Sitges 2022: ‘Increíble pero cierto’, Quentin Dupieux pierde la genialidad que lo caracteriza
Quentin Dupieux (Mr. Oizo) visita el Festival de Sitges, lugar en el que se le venera, para presentar no una, sino… ¡dos películas! Yo hablaré de Increíble pero cierto (Incroyable mais vrai), una película hija de su creador que, aunque apunta algunas ideas ciertamente originales, no desarrolla ni profundiza ninguna de ellas.
Dupieux asevera cansancio. Encadena demasiadas producciones seguidas y se nota que la genialidad que le caracterizaba se le está escapando de las manos. Se le está perdiendo por el camino.
Lejos quedan obras como Rubber, Wrong Cops, Reality o incluso la reciente Mandíbulas.
Increíble pero cierto, Quentin Dupieux a medio gas
La nueva película de Dupieux funciona como un conjunto de gags facilones e infantiles que pretenden ser atrevidos y no lo consiguen. Da la sensación de que ha unido un par de historias que había pensado para cortometrajes y no ha sabido desarrollarlas.
La primera es la de una pareja que se ha comparado una casa y a lo Charlie Kaufman, esta tiene un conducto que si pasas por él ocurren cosas inexplicables (que no os voy a contar para no haceros spoiler).
La segunda va sobre un amigo de estos, que no se le ha ocurrido otra cosa que ponerse una polla electrónica, que se puede manejar con el móvil.
Dos historias increíbles pero ciertas. Dos historias con mucho potencial, que se quedan en un mal chiste.
Increíble pero cierto, un reparto con poco que contar
Los protagonistas de Increíble pero cierto son Marie y Alain, la pareja que compra la vivienda. Alain Chabat y Léa Drucker los interpretan. Ellos están geniales, pero por desgracia, sus personajes no tienen mucho recorrido… Repiten las mismas acciones durante la mayoría del metraje. Quitando el homenaje a las hormigas de Buñuel y cuando conocemos las virtudes del conducto, el resto se vuelve repetitivo y aburrido.
Benoît Magimel interpreta a Gérard, el jefe de Alain. Es un actor excelente. Con una vis cómica muy desarrollada, pero su personaje adolece los mismos problemas de los protagonistas, una vez hace risa pero no dejar de dar vueltas sobre lo mismo sin que ocurra gran cosa, aburre.
Las premisas de sus historias son tan prometedoras, que como espectadores entendemos y esperamos que abarcarán muchas más sorpresas. Pues no. No hay crescendo. Al revés, una vez conocemos qué es lo que hace increíbles sus historias, la película cae en picado.
Quentin Dupieux y su visión de la mujer
Además, los personajes femeninos dan vergüenza ajena. Utiliza dos de los clichés más machistas y anticuados que se conocen. La protagonista es la típica mujer que se vuelve loca. Que pierde la cabeza. Su única preocupación es verse bonita y joven… Bravo.
La primera pareja del jefe de Alain (Anaïs Demoustier) es “la adultera” una mujer que como ella misma dice, va cachonda. Gérard también los es, pero no ocurre nada. En cambio, cuando Gérard se entera de que su pareja le es infiel, la deja.
Hay un momento en Increíble pero cierto en que los protagonistas tienen una discusión y Marie le habla a Alain alterada y con vehemencia, ¿solución? Alain le da un bofetón. ¿Creéis que si hubiera sido él el enajenado alguien le hubiera dado un bofetón?
Increíble pero cierto normaliza anticuadas conductas que atentaban sobre la mujer. Como si aún hoy lo tuviéramos que ver normal e incluso hacernos gracia.
Increíble pero cierto, todo tiene un final
En conclusión, Increíble pero cierto es una película para pasar el rato, con algunas ideas completamente desaprovechadas, al igual que su excelente reparto. La película se apresura a finalizar incluyendo diferentes carruseles de imágenes para cada una de las historias. Todo lo que queremos saber se nos da en un carrusel de imágenes…
Si lo que quieres es ver una película a la que no debas prestar mucha atención, Increíble pero cierto es una buena elección. Si, por el contrario, quieres ver una obra atrevida, loca, original y novedosa como Rubber, vuelve a ver Rubber.
Saludos furiosos.