·

El gran libro del anime: cómo dejar de ver dibujitos y empezar a entender el mundo

De Heidi a Evangelion, pasando por Totoro, Akira y la madre que parió a Paprika, El gran libro del anime, de Nathalie Bittinger, es una guía ilustrada que demuestra que el anime no solo se ve: se piensa.

Hay gente que aún dice “dibujitos” cuando te pones Akira o Perfect Blue. Y luego está El gran libro del anime, que te da ganas de enmarcar cada página, mandárselo a ese cuñado y recordarte por qué amamos tanto esta forma de contar (y mirar) el mundo.

Publicado por Lunwerg (sí, los mismos del libro sobre Studio Ghibli que seguro tienes en la mesita), esta obra escrita por la profesora y crítica Nathalie Bittinger no es solo un compendio de imágenes bellas: es un recorrido temático por las entrañas de la animación japonesa. Uno que te lleva de la infancia edulcorada a la distopía apocalíptica, de la tecnología desenfrenada a la conciencia ecológica, y de ahí a la guerra, el duelo o la identidad.

Portada de El gran libro del anime.
Portada de El gran libro del anime.

El gran libro del anime: Dibujar para sobrevivir (o cómo el anime te explica el siglo XX)

Bittinger organiza su ensayo en torno a grandes temas. Nada de orden cronológico ni listas tipo “los 10 mejores animes según un tipo que no ha visto Shōwa Genroku Rakugo Shinjū”. Aquí hay mirada, contexto y análisis.

¿La guerra? Está La tumba de las luciérnagas. ¿El apocalipsis? Ahí llega Evangelion, como siempre, a jodernos la vida y el alma. ¿El cuerpo como campo de batalla? Ghost in the Shell, Paprika, Perfect Blue. ¿Lo rural, lo mítico, lo ecologista? Todo el catálogo Ghibli, gracias, y de paso un poco de Kemushi no Boro, que sí, también vale.

Lo interesante es cómo Bittinger enhebra cada obra para hablarnos del Japón que hay debajo: el de la posguerra, el del trauma nuclear, el de la represión emocional, el del escapismo como trinchera. El anime como mapa emocional de un país que no siempre ha podido hablar claro, pero que ha dibujado como nadie.

La tumba de las luciérnagas. El gran libro del anime.
La tumba de las luciérnagas. El gran libro del anime.

Ghibli, Otomo y más allá: las joyas (y ausencias) de El gran libro del anime

Obviamente, los sospechosos habituales están presentes: Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, Akira, Evangelion, Dragon Ball, One Piece. Pero también se cuelan obras menos mainstream (aunque esenciales) como Tekkonkinkreet, Serial Experiments Lain o Millennium Actress, y ahí es donde el libro brilla de verdad.

No es solo que te cuente “qué va” cada serie o película. Es que te explica por qué importa. Qué dice sobre la adolescencia, el capitalismo, el deseo, la muerte o la disociación.

Sí echamos de menos algunas joyas: Monster, Paranoia Agent, Ping Pong the Animation, Ergo Proxy, por ejemplo. Pero es que el anime es inabarcable, y Bittinger ha optado por un enfoque más temático que enciclopédico. Y eso se agradece.

Un libro para ver anime con otros ojos (y para regalar con orgullo otaku)

Visualmente, el libro es una maravilla. Tapa blanda pero formato grande (22 x 27 cm), papel grueso y mate, una maquetación cuidada que te invita a quedarte en cada doble página. Es de esos libros que no solo lees: hojeas, subrayas, dejas abierto sobre la mesa mientras ves Paprika y piensas “qué narices acabo de ver”.

¿Es para fans? Sí, pero también para quienes se acercan al anime con curiosidad o esnobismo. Para quienes aún creen que esto va de “niños gritones” y no de existencialismo, cuerpos fragmentados, amor queer y críticas al trabajo asalariado.

El gran libro del anime funciona como una carta de amor ilustrada al medio, pero también como una herramienta crítica. Una prueba de que el anime ha sido, durante décadas, el lugar donde se han discutido –con violencia, belleza y ternura– los grandes temas del siglo XX y XXI.

Paprika. El gran libro del anime.
Paprika. El gran libro del anime.

Quién es Nathalie Bittinger (y por qué sabe tanto)

Nathalie Bittinger no es una fan cualquiera. Es profesora de estudios cinematográficos en la Universidad de Estrasburgo y lleva años investigando cine asiático, animación y culturas visuales contemporáneas. Su enfoque es académico, sí, pero nada aburrido: Bittinger escribe desde el conocimiento, pero también desde el placer de ver y pensar las imágenes.

Ha colaborado en obras colectivas sobre cine japonés, nuevos medios y narrativas transnacionales, y en El gran libro del anime despliega todo ese bagaje para ofrecernos un análisis riguroso, accesible y profundamente visual del anime como fenómeno artístico y cultural.

En otras palabras: si vas a fiarte de alguien para que te guíe por la historia del anime, que sea alguien que ha visto Perfect Blue más de diez veces… y ha escrito sobre ello con seriedad y pasión.

Nathalie Bittinger.
Nathalie Bittinger.

El gran libro del anime: para dejar de mirar el anime “de reojo”

El gran libro del anime no es solo un capricho editorial para fans entregados: es una puerta de entrada y una reivindicación. Una forma de decir que el anime no necesita legitimación cultural… pero que tenerla tampoco está mal. Que puede ser arte, espejo, grito político o bálsamo, todo a la vez.

Así que si alguna vez te preguntaste por qué lloraste viendo a Ash abrazar a Pikachu, por qué Akira te dejó con dolor de cabeza o por qué Nausicaä parece más actual que cualquier distopía de Netflix, este libro es para ti. Y si nunca has visto nada de eso, también.

Porque en un mundo cada vez más saturado de ruido visual, El gran libro del anime te invita a mirar con pausa, con contexto y con respeto. Y eso, en los tiempos que corren, es casi revolucionario.