‘El club de la lucha 2’, Tyler Durden ha vuelto

Casi veinte años después de su mayor éxito literario, Chuck Palahniuk se salió con una adrenalínica segunda parte en formato cómic, El club de la lucha 2. Si no has leído la primera novela (o, al menos, visto la película), vuelve cuando lo hayas hecho. ¿Sigues aquí? De acuerdo, bienvenido de nuevo al club de la lucha.

Entre 1950 y 1954, el célebre antropólogo Victor Turner estuvo estudiando a la tribu de los Ndembu, en el noroeste de Zambia. De estos estudios extrajo sus teorías acerca de lo que él mismo denominó “ritos de transformación”. Según decía, una persona debe, en esencia, abandonar el mundo y volver para alcanzar su máximo potencial.

Esto fue lo que hizo Tyler Durden, y el resultado no puede ser más satisfactorio.

Porta de David Mack para El club de la lucha 2.
Porta de David Mack para El club de la lucha 2.

El club de la lucha 2: La vuelta de Tyler

El cómic nos reúne de nuevo con el narrador de El club de la lucha. Sebastian (que es como decide hacerse llamar) se ha casado con Marla, y juntos comparten una anodina vida suburbana. Han tenido un hijo, además, que parece haber heredado algo más que el pelo negro de su padre.

Todo parece ir bien, pero la normalidad de un empleo corriente, y la rutina de una familia de clase media americana resulta a veces insoportable. Para vencer al tedio, Marla ha vuelto a infiltrarse en grupos de apoyo para enfermos terminales, en busca de estímulos. Su nuevo grupo favorito es de personas con el síndrome de Hutchinson-Gilford.

Al mismo tiempo, sustituye la medicación de su marido por placebos. Así logra deshacerse de Sebastian durante algunas horas, y mantener un affair con su desinhibida (y sexualmente carnívora) segunda personalidad: Tyler Durden.

El club de la lucha 2.
El club de la lucha 2.

Pero Tyler tiene otros planes (además de procurarle orgasmos a Marla). En secreto, ha estado extendiendo el Proyecto Mayhem a lo largo y ancho del globo. Pronto obtiene los recursos necesarios para sumir al mundo en el caos, llevando así a la práctica los controvertidos postulados filosóficos que le empujaron a fundar el club de la lucha desde un principio. 

Cuando Sebastian toma conciencia de lo que ocurre, Tyler incendia su hogar y secuestra a su hijo. Para recuperarlo, vuelve a la casa abandonada donde aprendió a hacer napalm con gasolina y zumo de naranja, así como bombas a base de grasa humana. Ahí engrosa las filas del ejército de Tyler Durden, con la esperanza de acercarse más a él y, por tanto, a su hijo.

Pero Marla no está dispuesta a esperar de brazos cruzados. Mientras Sebastian se abre camino a hostias a través de la red de su álter ego, ella intenta descifrarla con la ayuda de una hacker con progeria. ¿Lograrán encontrar al pequeño? ¿Y acabar con Tyler?

Palahniuk, Stewart y Mack

El club de la lucha 2 es una delicia retorcida en la que se explora la idea de que Tyler Durden es más que la otra mitad de una personalidad dual. Él es una idea, un arquetipo, y por ello puede encarnarse en una persona u otra y hacerse, en esencia, inmortal.

Con este pretexto, el cómic realiza un agudo comentario acerca de la sociedad occidental post 11 de septiembre. El guion, escrito por Chuck Palahniuk, es un laberinto perfectamente trazado, con sorpresas (más o menos agradables) a la vuelta de cada esquina. Contiene giros inesperados, humor y, sobre todo, mucha, mucha sangre.

Palahniuk se incluye a sí mismo en la historia, influyendo en su devenir a medida que la va comentando con el resto de miembros de su club de escritura. También interactúa con algunos de los personajes, influyendo en sus acciones. A menudo rompe la cuarta pared, mencionando la novela e, incluso, la película homónima que protagonizaron Edward Norton y Brad Pitt en 1999.

El mejor Brad Pitt en El club de la lucha.

Los dibujos corren a cargo de Cameron Stewart, que realiza un buen trabajo. Su estilo cartoon transmite la velocidad y el carácter excesivo de El club de la lucha 2. Aunque, en mi opinión, le resta a la violencia algo de impacto. No me entendáis mal, Stewart es mejor dibujante de lo que yo podría llegar a ser jamás. Pero quizá un aporte gráfico más realista podría haberle añadido un plus de crudeza a la narración.

Las portadas de David Mack, por su parte, son absolutamente fantásticas.

El club del cómic

El club de la lucha 2 se publicó en diez entregas entre mayo de 2015 y marzo de 2016. La editorial encargada de hacerlo fue Dark Horse, de la que ya hemos hablado en el pasado.

En español vio la luz en un tomo único, publicado en marzo del año pasado por Reservoir Books.