A Tale of Two Arthurs, Volúmenes I y II

 El improbable cómic sobre dos hombres llamados Arthur: el precursor de Muhammad Ali y el sobrino de Oscar Wilde, el Gigante de Galveston y el poeta que se retó a puñetazos con el mismísimo Apollinaire. Nine Antico y Grégoire Carlé se unen para contar una historia de lucha entre razas, excesos, fornicio, y el noble arte. Y todo en escala de grises. “A Tale of Two Arthurs“.

El Gigante de Galveston

De Arthur Cravan algo sabía por su parentesco con uno de mis autores favoritos (y de casi todo el mundo, vaya). De Arthur John Johnson, sin embargo, no tenía ni la más remota idea hasta que abrí el primer volumen de este cómic francés publicado en formato digital por la editorial “Europe Comics” en EEUU.

 Jack Johnson (como le gustaba que se le conociera) llegó a California en la primera década de 1900, donde se labró una merecida fama boxeando. Jack desgastaba físicamente a sus oponentes antes de noquearlos sin apenas esfuerzo, uno tras otro, persiguiendo el premio de campeón de los pesos pesados, completamente ajeno a los constantes insultos que le llegaban desde el graderío.

A Tale of Two Arthurs nos muestra como Jack Johnson obviaba los insultos racistas antes de comenzar a combatir.

A Tale of Two Arthurs: A hostias con el racismo

 Y es que Jack golpeaba a la opinión pública de su tiempo con una determinación tan férrea como sus puños. Arrogante y excesivo, paseaba sus victorias por barrios blancos haciendo alarde de vicios caros. A la condición desfavorecida de su raza respondía descorchando botellas de champán, comprándose ropa de las mejores marcas, y seduciendo a mujeres blancas con su radiante sonrisa de coloso trapisondista.

Arthur John Johnson seducía a mujeres blancas con su blanca sonrisa. Actualmente su vida también se muestra en la obra de teatro, El combate del siglo, estrenada en la Sala Beckett.

 Y luego, ¡pum!, de vuelta al cuadrilátero, abriéndose camino a hostias (literalmente) hasta la cima del mundo del boxeo.

 En el cómic se nos muestran sus combates más importantes, así como sus desavenencias con la ley y sus líos de faldas. Pese a la conducta moralmente reprobable de Jack, su actitud de chulo simpático le granjea el afecto del lector. Esto, unido al tufillo rancio de la época, le convierte en una especie de Robin Hood de raza negra, un luchador dentro y fuera del ring, atizando a la hegemonía blanca americana ahí donde más le dolía.

Arthur Cravan, el poeta boxeador

 La trama continúa avanzando, y el Gigante de Galveston termina por encontrarse con Arthur Cravan, boxeador y poeta, sobrino de Oscar Wilde, y tan crápula como el propio Johnson. Tras un controvertido combate entre ambos en la Barcelona de 1916, sus caminos divergen, uno enfrentándose a su nueva vida en Europa y el otro a bordo de un barco hacia el continente americano.

Púgiles de lápiz y papel

 Narrado con sencillez y claridad por la guionista Nine Antico, “A Tale of Two Arthurses un cómic que interesa seas aficionado al boxeo o no. En él se cuentan, por resumir, las historias paralelas de un hombre negro que se comportaba como un blanco, y un blanco que escupía en la cara de los valores de la sociedad civilizada del momento. Y todo en el contexto del prejuicio racial a principios del siglo XX, las leyes Jim Crow, las revueltas Johnson–Jeffries de 1910, y la Primera Guerra Mundial.

Racismo, prejuicios, excesos, boxeo, subidas al cielo y bajadas a los infiernos es lo que encontramos en la vida de John Johnson y en A Tale of Two Arthurs.

 La parte gráfica, por su parte, corre a cargo de Grégoire Carlé, que demuestra su dominio de las tintas, y se gusta con un trazo fino y unos contrastes que son, a un tiempo, viscerales y elegantes.

 Lo mismo puede decirse de este cómic que se disfruta en dos partes, una por cada Arthur, como un gancho horizontal y un swing de derecha.