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‘El Buzo’: El maltrato no entiende de clases

El Buzo, película que inauguró el primer ciclo de violencia de género de Filmin. Es un fiel retrato de la realidad sobre el maltrato machista que sufre Austria. La cinta se inspira en La Maleta de Marta (2013), documental del mismo director, Günter Schwaiger, que versa sobre las vicisitudes y sufrimientos de la mujer maltratada.

La película está protagonizada por Àlex Brendemühl, Julia Franz Richter, Dominic Marcus Singer y Franziska Weisz. Nos cuenta la historia de una familia Austriaca con segunda vivienda en Ibiza. El personaje de Brendemühl, Paul, es un músico y compositor que atraviesa los momentos previos a un juicio por el que está acusado de maltratar a su expareja Irene, (Franziska Weisz). La hija de esta, Lena, (Julia Franz), lo presenció todo y hará todo lo posible porque su madre no se vuelva a acercar a su maltratador.

La película también nos muestra la relación que tiene el compositor interpretado por Brendemühl con su hijo, Roberto, (Marcus Singer). Roberto perdió a su madre y parece no haberlo superado aún.

El Buzo: Síndrome de Estocolmo

Günter Schwaiger nos cuenta la historia de una forma seca, afilada y cortante. No estaciona en la emotividad ni intenta dulcificar lo que no se debe dulcificar. La película está rodada en Ibiza, pero se siente el frío emocional de los personajes como si estuviera rodada en una cordillera centroeuropea.

Muestra como una víctima de violencia de género puede seguir sintiéndose atraída y dependiente de su maltratador a causa de los lazos y cadenas mentales que genera el maltrato psicológico.

En Austria el maltrato es un problema del que aún no se habla libremente. Azota a todo el país y clases sociales, pero se suele proteger y esconder al maltratador. El film se estrenó en Viena en 2019 y fue muy bien recibido por la calidad de este y por la denuncia del tema que trata.

Es muy interesante como la película utiliza otras artes para contar la historia. Paul toca el fagot y el piano. Su música, tan precisa y perfecta, es el contrapunto genial a su irregular y violenta conducta. El personaje de Julia Franz, Lena, es una chica con grandes inquietudes artísticas a la que le encanta la animación stop motion. Durante la película, vemos como fabrica y realiza una escena con una mujer que parece representar a una mezcla de ella y su madre. El corte final de la escena en stop motion es genial.

Interesante pero precipitada

La película engancha desde el principio. Se cocina a fuego lento. Las interpretaciones del reparto austriaco más joven pueden resultar en algunos momentos desiguales y algo torpes, pero no te sacan de la historia.

El problema lo encontramos con un giro final prematuro y menos original de lo esperado. Si la película hubiera ahondado más en las emociones en el tercer tercio de la peli, el final habría sido mucho mejor recibido. El Buzo debería haberse sumergido más profundamente en el fondo emocional de una historia que necesitaba de un par de botellas de oxígeno más para poder volver a la superficie de sus protagonistas.