8 One Hit Wonders eternos: grupos y solistas que hicieron historia con un solo éxito

En el gran archivo de la música pop hay artistas que lo tuvieron todo… durante tres minutos y medio. Una canción bastó para catapultarlos al cielo de las listas, sonar en cada discoteca y quedar grabados en la memoria colectiva, aunque después se desvanecieran casi sin dejar rastro. A eso se le llama un one hit wonder, o lo que es lo mismo: artistas de un solo gran éxito.

Pero detrás del brillo efímero hay historias más complejas. Algunas hablan de una industria que devora rápido; otras, de artistas que nunca quisieron repetir fórmula. Este recorrido por ocho one hit wonders icónicos muestra cómo una sola canción puede convertirse en identidad, condena o milagro. Ninguno de estos éxitos puede decirse que no tengan calidad musical; la mayoría de ellos están circunscitos a la década de los noventa, aunque esta fórmula del one hit wonder sigue repitiéndose en todas las décadas. Aporta tu one hit wonder particular en comentarios. Te leemos atentas.

8 One Hit Wonders que han pasado a la historia de la música

1. Take On Me – A-ha (1985)

El trío noruego A-ha es el ejemplo perfecto de lo difícil que es superar un debut tan potente. Take On Me fue todo un ejemplo de one hit wonder. Un terremoto pop gracias a su synthwave contagioso y su videoclip pionero, mezcla de dibujo animado y acción real. Aunque el grupo siguió activo y con éxito moderado en Europa, es muy probable que la mayoría de la gente solo los recuerde por ese falsete imposible.

Más allá del hit, A-ha refleja cómo el mercado anglosajón fagocita los acentos extranjeros: podían ser brillantes músicos, pero no “encajaban” del todo en la narrativa de los 80 dominada por las propuestas de Reino Unido y Estados Unidos. El one hit wonder también es una cuestión geopolítica del pop.

2. Walking on Sunshine – Katrina & The Waves (1985)

Pocas canciones transmiten tanta felicidad en tan poco tiempo. Walking on Sunshine es puro optimismo comprimido en tres minutos: una explosión de metales, palmas y estribillo contagioso que todavía hoy suena en películas, anuncios y playlists de buen humor.

Cuando Katrina & The Waves la lanzaron en 1985, parecían destinados a dominar el pop-rock de los 80. Y, durante un instante, lo hicieron: su energía era tan luminosa que era imposible no rendirse. Sin embargo, el fulgor se apagó pronto. Volvieron en 1997 para ganar Eurovisión con Love Shine a Light, pero aquella alegría colectiva ya no alcanzó la magia de su primer gran rayo de sol. Walking on Sunshine quedó como símbolo de esa felicidad ingenua que solo el pop sabe fabricar… y que nunca vuelve a repetirse igual.

3. Breakfast at Tiffany’s – Deep Blue Something (1995)

El título era una excusa, y también una metáfora. En Breakfast at Tiffany’s, dos amantes intentan salvar una relación encontrando un único punto en común: una película que ambos disfrutaron. Ese gesto mínimo —buscar un vínculo entre la rutina y la cultura pop— resume a la perfección el espíritu de los 90.

Con su sonido de guitarras limpias y su tono melancólico, la banda texana Deep Blue Something capturó el aire college rock de la época: ligero, nostálgico y lleno de desilusiones jóvenes. El tema se convirtió en un clásico instantáneo, sonando en radios, series y recopilatorios best of the 90s.

Después de aquel éxito, el grupo se desvaneció entre la sobreexposición y la falta de dirección, pero su canción sigue viva como una cápsula emocional: tres minutos de pop amable que recuerdan cuando bastaba una película —o una canción— para arreglarlo todo.

4. Torn – Natalie Imbruglia (1997)

Sin duda, mi favorita; es muy posible que la haya escuchado más de un millón de veces. Tiene el superpoder de querer escucharla en bucle. Lo que pocos saben es que Torn era una versión. La australiana Natalie Imbruglia la transformó en un himno melancólico y luminoso, con una interpretación vulnerable que definió el sonido soft pop de finales de los 90.

Sin embargo, el éxito la devoró. La industria la encasilló como “chica sensible de un solo hit”, un estereotipo habitual en las artistas femeninas: si triunfan demasiado pronto, se duda de su autoría o profundidad. Mientras tanto, sus siguientes discos —más maduros y arriesgados— fueron ignorados, aunque merece la pena echarles un vistazo.

5. Tubthumping – Chumbawamba (1997)

I get knocked down, but I get up again sonó en todos los bares y partidos de fútbol de los 90. Nadie imaginaba que Chumbawamba era un colectivo anarquista con discurso político y activista. Su himno de resistencia fue apropiado por el mainstream, y el grupo se disolvió años después, harto de la contradicción entre sus ideales y la fama. Un ejemplo perfecto de cómo el sistema pop convierte la rebeldía en producto.

6. Bitch – Meredith Brooks (1997)

En pleno auge del pop femenino de los 90, Meredith Brooks apareció con una guitarra, una actitud rockera y una letra que desarmaba todos los clichés de género. ¿Quien no la recuerda? I’m a bitch, I’m a lover, I’m a child, I’m a mother… fue toda una declaración de intenciones en una época en la que la mujer en el pop debía elegir entre ser la rebelde o la dulce. Brooks dijo: soy ambas cosas, y el mundo escuchó.

Su éxito fue inmediato, pero efímero: la industria, que no sabía cómo clasificarla, la dejó escapar tan rápido como la aplaudió. Aun así, Bitch sigue siendo un himno incómodo y necesario, una canción que se adelantó a su tiempo y abrió el camino a una nueva generación de artistas que ya no piden permiso para ser contradictorias.

7. Kiss Me – Sixpence None the Richer (1998)

Si alguna vez viste She’s All That, Princesa por sorpresa o Dawson’s Creek, esta canción te acompañó. Kiss Me encapsula la dulzura adolescente de los 90: inocente, luminosa y eternamente optimista.

Sixpence None the Richer venían del circuito indie cristiano, pero el éxito los llevó al centro del pop mundial. Nunca repitieron la hazaña, y eso quizás fue lo mejor que les pudo pasar: Kiss Me se convirtió en un emblema de la nostalgia, una cápsula del tiempo que aún hoy suena como un primer beso.

8. Somebody That I Used to Know – Gotye ft. Kimbra (2011)

Una ruptura emocional convertida en arte. Con influencias de Sting, Peter Gabriel y la música minimalista, Gotye y Kimbra firmaron una de las canciones más sofisticadas de los 2010. Su éxito fue tan rotundo que eclipsó toda su carrera. Gotye desapareció por voluntad propia; Kimbra continuó sin demasiado reconocimiento. Es un caso paradigmático: el público pide autenticidad, pero no sabe qué hacer con ella cuando la recibe.

No es casualidad que en este listado haya tantos one hit wonders noventeros. En los noventa, los one hit wonders no solo fueron casualidades de radiofórmula: también fueron pequeñas obras maestras que capturaron el espíritu de su tiempo. Canciones como Torn, Bitch, What’s Up? o Breakfast at Tiffany’s demostraron que una sola pieza podía contener toda una generación de emociones: el desencanto, la ironía, el empoderamiento, la búsqueda de identidad.

En una década en la que el pop convivía con el grunge, el britpop y el nacimiento de internet, estos temas brillaron por su autenticidad, por decir algo simple pero verdadero en el momento justo. Puede que sus autores se desvanecieran del mapa, pero dejaron canciones que aún hoy suenan sinceras, imperfectas y profundamente humanas. ¿Qué puede haber más revolucionario en la época del algoritmo?