‘El chico más bello del mundo’: adolescencia atrapada en la fama

El chico más bello del mundo (Kristina Lindström y Kristian Petri, 2021) es un documental que narra la historia de vida de Björn Andrésen, un hombre sueco que a los 15 años alcanzó la fama internacional gracias a su interpretación de Tadzio en la película de Luchino Visconti Muerte en Venecia. Este papel le valió el título, puesto por el mismísimo director italiano, del chico más bello del mundo. La cinta ha podido verse en el marco del Atlàntida Film Fest en Filmin.

A veces la vida se ceba con algunas personas. En ocasiones, la aparente buena suerte de cara a la galería puede resultar en algo atroz para quien la padece. Nada, nunca, es blanco o negro, la escala de grises es casi infinita.

Björn Andrésen. El chico más bello del mundo.
Björn Andrésen.

La belleza de Björn

Hay tantos tipos de belleza como personas en el mundo. Algunos tienen esa belleza melancólica que tanto suele atraer. El misterio y el subtexto siguen siendo las cosas más interesantes para el humano promedio y las que suelen seducir. Ese era el ideal de belleza que encarnaba Björn a sus 15 años. Su cara, de rasgos angelicales, transmitía cierta incomodidad consigo mismo, con lo que le rodeaba, un halo de tristeza acababa de empaquetarlo todo con un embalaje perfecto.

Cincuenta años más tarde, el que fuera Tadzio vive en la inmundicia. El documental sigue algunos meses de la vida actual de Björn. Conserva algunos de sus rasgos, como el rostro fino y alargado, pero es un señor mayor con el pelo y la barba largos y blancos.

Pareciera que, con esa abundancia de pelo en la cabeza, quisiera evitar que se le viera la cara. Esa cara que supuso para él el principio y el final de muchas cosas.

Björn Andrésen en la película Midsommar (2019) y en Muerte en Venecia (1971).

La cara oculta de la belleza

En el documental se pueden ver tanto imágenes de archivo sobre la película Muerte en Venecia, como partes del rodaje, la audición de Björn en la que fue seleccionado por Visconti o documentos personales de la familia del protagonista.

Como la vida de Andrésen, errática y sin rumbo fijo, es largometraje es un poco así. Al principio todo está centrado en Muerte en Venecia, pero a medida que avanza el metraje eso se va dejando atrás y se pasa a hablar de la vida y obra de Björn. Esto puede resultar algo confuso, pareciera que no hay un foco bien definido y puede provocar que el espectador se pierda en un momento dado de la narración.

Realmente se parte del episodio que marcó la vida del adolescente conocido mundialmente como Tadzio, para contar la vida que había detrás del actor (que ni siquiera era actor) que lo interpretaba. El destino se ha cebado con este hombre sueco, primero privándolo de su madre, que fue hallada muerta en un bosque, luego privándole de su hijo pequeño, que murió con meses de vida. Y entre medias de todo eso, de la manera más fortuita posible, acabó alcanzando la fama internacional, especialmente en Japón, gracias a Visconti.

Pero Andrésen era tímido, retraído y había sufrido un trauma. Los focos, la atención, las pastillas que le hacían tomar de vez en cuando, no le ayudaron sino que lo abocaron a convertirse en una sombra oscura de sí mismo y a depender del alcohol para subsistir.

Björn Andrésen.  El chico más bello del mundo.
Björn Andrésen. El chico más bello del mundo.

El chico más bello del mundo: Los derechos de los menores

Me parece importante recalcar el punto de inicio de esta historia. Björn se presentó al casting en Estocolmo de Muerte en Venecia, pero no lo hizo por sí mismo. Su abuela, quien se ocupó de él y de su hermana una vez desaparecida su madre, lo empujó a hacerlo. Ella quería un nieto famoso y lo tuvo.

Esto me hace pensar en cómo están las cosas hoy en día con la sobreexposición de menores en las redes sociales hecha, eminentemente, por sus padres. Poco a poco se va tomando consciencia del problema que supone esto, si bien la ley aún no acaba de regularlo en España. Vemos canales familiares en YouTube o cuentas de Instagram donde las mamis influencers comparten trucos de crianza, cuentan anécdotas sobre sus hijos y publican fotografías y vídeos de ellos a todas horas y en casi todas las circunstancias.

Björn Andrésen en el Atlàntida film fest, presentando El chico más bello del mundo.
Björn Andrésen en el Atlàntida film fest, presentando El chico más bello del mundo.

Parece que lo que esta gente no entiende, como no entendió la abuela de Björn, es que esos niños no son suyos. Son individuos separados y, como tal, tienen un derecho al honor y a la intimidad reconocido. Imagínate que alguien subiera vídeos y fotos a las redes sociales de ti durmiendo, paseando, jugando con tu perro o, lo que casi puede resultar peor, que compartiera cómo te va en los estudios o de qué color ha sido tu caca de esta mañana.

A causa de un problema muy similar al que tenemos hoy el joven Björn sufrió una fama que no había pedido. El chico más bello del mundo hace reflexionar sobre varias cuestiones, pero creo que la que queda flotado en medio de todo es: ¿Vale todo por el arte?