Salud digital: profesión de futuro (y desafío)

La salud digital cobra cada vez más importancia. De ahí que los estudios específicos en esta área despierten un mayor interés entre los estudiantes. Según nos contaban hace unos días desde la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), los estudiantes de Salud Digital de la UOC han aumentado más de un 70 % durante la pandemia. ¿Estamos preparados para este nuevo concepto de atención sanitaria?

Salud digital: una disciplina en auge

La salud digital no es otra cosa que la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación a la medicina y a la asistencia al paciente. Un proceso que ya había echado a andar hace algunos años, pero que con el estallido de la pandemia se ha acelerado alrededor de cinco años. “La COVID-19 ha acelerado cinco años la transformación en el mundo sanitario en cuanto a la organización“, afirma Carme Carrión, especialista en salud digital y directora del máster universitario de Salud Digital de la UOC. En este curso han superado el centenar de matriculaciones de estudiantes interesados en esta formación.

La telemedicina es un ejemplo de ello, aunque hay muchos más. Muchos pacientes y profesionales sanitarios apuntan a que estos nuevos sistemas empeoran la calidad de la atención al paciente. Por ello, es necesaria la transformación del sistema de un modo profundo, no únicamente en la superficie. Ocurre algo similar a lo que pasó con el e-learning. “Si simplemente hacemos lo que haríamos de manera presencial, el uso de la tecnología añade carga de trabajo y estrés. Lo que debemos hacer es llevar a cabo la atención y el cuidado de la salud de una manera diferente”, añade Carrión.

Salud digital. Ilustración: Verónica Montón Alegre.
Ilustración: Verónica Montón Alegre.

Pacientes más empoderados, pero más reticentes al cambio

Algunos de los beneficios más destacados de la salud digital pueden ser: la toma de decisiones más informada y personalizada gracias al manejo de un gran volumen de datos; el seguimiento más exhaustivo de las enfermedades del paciente; o la personalización de la atención sanitaria. Como puntos oscuros, nos encontramos, principalmente, con la resistencia al cambio de algunos profesionales y pacientes.

La medicina moderna se estructura bajo los principios de la personalización y la individualización al máximo de los tratamientos. De ahí que los pacientes podamos tener cada vez más voz y voto en cuando a la toma de decisiones sobre los tratamientos que recibimos. Estamos en la época del empoderamiento del paciente y el buen uso que se haga de la tecnología será determinante para convertirla en aliada y no en una traba.

Fuente: UOC