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‘Destroy’, un acto caníbal de Isabella Santacroce

Destroy es el segundo libro de Isabella Santacroce, la más maligna de los caníbales. La figura de la escritora y la estrella de rock se difumina en este libro que es puro vértigo.

Enchufamos nuestro walkman Sony, nos ponemos nuestra cazadora Carhartt naranja dióxido de carbono, nuestras botas Buffalo con super plataforma, y nos disponemos a echarle un vistazo.

Generación caníbal

… doy patadas a oscuras y me apago el cigarrillo en la mano y suelto un berrido y mando a tomar por culo hasta el sol, atomarporculohastaelsol.

Destroy

En 1996, Daniele Brolli publicó una antología de relatos escritos por nuevos talentos italianos. Dicho libro llevó el título de Juventud caníbal, nombre que sirvió de bautismo a toda una generación de autores.

Pese a no haber participado en dicha antología, Isabella Santacroce es una antropófaga de pro. Nacida en Riccione, al noroeste de Italia, llama tanto la atención por su aspecto como por su talento literario (que tiene, y mucho).

Aparentemente salida de una portada de la revista Kerrang!, Santacroce escribe de forma cruda y contundente, oscilando entre lo culto y lo coloquial, con multitud de referencias a la cultura pop y un cierto deje pulp.

Destroy: Buscar y destruir

Someday you will ache like I ache.

Doll parts (Hole)

Destroy está protagonizada por Misty, una italiana de veinticinco años que emigra a Londres, Inglaterra. Ahí se dedica a su particular exploración de la condición humana, probando todas y cada una de sus secreciones y hurgando en sus agujeros más íntimos.

Misty es excesiva como un personaje de cómic, una especie de Tank Girl urbanita y obsesionada con el látex que ha moldeado su personalidad a la imagen de sus ídolos musicales y vive en un pequeño apartamento desprovisto de muebles.

Isabella Santacroce © Zuccheronero. Destroy
Isabella Santacroce (o Misty…) © Zuccheronero

Entre sus aficiones está dejar su número en cabinas telefónicas, recibiendo llamadas de todo tipo de seres hermosamente abyectos en busca de un oído. Y es que Misty está adicta a sus historias, no importa cuán sórdidas. Su forma de conectar con el mundo es siempre esa: la de un animal subterráneo.

Presa de un narcisismo extraño y autodestructivo, conserva una delgadez extrema, que considera absolutamente deliciosa, para poder vanagloriarse de sus piernas y odiarse apropiadamente a sí misma.

Demasiado dispersa como para definirse sexualmente, se recorre la ciudad de cama en cama, teniendo experiencias con hombres y mujeres. Entre ellas encuentra, además de colocones y orgasmos, alguna que otra muestra genuina de afecto.

Para ganar dinero, se ofrece para realizar toda clase de estrafalarios servicios a algunos de sus deshechos sociales favoritos. Mary es su mejor cliente, una ricachona a la que conoce frente al escaparate de una tienda de bolsos, y a la que le gusta que le observen desnuda o le canten canciones, por ejemplo.

Otros personajes significativos de Destroy son Tilly, amiga de la infancia de Misty que sueña con ser una estrella porno. Y Labelle, una mujer francesa que escapa de su vida familiar. También Liam, amante de Mary por el que la protagonista de la novela se enamora perdidamente. Por último, encontramos a Bryan y Arlette, dos jóvenes con los que mitiga sus tristezas amorosas en un ménage à trois.

Dub literario

Seguid leyendo, tocándoos donde os parezca, y, si creéis que ya estáis preparados, levantad la cabeza y ved cómo se balancea mi cuerpo suspendido en el techo. Os quiero…

Destroy

Destroy es un manifiesto nihilista y contracultural tan confuso y fragmentado como un viaje de ácido. Dividido en multitud de capítulos cortos como pequeñas partículas de polvo explosivo, está lleno de referencias a marcas de ropa y aparatos electrónicos, así como de nombres de cantantes y grupos de música.

Si Jack Kerouac escribía al ritmo de Charlie Parker, Isabella Santacroce lo hace al de Massive Attack. Rompiendo la cuarta pared a menudo, el lector o lectora se convierte en otro ejemplar de su particular colección de insectos humanos. Y, como tal, juega con él o ella como le viene en gana, especialmente interesada en joderle la mente.

Destroy fue publicado originalmente en el mismo año 1996, por la editorial milanesa Giangiacomo Feltrinelli, y se considera la segunda de tres novelas conocidas como La trilogía del miedo. Una década después fue traducida al castellano por Anagrama y lanzada como el número 174 de la colección Contraseñas.

Foto de portada: Isabella Santacroce ©Leonardo Cendamo