uno de los principales estados anímicos que construyen la atmósfera afectiva del filme. Esta, además, no solo se construye a través de los propios personajes, sino de la paleta cromática y de la espléndida dirección de fotografía de Jamie Ramsay.

En una sociedad cada vez más frenética, más individualista y capitalista, la soledad se convierte en la eterna acompañante de muchísimas personas. Una soledad que va fagocitando las vidas con la inmensa oscuridad que las caracteriza, cerrando las puertas a aquellas oportunidades que se presentan y que nunca vuelven. En este proceso, las heridas que aun no han cerrado se convierten en uno de los hándicaps más peligrosos para avanzar. Adam, el guionista, tiene demasiadas líneas narrativas a las que aferrarse: la ficción, el pasado, el presente, ¿y el futuro? Y en todas y cada una de ellas debe aprender a abrazar y dejar ir, para poder seguir adelante.

Paul Mescal y Andrew Scott en Desconocidos.

Desconocidos: ¿y ahora cómo deshago este nudo en el estómago?

Harry cuando va a buscar a Adam a su puerta le dice: “¿Cómo lo soportas? ¿Lo escuchas? Hay muchísimo silencio. Pongo música, pero es incluso peor cuando se acaba”. Y es que cuanto más silencio hay a nuestro alrededor, más altos se escuchan nuestros pensamientos. Y ese es uno de los mayores peligros de la soledad, así como de la incapacidad de afrontar lo que sentimos.

Con esta idea como piedra angular, un tsunami de emociones va arrasando con todo conforme avanza la narrativa, sin dejar indiferente a nadie. Cada sentimiento, cada conversación, cada abrazo, es posible sentirlo en tu propia piel cuando estás visionando Desconocidos. Una historia que, como bien decía la teórica Laura Marks, tiene la capacidad de tocarte. Algo que es todavía más sencillo gracias al gran trabajo visual.

¿Quién dijo que un drama romántico no podía ser también una gran joya audiovisual? Andrew Haigh lo consigue con creces, con un trabajo narrativo sobresaliente y un trabajo de fotografía excelso. Herramientas cinematográficas que dan forma a una historia muy dura y trasladan a la pantalla una amalgama de afectos arrasadora.

Tal y como articuló el sublime escritor japonés Haruki Murakami en su libro Crónicas del pájaro que da cuerda al mundo: “En este mundo, nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada”. En Desconocidos, la desolación y el deseo se entrelazan de forma brutal en un nudo que se te queda en el estómago hasta tiempo después de finalizar la película.