Ana Fernández: “Parece que las mujeres a partir de los 50 no tienen historias que interese contar”
Desde su debut en el cine bajo las órdenes de Benito Zambrano en la imprescindible Solas, Ana Fernández, además de ganar un merecidísimo Goya por su trabajo, no ha dejado de participar en películas, series, obras de teatro y cortometrajes que han corroborado lo que ya sabíamos: Ana Fernández es una actriz en un estado de gracia perpetuo.
Este viernes 9 de junio la podremos ver sobre las tablas del Teatro Español, encarnando a Leocadia Zorrilla, la amante y ama de llaves de Goya en uno de los momentos más críticos de su vida.
José Carlos Plaza dirige El sueño de la razón, de Antonio Buero Vallejo, una obra, hoy más actual que nunca, en la que seremos testigos de cómo Leocadia y Goya luchan contra el totalitarismo, la discapacidad y la enfermedad en su búsqueda hacia la supervivencia.
Hablamos con Ana Fernández
– Hasta el 9 de julio podremos verte sobre las tablas del Teatro Español en El sueño de la razón de Antonio Buero Vallejo. ¿Qué te hizo decir sí a este papel?
En realidad, fue muy fácil tomar la decisión. Se trata de la protagonista femenina de una obra emblemática de Buero Vallejo. Y, además, bajo la dirección de José Carlos Plaza, con el que ya había trabajado en el estupendo montaje de La Casa de Bernarda Alba de García Lorca. Y la relación había sido magnífica. No había mucho que pensar. Y si además se trata de un personaje que se reivindica a sí misma a lo largo de la obra pues, ya están todas las mejores condiciones para aceptar un trabajo.
– Buero Vallejo escribió este texto en los 70, pero podemos asegurar que tiene mucho de actual, al menos en su retrato de una sociedad aborregada y soñolienta. ¿Qué vamos a encontrarnos en esta obra y por qué es tan necesaria hoy en día?
Sí, se estrena en el año 70, pero refleja la situación de España en el mes de diciembre del año 1823, que tiene una correlación cercana con nuestra situación actual. Pero, en cualquier caso, lo que importa de verdad es la presentación de la situación en aquel momento. Después del Trienio Liberal (entre 1820 y 1823), durante el cual ha habido un gobierno progresista, éste es derrocado por la invasión de los llamados “Cien Mil Hijos de San Luis”, un ejército llamado por Fernando VII, el Rey Felón, para imponer un reinado absolutista, autoritario y represor.
Goya y su ama de llaves y amante, Leocadia Zorrilla, han de enfrentarse a esta situación para sobrevivir sin perder su dignidad y defendiendo sus ideas liberales (traducido a hoy, serían progresistas). Y todo ello con el declive vital de Goya. Es un anciano, está sordo desde hace más de 30 años, tiene alucinaciones y todas las inseguridades que le provoca esa situación, inseguridades que también afecta a su relación. Pero, ambos Goya y Leocadia, luchan por su supervivencia perseguidos por los absolutistas intolerantes hasta que deciden irse a Burdeos. Y a todo esto, Goya sigue pintando sus “pinturas negras”.
– El director José Carlos Plaza dice sobre la obra que “(…) es la España de siempre condenada al ostracismo y a la incultura. Todo con tal de no dejarnos pensar”. En el periodo preelectoral en el que nos encontramos y con los últimos resultados en mente, ¿cómo ves el futuro de la industria cultural y artística en España?
Durante estos últimos años se han producido claros avances en la defensa de la cultura de lo que podríamos llamar producción independiente. Se han aprobado tres leyes muy importantes, la Ley del Audiovisual, la Ley del Cine, que viene a mejorar algunos aspectos deficientes de la Ley del Audiovisual, y el Estatuto del Artista.
Sin embargo, la única que se ha desarrollado es la primera, la Ley del Audiovisual. Las otras dos han quedado sin desarrollar en sus aspectos normativos y prácticos. Así pues, su desarrollo dependerá del resultado de las elecciones y de la voluntad de los nuevos gestores. Es crucial para el sector, por tanto, que salga un gobierno progresista.
– ¿Cuáles crees que son las razones por las que la sociedad española se ha alejado de la cultura?
No estoy segura de que se haya producido ese alejamiento. Quizá sí de las formas de cultura más convencionales, pero están surgiendo otras que pueden enganchar con las nuevas generaciones.
