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‘Edén’: el brillante debut de Estefanía Cortés con un relato sobre la vida y la muerte de composiciones cinematográficas perfectas

La cineasta española Estefanía Cortés debuta con Edén, una pieza cinematográfica exquisita. Más allá del propio argumento que se descubre como original. Este se envuelve en una atmósfera audiovisual de aspectos técnicos impecables. Como si de una clase de cine se tratara, la directora compone cada fotograma con una perfección aurea extraordinaria. Un equilibrio entre elecciones cromáticas, sonido y composiciones que convierten el filme en una obra de arte audiovisual.

Cartel de Edén.
Cartel de Edén.

Uno de los aspectos más destacados de las obras audiovisuales es la capacidad de construir un relato brillante para dar forma a una historia. A diferencia de la literatura, el apoyo visual es esencial para obtener como resultado una película atractiva. En el caso de la ópera prima de Estefanía Cortés, queda patente su gran conocimiento sobre el séptimo arte. Así como su gran manejo de las técnicas cinematográficas.

La presentación en un formato de 4:3 parece arbitraria durante los primeros minutos del largometraje. Sin embargo, conforme esta avanza, se va descubriendo la necesidad del uso de dicho formato. Dando lugar a composiciones de un valor inexorable. Con una perfección y equilibrio visual impecables.

Como si de una clase de cine se tratara, la directora española aplica en todos y cada uno de sus planos la ley de los tercios de forma excelente. Jugando también con unas composiciones y equilibrios cromáticos que dan lugar a unas secuencias muy atractivas para todas aquellas personas que sepan valorar el séptimo arte en todas sus dimensiones.

Bajo esa construcción audiovisual exquisita, también reside una historia de carácter genuino. En la línea de otras producciones como la serie Nine perfect strangers (HULU, 2021). Reflexionando sobre el sentido de la vida desde una perspectiva muy peculiar. Con una cadencia narrativa pausada, pero enigmática, la película va absorbiendo a la audiencia hasta quedar sumergida bajo una masa acuífera de la cual no es sencillo salir.

Ramón Barea, Marta Nieto, Charlotte Vega e Israel Elejalde en Edén.
Ramón Barea, Marta Nieto, Charlotte Vega e Israel Elejalde en Edén.

Marta Nieto sobresale de forma incuestionable entre un reparto también muy acertado

En las películas de escenario único, como es el caso de Edén, es esencial tener un reparto adecuado para que esta funcione. En este caso, encontramos a cuatro protagonistas, dos mujeres y dos hombres, que conforman un tándem perfecto para vertebrar la historia narrada.

La joven actriz Charlotte Vega, más conocida por películas como El club de los incomprendidos (Carlos Vila, 2014) o en el género de terror con Los inquilinos (Brian O’Malley, 2017), despunta con una de las actuaciones de mayor valor en el filme.

Junto a ella, los actores Israel Elejalde en el papel de Víctor y Ramón Barea en el de Félix, llevan a cabo unas interpretaciones sobresalientes. Destacando particularmente Israel Elejalde con una actuación comedida que encuentra en este aspecto su mayor virtud. Así como en la evolución de su personaje como arco narrativo más destacado junto al de Lidia.

Lidia, interpretada por Marta Nieto, es uno de los personajes más redondos y complejos de la película. Y la actriz lleva a cabo un trabajo de interpretación espectacular. Digno de una posible y merecidísima nominación a Mejor Actriz Protagonista en los próximos premios de la Academia. En sus gritos ahogados y miradas con vida propia, reside uno de los aspectos más atractivos de Edén.

Charlotte Vega y marta Nieto en Edén.
Charlotte Vega y marta Nieto en Edén.

Edén: un relato cinematográfico brillante, con una producción de sonido y fotografía destacable

Una de las dimensiones, y consecuentemente de los premios, más denostados dentro del cine reside en el sonido. Sin embargo, sin esta pieza esencial las obras audiovisuales quedarían cojas y vacías. Algo que ya se reseñaba en la anterior película de Marta Nieto como protagonista, Tres (Juanjo Giménez, 2021). La película Edén, por su parte, se presenta como una potencial candidata para ser nominada a Mejor Sonido en los Premios Goya 2023.

Desde el inicio, el juego con el montaje de sonido se presenta como uno de los ejes vertebrales del filme de Estefanía Cortés. No solo por la música de la mano de Luis Hernaiz. Sino por el montaje de efectos de sonido y producción en general. Tanto a nivel técnico como a nivel simbólico, el trabajo es excelso.

Junto a ello, la dirección de fotografía de la mano de Pedro Vendrell Martínez es imprescindible. Algo que, además, se apoya en unos paisajes de belleza inexorable en Piedrafita de Jaca, Aragón.

Edén: Un relato cinematográfico sensacional que envuelve una original reflexión sobre el sentido de la vida

La regla de los tercios es una de las reglas de composición más populares en los estudios cinematográficos y de fotografía. Esta, es una de las piedras angulares del primer largometraje de Estefanía Cortés. Aproximándose al equilibrio y perfección de la sección áurea – muy utilizada por directores como Stanley Kubrick -. Y consiguiendo un resultado de valor cinematográfico incuestionable.

Una constante lección sobre técnicas audiovisuales que demuestran la gran pasión por el séptimo arte. Así como los múltiples conocimientos, que la directora debutante tiene. Presentando un primer regalo cinematográfico que asienta unos cimientos muy férreos para una carrera fructífera.

Edén.
Edén.

Bajo esa estética audiovisual extraordinaria, se esconde una historia compuesta por reflexiones vitales muy sutiles, pero de gran valor y originalidad. Los detalles ofrecidos durante la trama no son tan complejos como la composición visual. Ofreciendo, no obstante, una serie de reflexiones sobre el sentido de la vida que quedan muy arraigadas en el subconsciente de la audiencia. Pinceladas muy vaporosas que van dejando un rastro pictórico indeleble.

El simbolismo visual, además, también se combina con una gran simbología narrativa. La urraca es uno de los pájaros con mayor carga supersticiosa en la cultura popular. Incluso, particularmente, en la región de Aragón. Como característica más llamativa está su predilección por los objetos brillantes. Algo que bien se asocia con el materialismo en arraigado en la sociedad capitalista contemporánea. Esa búsqueda de todos aquellos aspectos que brillan más allá de nosotros. Intentando incorporarlos en nuestras grises vidas para darles color. Olvidando que, no es lo que brilla en el exterior lo que aporta color a los sujetos. Sino que es la luz que estos reflejan por sí mismos la que realmente les aportan forma y sentido.