‘Sabios y rebeldes’: un cómic para aprender a pensar con alegría (y mala leche)

La filósofa Chiara Pastorini y el dibujante Perceval Barrier nos invitan a dinamitar el cliché del sabio calmado y resignado con su nuevo cómic: Sabios y rebeldes. Una obra que se presenta como un gesto radical en defensa del pensamiento libre. Porque filosofar (de verdad) no es repetir frases de taza, ni practicar la resignación zen mientras el mundo arde. Es prender la mecha de la duda, rebelarse contra la tontería generalizada, poner en jaque lo que todos repiten sin pensar. Cuestionar los hábitos, las ideologías, los dogmas. Poner en duda, incluso, eso de que “esto siempre ha sido así”.

De entrada, puede que la propuesta nos descoloque. ¿No son los sabios, precisamente, esas figuras serenas que se «toman las cosas con filosofía», aceptan lo inevitable con una sonrisa estoica y nos enseñan a flotar (como corcho en mar revuelto) por el absurdo del mundo? ¿No habíamos asumido que filosofar es resignarse, calmarse, portarse bien?

Pues va a ser que no.
O al menos, no solo eso.

Pensar también es decir no.
No al rebaño.
No al dogma.
No al algoritmo que decide por ti.

En estas páginas llenas de color y espíritu crítico se reivindica una filosofía viva, irreverente, traviesa. Una filosofía que incomoda porque interpela. Que invita, más que a resignarse, a resistir. A no dejarse llevar por la corriente ni por los trending topics. Que planta cara al conformismo con una herramienta que no pasa de moda: la pregunta.

Portada de Sabios y Rebeldes.
Portada de Sabios y Rebeldes.

Sabios y rebeldes: filosofar no es resignarse, es resistir

Los verdaderos sabios, los que aquí desfilan con trazo fresco y mirada afilada, no son los que se adaptan sumisamente al mundo, sino los que se atreven a decir “esto no me basta”. Porque detrás de cada no —como bien nos recuerda Pastorini— hay un sí más profundo: un sí a la vida con conciencia, un sí a la diferencia, un sí a la libertad de pensar. Un sí a la alegría que brota cuando uno se atreve a vivir con las preguntas abiertas y sin miedo a disentir.

Este cómic no es un manual ni una clase aburrida. Es una invitación juguetona a filosofar desde el desacuerdo, desde el entusiasmo y desde la risa. Y lo hace con una galería de personajes que no se callaron ni debajo del agua: Sócrates, Platón, Aristóteles, Diógenes (sí, el del barril), Hipatia de Alejandría, Montaigne, Descartes, Hume, Spinoza, Kant, Marx, Nietzsche, Arendt, Sartre, Simone de Beauvoir y hasta el escurridizo Wittgenstein. Una alineación estelar que deja claro que el pensamiento también puede ser pop.

Pero que nadie se confunda: aquí no se trata de idealizar la figura del filósofo como genio solitario y atormentado. Sabios y rebeldes le da la vuelta también a ese mito. Lo que encontramos en sus páginas son cuerpos que piensan, personas reales con contradicciones, dudas y pasiones. Nada de oráculos ni de iluminados. Lo que se celebra es el ejercicio cotidiano del pensamiento como resistencia. Como rebelión contra el cinismo, el aburrimiento y la obediencia ciega.

Sabios y Rebeldes.
Sabios y Rebeldes.

Las filósofas toman la palabra: pensar también es desobedecer

Y entre todas esas figuras, hay que detenerse con especial atención en las filósofas. Porque Sabios y rebeldes no es otro repaso canónico y masculino de la historia del pensamiento. Aquí también tienen voz y viñeta las mujeres que pensaron contra su tiempo, contra su cultura y muchas veces contra su derecho a existir. La presencia de Hipatia de Alejandría, Hannah Arendt y Simone de Beauvoir no es simbólica ni anecdótica: es política, necesaria y central.

Hipatia enseña astronomía en la Alejandría del siglo IV mientras el integrismo religioso afila cuchillos. Arendt trata de entender el mal no como monstruosidad, sino como banalidad burocrática. Y Beauvoir nos recuerda, todavía hoy, que «no se nace mujer, se llega a serlo». Ellas también dijeron no: a la ignorancia, al totalitarismo, al patriarcado. Y lo hicieron con pensamiento, pero también con coraje.

Reivindicar sus figuras en un formato como el cómic es un acto de justicia filosófica y editorial. Porque seguimos necesitando libros que rompan con esa falsa narrativa de que las mujeres llegaron tarde al pensamiento, como si no hubieran estado siempre ahí, resistiendo, escribiendo en los márgenes, pensando sin cátedra. Y porque no hay pensamiento libre si no es también feminista.

Sabios y Rebeldes.
Sabios y Rebeldes.

Sabios y rebeldes, un cómic que no pontifica: sacude, provoca y alegra

La ilustración de Barrier, con trazos expresivos y un uso del color casi festivo, acompaña a la perfección este recorrido filosófico que no se toma demasiado en serio a sí mismo, pero sí toma en serio la capacidad de pensar. No hay solemnidad aquí, sino juego, ironía, inteligencia. Cada viñeta funciona como una pequeña sacudida de conciencia, un pellizco a la apatía. En un tiempo donde sobran voces y faltan ideas, Sabios y rebeldes llega como una bocanada de aire fresco.

¿Y para quién es este cómic? Para quien no haya leído nunca filosofía y quiera empezar por la puerta grande (y divertida). Para quien sospeche que hay algo que no encaja en el mundo y busque palabras para nombrarlo. Para adolescentes curiosos, para adultos hastiados, para profesoras en lucha y estudiantes insatisfechos. Para quienes aún creen que pensar vale la pena. Y sobre todo, para quienes saben que una buena pregunta puede ser más revolucionaria que mil respuestas.

En definitiva, Sabios y rebeldes es un libro que nos recuerda que pensar también es un acto político. Que detrás de cada gran transformación hubo alguien que se atrevió a decir: no estoy de acuerdo. Que rebelarse, con argumentos y alegría, sigue siendo un acto profundamente filosófico. Y que la filosofía, si no sirve para cuestionar el mundo —con mujeres y hombres por igual al frente—, ¿para qué sirve?

Así que, si estabas buscando una lectura que no solo te entretenga, sino que te sacuda, te provoque, te despierte las neuronas y te haga decir tu primer no del día con una sonrisa… ya la has encontrado.