– Volviendo a la obra, ¿qué reflexiones te han rondado la cabeza durante la preparación del papel de Leocadia?
En primer lugar, algo que tengo siempre presente al afrontar un nuevo trabajo, y es qué aporta como mujer el personaje de Leocadia Zorrilla. Eso es fundamental para mí. Y en este caso su aportación es crucial para el desarrollo de la obra y para su conclusión.
Por otra parte, también he de considerar cómo el personaje influye en los demás y en este caso en el complejo personaje de Goya, protagonista absoluto de la obra.
Un elemento fundamental del personaje es que tiene que comunicarse con Goya, que está completamente sordo, a través del lenguaje de signos, y me ha hecho entender más el mundo de esa discapacidad.
No pretendo adelantar más para que lo descubráis al ver la función.
– ¿Cómo definirías a tu personaje? ¿Cómo has logrado hacerlo tuyo?
Leocadia Zorrilla es una mujer inteligente, apasionada, con una fuerte personalidad, liberal, comprometida, que lee; tiene, por tanto, un buen nivel cultural. Después de casarse con un joyero de origen alemán y tener tres hijos con él, es repudiada por éste por “infidencia” y es entonces cuando se convierte en ama de llaves de Goya, y también era su amante.
Parece ser que su hija Rosario era hija de Goya. Como veis tiene una vida muy intensa e importante en la vida del pintor, y no sabemos ni dónde está enterrada.
– Después de tu extensa trayectoria como actriz y habiendo trabajado en cine, teatro y televisión. ¿En qué escenario te sientes más cómoda?
Cada medio tiene sus características especiales y he de decir que me siento igualmente cómoda en las tres. Sin embargo, en el teatro está el origen de nuestra profesión de intérpretes y es de donde hay que nutrirse permanentemente.
El escenario es para mí un disfrute extraordinario. Y una fuerte necesidad, también una gran responsabilidad.
– Has trabajado con algunos de los directores más prestigiosos del cine español e internacional, ¿cuáles han sido los papeles que te han modificado como actriz?
El primer personaje protagonista de cine fue María de Solas, y era un personaje tan completo, con tantos matices, tan bien escrito que realmente para mí es inolvidable, y siempre le agradeceré a Benito Zambrano, el director, y a Antonio Pérez, el productor, que me lo confiaran.
Ese rodaje fue como un gran master en interpretación ante la cámara. La película tuvo 5 Goyas, entre ellos el mío como actriz revelación. Eso me permitió hacer muchos otros trabajos en cine.
Otro personaje muy importante para mí es la protagonista de una miniserie La Mari, que hice en Barcelona y que cuenta la historia a lo largo de 20 años de una inmigrante de un pueblo de Huelva, Alosno, a Barcelona entre los años 1965 y 1986.
Es una síntesis de muchísimas historias reales de esos años. Trabajar un personaje de largo recorrido en el tiempo y el espacio fue muy emocionante.
Pero hay muchos otros personajes que me han fascinado y hecho crecer como actriz y como persona.
En Sé Quién Eres, Patricia Ferreira me confió una psiquiatra, la protagonista, en una película compleja. Me hizo investigar sobre nuestra historia reciente con una mayor profundidad. Estuvo nominada a Goyas y participó en el Festival de Berlín.
José Luis Garci me confió un personaje muy hermoso también en You Are The One, esta vez secundario, junto a Julia Gutiérrez Caba, Lydia Bosch, Juan Diego, Agustín González… Cómo no aprender al lado de tan grandes actores y actrices. Más tarde, José Luis Garci me confió a la protagonista de Historia de un Beso, junto a Alfredo Landa. Otra experiencia inolvidable.
Compartí reparto con Fernando Fernán Gómez, con Geraldine Chaplin, Adriana Ozores y Leonardo Sbaraglia en En la Ciudad sin Límites, dirigida por Antonio Hernández. Fue una suerte tener tales compañeros de reparto de los cuales he aprendido mucho también.
En Hable con Ella, maravillosa película, Pedro Almodóvar me dirigió en un papel secundario, un personaje tragicómico que no me suelen confiar y que fue una experiencia también imposible de olvidar.
Laura Mañá me dirigió en Morir en San Hilario, que se rodó en Salta en el norte de Argentina y es una película estupenda, que representó una experiencia extraordinaria complementando otras películas que he rodado en Chile, Venezuela, Colombia y otras tres más en Argentina también. Rodar en Iberoamérica me abrió la mente en muchos sentidos.
