‘Sinjar’: la mirada de tres mujeres en el conflicto del autodenominado estado islámico

Anna M. Bofarull estrena este 1 de julio Sinjar, su última película. Un retrato coral encarnado por tres mujeres. El horror y el sufrimiento ubicados en tres lugares diferentes pero unidos por un mismo enemigo: el autodenominado Estado Islámico y el terrorismo.

Póster de Sinjar.
Sinjar.

El último filme de la tarraconense Ana Bofarull llega a las salas en un contexto político y social convulso. Donde las noticias están plagadas de conflictos bélicos y agresiones hacia colectivos que se salen de lo normativo.

En Sinjar la mirada se vuelve al año 2014. Cuando tuvo lugar la masacre en la ciudad homónima a manos del autodenominado Estado Islámico. En ella, se llevó a cabo principalmente el genocidio de los yazidíes, una minoría religiosa que fue asesinada, secuestrada e incluso esclavizada.

La cineasta española aborda esta situación desde la perspectiva de tres mujeres: Carlota, Hadia y Arjin. Tres personas de culturas, edad, etnias y clases diferentes, que están unidas por un mismo enemigo: el horror y el terrorismo. La construcción narrativa de la cinta no termina de cuajar en su desarrollo. Así como la cadencia narrativa que se descubre desafortunada. A caballo entre la ficción y el documental, el relato construido se queda a medias. Sin embargo, tanto la temática como la perspectiva construida se presentan como imprescindibles.  

Un retrato de mujeres donde Nora Navas se erige como el pilar más férreo e imprescindible del filme

Si la película Sinjar merece ser nominada por algún galardón de la Academia es indiscutiblemente por el de Mejor Actriz Protagonista para Nora Navas. La actriz española lleva a cabo una interpretación soberbia que sustenta toda la película. Ya en su anterior cinta Libertad (Clara Roquet, 2021) demostró ser una intérprete incontestable. Ganando el premio a Mejor Interpretación Femenina de Reparto.   

Luisa Gavasa y Nora Navas en Sinjar
Luisa Gavasa y Nora Navas en Sinjar.

En este caso vuelve a su papel de madre. Aunque desde una perspectiva mucho más compleja que la anterior. Poniéndose en la piel de la madre que debe afrontar las controvertidas decisiones de su hijo. Sin embargo, la cineasta construye a un personaje completo donde no solo se le esboza como madre. Sino que Carlota es una mujer con diversas capas y matices perfectamente desarrollados. A nivel laboral y personal no es solo la madre que debe preocuparse por su hijo. Algo que saca a relucir la acertada perspectiva de género de la cineasta española.

Junto a ella, aparecen como protagonistas también Hadia, interpretada por Halima Ilter. Así como Eman Eido en su papel como Arjin. Ambas también llevan a cabo una interpretación adecuada. Entre ellas, es especialmente destacado el rol de la actriz Eman Eido la cual ya declaró en su día que, aunque la película fuera ficción, para ella es una historia real vivida en primera persona. Joven yazidí que tuvo que sufrir en su propia piel las crueldades del autodenominado Estado Islámico. Gracias a este tipo de decisiones, Ana M. Bofarull no habla en lugar de estos colectivos, sino que les da la oportunidad de alzar la voz desde su propia experiencia. Tratando de alejarse así de una mirada más occidental y ofreciendo la oportunidad a la audiencia de “abrir los ojos a una realidad que no por lejana nos es ajena” (Ana M.Bofarull).

Eman Eido en Sinjar.
Eman Eido en Sinjar.

Sinjar: Experiencias tan duras como reales, alejadas de la mirada occidental y colonialista

Las películas y series de televisión que abordan el terrorismo del autodenominado Estado Islámico y la yihad son múltiples. Entre ellas la estadounidense Homeland (20th TV, 2011-2020). La cual aborda el terrorismo yihadista desde la perspectiva occidental y estadounidense. Otras películas como Los caballos de Dios (Nabil Ayouch, 2012), pusieron el foco en el reclutamiento de pequeños y jóvenes a la causa.

Más recientemente y de forma similar a Sinjar, se estrenó en Netflix la serie sueca Califato (2020). Esta, esboza un relato coral de mujeres afectadas también por el terrorismo del califato del autodenominado Estado Islámico en Siria. Y las consecuencias de este vividas en Suecia. La última película de Ana Bofarull sigue esta misma construcción narrativa, pero pone el foco en la ocupación del territorio de Sinjar, así como las experiencias más personales y emociones vividas por las protagonistas.

Halima ilter en Sinjar.
Halima ilter en Sinjar.

A través de las tres historias narradas, la cineasta mira con las protagonistas hacia las consecuencias del terrorismo. Incluso desde la mirada de la española Carlota (Nora Navas), y su experiencia como madre de un español reclutado, se elimina el factor colonialista y la mirada occidental. Exponiendo de manera explícita que la generalización del terrorismo hacia el colectivo musulmán es un error. Y que, por lo tanto, el odio hacia dicho colectivo se basa en un racismo sin fundamento. Porque el horror sufrido como consecuencia de los actos terroristas del autodenominado Estado Islámico no tiene fronteras. Y también colectivos como el de los yazidíes sufren las consecuencias del odio al diferente.

Guim Puig interpreta a Quim, un español reculado por el Estado Islámico en Sinjar.
Guim Puig interpreta a Quim, un español reculado por el Estado Islámico en Sinjar.

El odio al diferente y la violencia interseccional perpetuada

El odio a aquellas personas que no comparten nuestros rasgos o se alejan de lo normativo es algo perpetuo en la historia. A pesar de los distintos progresos, la violencia hacia las personas “diferentes” continúa ocurriendo en la actualidad. Los informativos están plagados de noticias sobrecogedoras donde la obtención de derechos humanos comienza a dar pasos agigantados hacia el pasado más conservador. Con decisiones como la del Tribunal Supremo de Estados Unidos que deroga el derecho al aborto. O lo ocurrido en la valla de Melilla. Con personas que huyen de una guerra en Sudán e intentan buscar un refugio donde poder sobrevivir.

Eman Eido en Sinjar.
Eman Eido en Sinjar.

Es por ello que películas como Sinjar son más pertinentes y necesarias que nunca. Para que la audiencia pueda volver la mirada a otros conflictos más allá de los límites occidentales. Aunque el contexto del filme se sitúe en 2014, es evidente que hoy en día el horror perpetrado por el terrorismo sigue ocurriendo a lo largo de todo el mundo. No obstante, los intereses económicos y geopolíticos se sobreponen en muchos casos a los humanitarios y sociales. La violencia tiene un carácter interseccional. El odio hacia el diferente también. Porque la etnia, raza, género y clase social son categorías que influyen en la condición de persona refugiada. Así como en las personas protagonistas de las historias más narradas en el audiovisual.

Es por ello que la mirada de estas mujeres hacia el horror del terrorismo es imprescindible en la sociedad contemporánea. Donde todavía, el miedo y odio hacia aquellos colectivos que amenazan el status quo del sistema establecido, sigue cobrándose las vidas de miles de personas.