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‘Historia de una niña con pánico a ser mujer’, de María Herreros: un retrato de lo que significaba ser una niña en los 90

Historia de una niña con pánico a ser mujer habla en primera persona de los problemas sufridos por una niña en los años 90. El contexto tradicional, su familia, la importancia de las amigas, los clichés de la vida en una capital de provincia, la ropa, la incomprensión, el corte de pelo, la actitud de los hombres, el rechazo de los roles binarios, la primera regla y los miedos ante su crecimiento como mujer. Y todo con la peculiar estética de la ilustradora María Herreros.

Portada de Historia de una niña con pánico a ser mujer.
Portada de Historia de una niña con pánico a ser mujer. Lunwerg Editores.

En palabras de la autora: “el diario de un conflicto de género que muchas tuvimos, en un tiempo en el que no había queers, solo raros, cuando todas estábamos más guapas calladitas y las aventuras casi siempre acababan en boda“. Esta es la memoria de nuestro pasado más reciente y el retrato de una generación.

Historia de una niña con pánico a ser mujer: desbloqueando recuerdos

María Herreros, posicionada como una de las ilustradoras más relevantes de la actualidad en todo el mundo, plantea en este nuevo proyecto un brutal viaje al pasado que promete (y cumple) no dejar indiferente. Un viaje que, conforme avance a través de las páginas, hará tomar conciencia de su extraordinaria necesidad.

La artista nos sumerge de lleno en su memoria personal, en un arsenal de recuerdos autobiográficos que conectarán inmediatamente y sin ningún rodeo con los de toda una generación que se reconocerá de manera inevitable al instante.

Pero este reencuentro con nuestro pasado, además de nostálgico, hace las veces de una inusual terapia de choque. María Herreros echa la vista atrás, pero con la mirada crítica y el conocimiento que atesoramos ahora.

Desde ahí es desde donde el paisaje de nuestro trayecto a la década de los 80 y 90, más aún desde la perspectiva de una niña sin la información y las opciones que hoy damos por básicas, empieza a resultarnos todo menos idílico.

La autora nos ofrece un recorrido por su niñez y adolescencia, en el que nos reencontraremos con multitud de elementos familiares: los disquetes, las enciclopedias del salón de la casa de nuestros padres, los CD’s con las canciones del verano, los primeros ordenadores, la Game Boy, los parches en la ropa… Pero también con los estereotipos, los roles de género y las inseguridades, desconciertos y sinsabores que derivaban de todo ello.

Historia de una niña con pánico a ser mujer.
Historia de una niña con pánico a ser mujer.

Nos criamos de una manera muy intuitiva, sin saber lo que nos pasaba ni cómo nos oprimía el entorno con sus categorías de lo masculino y lo femenino.

Historia de una niña con pánico a ser mujer.

Historia de una niña con pánico a ser mujer:

Ellos eran más guays, sin duda, y claro, acababan haciendo cosas más importantes, y por eso les ponían sus nombres a las calles y les hacían estatuas. O bustos de cabeza gigante. Entonces significaba que ese había sido un señor muy pensador.

Para molar había que ser como los niños, eso estaba claro. Y si quería la estatua había que empezar pronto. Empecé a esconderme el pelo en una coleta muy apretada que metía por dentro de la sudadera o de la capucha.

Llevaba solo ropa negra y unas botas y pantalones de obrero que cogí del trabajo de mi padre. Había que encorvarse para que no se notaran las tetas, aunque llevases una sudadera 3XL. También descubrí que cortarse las pestañas cambiaba mucho la cara de niña.

Las mujeres que yo veía eran todas madres, amigas de nuestras madres y madres de otros niños, abuelas o vecinas. En todo lo que se contaban entre ellas se notaban los cansancios, las desilusiones… y además, todas eran muy diferentes a las mujeres de las revistas y de la TV. ¿Por qué ellas no salían?

Y a los hombres casi no los veía. ¿Qué maravillas estarían experimentando? Eso era lo que yo quería saber. ESO ERA LO QUE YO QUERÍA HACER.

Historia de una niña con pánico a ser mujer.
Historia de una niña con pánico a ser mujer.

Historia de una niña con pánico a ser mujer: “la regla”, el camino para ser mujer

Cuando mi hermana tuvo la regla, le dijeron Hala, ya eres mujer. Y yo, fuera del baño, desde el pasillo, lo viví como una sentencia… Tic, tac, tic, tac. Solo nos llevábamos trece meses. Yo no quería convertirme en mujer porque no quería convertirme en nada. Quería ser yo, no una mujer.

Como no teníamos Internet, ni se hacían libros guays sobre el tema, nos dieron una charla en el cole en la que los chicos se dedicaron a chillar, a dejar claro el asco que les dábamos y a tratar de averiguar cuál de nosotras ya tenía la regla. Para mí estaba muy claro… las que ponían cara de vergüenza ya la tenían, y las que ponían cara de miedo, aún no.

¿Me iba a sentir igual de infeliz que las mujeres que veía en el momento en que yo me convirtiera? O peor, ¿iba a ocurrir poco a poco sin que me diera cuenta de que me había convertido irremediablemente en mujer y ya no habría vuelta atrás? Lo peor de todo era no haberlo elegido… me parecía una pesadilla y un castigo. Por eso cuando mi hermana tuvo la regla me negué a que llegase MI SENTENCIA.

Cuando me llegó el maldito día, lo único que pude hacer para que al menos no se declarara mi conversión fue ocultarlo al mundo. Yo tenía un enorme cocodrilo rosa de peluche muy viejo en los pies de mi cama, con un descosido en su boca gigante. Ahí escondía mis primeras compresas usadas. Las odiaba, gordas como pañales. Se las iba robando a mi hermana y a mi madre del baño. No sé si me pillaron por eso ni tampoco durante cuánto tiempo pude ocultarlo. Un peluche cada vez más lleno de compresas manchadas reposó mucho tiempo en los pies de mi cama, como un recordatorio podrido.

Historia de una niña con pánico a ser mujer.
Historia de una niña con pánico a ser mujer.

Sobre María Herreros

Maria Herreros (Valencia, 1983) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y actualmente vive en Madrid.

María Herreros.
María Herreros.

Sus proyectos abarcan la ilustración, el muralismo, el cómic y su propia obra personal. Ha colaborado con marcas como Sony, Uniqlo, Anthropologie, Vogue, Mango, Kenzo, Girls Inc, The Malala Fund, Coca-Cola y Reebok, y ha expuesto sus obras en galerías de Barcelona, Madrid, Oporto, Berlín, Hong Kong, Los Ángeles, Seúl, Santiago de Chile y Quebec.

Es autora de varios fanzines y, entre otros, de los libros: Fenómeno (De Ponent, 2012), Negro viuda, rojo puta (Ultrarradio, 2014), Tea (Diminuta, 2015), Marilyn tenía once dedos en los pies (Lunwerg, 2016); con textos de Máximo Huerta, Paris sera toujours Paris (Lunwerg, 2018) y Viva la dolce vita (Lunwerg, 2019), y Georgia O´Keeffe (Astiberri, Thyssen Bornemisza, 2021).

También ha ilustrado Nosotras, de Rosa Montero (Alfaguara, 2018), y Mi vida es un poema, de Javier García (SM, 2018), y ha participado en las antologías de Taschen Illustration Now! 5 (2014), Cuando el negro se hace rosa (Lunwerg, 2016) y The Illustrator. 100 Best from around the World (2019).

Historia de una niña con pánico a ser mujer (Lunwerg, 2023) es su último y más personal trabajo hasta la fecha.