Bueno, no voy a seguir porque se hará demasiado largo. Pero es que cada trabajo aporta un nuevo elemento a tu experiencia y a tus capacidades.
– Por otro lado, ¿Cómo ves el papel de las mujeres en la industria del cine y el teatro en España? ¿Has encontrado cambios significativos a lo largo de tu carrera?
Afortunadamente la presencia de mujeres en el teatro y en el cine va aumentando significativamente en número y en importancia.
El nuevo boom del cine español estos últimos años está protagonizado por mujeres especialmente. Eso es muy importante, aunque no basta. Hace falta más apoyo institucional.
Y sí, este cambio lo he visto producirse a lo largo de mi experiencia como actriz.
– ¿Crees que las mujeres tienen suficiente representación en las decisiones creativas y de producción en el cine?
Claramente no, no hay suficiente representación. Lo justo sería que estuviera en torno al 50%, cosa que aún está lejos de ocurrir, aunque ha mejorado.
– ¿Has encontrado desafíos específicos como mujer en la industria del cine y el teatro? ¿Cómo los has superado?
En el cine he tenido la suerte de hacer muchos protagonistas, pero al cumplir años sí aparece el edadismo. Parece que las mujeres ya a partir de los 40 y aún más al cruzar la barrera de los 50 no tienen historias ni vidas propias que interese contar. Algo muy alejado de la realidad.
Por suerte, ahora empiezan a aparecer personajes femeninos más ricos y complejos, lo que tiene que ver también con que haya más mujeres guionistas y productoras.
En teatro ocurre también, aunque la magia del teatro te permite jugar mucho más libremente con todo, incluida la edad de los personajes.
¿Cómo superar que no te llegan personajes interesantes? A mí me llevó a decidir en un momento determinado meterme en producción. Se trata de un personaje femenino maravilloso de una obra que protagonizo, El Lunar de Lady Chaterley, de Roberto Santiago, que cuenta lo que pudo ocurrir cuando acaba la novela de El Amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence.
Se trata de una mujer madura, inteligente y libre que alza su voz ante la injusticia enfrentándose a toda una estructura social patriarcal y a un jurado compuesto solo por hombres.
– ¿Cómo te has enfrentado a la discriminación de género y a los estereotipos en tu carrera? ¿Puedes compartir algún ejemplo?
El edadismo, que ya he citado y la hipersexualización de las mujeres son constantes en este sector.
Como ejemplo podemos señalar que no hay equilibrio entre los desnudos de mujeres y de hombres. Los hombres con 50 años o más siguen siendo objeto de deseo y las mujeres a partir de esa edad “desparecen”. Creo que es evidente incluso al ver las promociones de los espectáculos, sean teatro, cine o televisión.
– Por último, ¿En qué otros nuevos proyectos podremos verte?
Hay algunos proyectos tanto en teatro como en cine, pero es pronto para hablar de ellos. Y en ambos son muy importantes las voces de sus personajes femeninos.
Cuestionario furioso de Ana Fernández
Película favorita: El Padrino, de Francis Ford Coppola.
Serie favorita: Me cuesta mucho decidirme por una, yo soy una niña que creció pegada a una televisión. De mi infancia me quedaría con Poldark, de mi adolescencia con Cañas y Barro, la Saga de los Rius, de mi juventud con Arriba y Abajo, Ana Karenina, A dos metros bajo tierra, y de mi madurez… imposible elegir… Happy Valley, una serie con una protagonista más de 50 años impresionante. También La Maravillosa Sra. Maisel. En fin, muchísimas.
Libro favorito: Guerra y Paz y Ana Karenina, por lo que me impresionaron en su momento. Pero hay tantos… Me extendido mucho antes, pero quiero citar la última de Fernando Marías Arde este Libro.
Cómic favorito: Sigo adorando a Mafalda, y hoy recomiendo Persépolis, de Marjane Satrapi.
Cantante, grupo o músico favoritx: Bruce Springsteen, Mina.
Artista plástico favoritx: Me gustan mucho los expresionistas alemanes, pero quiero destacar a Camille Claudel, Georgia O’Keeffe, Carmen Laffón y Maruja Mallo.
Miedo tecnológico: Lo que me parece más temible es la manipulación de la información.