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Entrevista a Marta Pazos, pura vanguardia escénica

Marta Pazos es una de las creadoras más efervescentes de la vanguardia escénica española. Así lo demuestran sus últimas creaciones, la más reciente: Viaje a la Luna, montaje teatral que lleva a las tablas el único guion cinematográfico conocido de Federico García Lorca.

Marta Pazos (Pontevedra, 1976) es directora de escena, dramaturga, escenógrafa, vestuarista e intérprete. Se mueve como pez en el agua en el teatro, su medio natural, en el que disfruta y nos hace disfrutar.

Marta Pazos con algunas personas de su equipo de Voadora. Foto: ©Vane Rábade
Marta Pazos con algunas personas de su equipo de Voadora. Foto: ©Vane Rábade

Pazos destaca por tener un lenguaje propio y auténtico basado en la investigación escénica constante y en la hibridación de disciplinas. Dirige teatro y ópera desde el año 2000 para el Centro Dramático Nacional, el Teatre Lliure de Barcelona, el Teatro Español, Teatro Real, el Centro Dramático Galego o el MA Scène Nationale de Francia, entre otros.

Ha llevado a escena la ópera Je suis narcissiste; las versiones de las obras de Shakespeare Sueño de una noche de verano o La tempestad; Tokio3; Garage; La Divina Comedia de Dante Alighieri con la que fue finalista al mejor espectáculo revelación de los Premios MAX. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su labor profesional en el teatro.

Pocos días después de habernos vuelto un poco locas (en el mejor sentido) con su obra Viaje a la Luna, tras verla en el Teatre Lliure, hablamos con Marta Pazos para que nos cuente cómo se acercó a Lorca en este complejo proyecto, sobre las dificultades y alegrías de haberlo llevado a escena, acerca de la situación actual de la cultura y sobre sus próximos proyectos teatrales.

La cultura es segura, lo digo con hashtag y sin él. Probablemente, los espacios culturales son los lugares más seguros que puede haber. Y también son lugares seguros para el alma.

Marta Pazos, directora de teatro.

Hablamos con Marta Pazos

-Para comenzar, tengo que confesarte que después de ver Viaje a la Luna salí con la cabeza un poco loca (risas), pero, con el paso de los días, tengo que decirte que muchas de las imágenes de la obra se me han quedado grabadas. ¿Qué te comentan otras personas que han visto ya la obra? (No sé si coinciden conmigo…)

(risas) Sí, la verdad es que yo trabajo bastante en ese sentido, crear algo que ‘retumbe’ en la cabeza de los espectadores, con un ritmo muy rápido que deje un poso a lo largo de los días. No me gusta provocar un efecto inmediato que al poco tiempo se olvide, me gusta que el espectáculo se quede en la cabeza. Mucha gente me traslada algo muy parecido a lo que me comentas: que le ha gustado, que le ha impactado y que las imágenes resuenan en su cabeza.

Viaje a la Luna es un espectáculo muy de sentir. Me dicen que salen agitados de ver la obra y también me trasladan esa confrontación entre la belleza de las imágenes y la oscuridad que se produce sobre las tablas y que está también latente en el texto de Lorca. Es muy bonito ver la conexión con el pasado, darnos cuenta de que todo es cíclico y de que la obra está totalmente conectada con nuestro presente.

-¿Cómo surgió el proyecto Viaje a la Luna? ¿En qué momento tuviste acceso al único guion cinematográfico escrito por Lorca?

Hace un año que pude acceder al guion de Lorca. No lo conocía, me lo mostró la directora gallega Paloma Lugilde de la Compañía Teatro Baixo da Area. Ella estaba haciendo Poeta en Nueva York, y un día hablando sobre Lorca me comentó que existía un texto precioso que el poeta había escrito para cine. Me comentó que le encantaría verlo en teatro hecho por mi, porque ella consideraba que tenía mucho que ver con mi imaginario.

Cuando me llamaron del Teatre Lliure para realizar un proyecto con ellos, al principio, comencé con otra cosa, pero después de un tiempo, un día por la noche, así como de repente, me di cuenta de que tenía que llevar a escena el guion cinematográfico de Lorca. Y así empezó todo…

-La verdad es que, al leer el guion de Lorca, no encontramos (aparentemente) ningún hilo conductor claro. ¿Qué ha sido lo más complicado de llevar este texto a escena?

Pues mira, lo más complicado para mi ha sido no perderme en el mapa. Me costaba mucho, cuando comenzaba a montar una parte, visualizar qué sería lo siguiente o desde dónde veníamos… No me había pasado con ningún otro espectáculo.

Por otra parte, también era muy estimulante porque el texto tiene un ritmo muy frenético en lectura, aunque luego en la adaptación a escena he cambiado los ritmos, ya que en el texto hay algunas cosas marcadas, pero no muchas… En este sentido, el trabajo con todos los miembros del equipo ha sido fundamental para darle forma.

Lo más difícil era intentar marcar una línea porque no había ninguna, y eso me descontrolaba mucho. Aunque también pensaba que era muy divertido porque al público le pasaría lo mismo cuando viera la obra… Me tenía que abandonar de alguna manera, sin intentar ordenar, tenía que buscar otra formar y dejarme navegar ahí

-La obra provoca cierto caos en el espectador, pero, al mismo tiempo, es imposible salir de ese Viaje a la Luna

Claro, sí, el caos está muy presente en todo el espectáculo. Estamos hablando de un guion de hace 100 años, escrito por Lorca en 1929, es pura vanguardia. Y, precisamente, está hablando de eso, del rupturismo con lo anterior, de la búsqueda de un nuevo arte. Entonces, tiene que ser así a propósito, debe agitarte. Y eso es también lo que yo buscaba, agitar. Por eso era importante mantener intacta la esencia de cómo fue escrito, para quien y el contexto.

Marta Pazos. Foto: ©Vane Rábade
Marta Pazos. Foto: ©Vane Rábade

-Como nos comentabas, se trata de un guion escrito hace casi 100 años, sin embargo, ¿podríamos decir que tiene mucha actualidad, ves la relación con el momento que vivimos?

Creo que sí. En aquel momento Lorca estaba buscando una nueva forma de arte, dentro de un contexto muy concreto: el derrumbe del establishment; Lorca escribe este guion durante el crack del 29 en Nueva York y, posteriormente, escribiría lo que fue su gran revelación: el teatro representable. Él estaba viviendo una revolución mientras todo se desmoronaba a su alrededor y se agarró a un viaje interior. Yo creo que se puede trasladar a lo que les está pasando ahora a los artistas: todo se desmorona alrededor, entonces, qué hacemos, a qué nos agarramos y qué transformación tenemos que hacer como reflejo de la transformación sistémica que se está produciendo. Lo queramos o no, está pasando…

-¿De qué forma has trabajado el texto y el propio montaje teatral con el equipo? Ante un proyecto de estas características, entiendo que el resto del equipo tenía también que estar muy abierto a probar, a experimentar, a explorar…

Sí, de hecho, cuando hice el casting buscaba a intérpretes que fueran también creadores y creadoras. Era muy importante que tuvieran una voz propia para establecer un diálogo en común. Esto me interesa mucho cuando trabajo, porque entiendo el acto escénico como un diálogo constante con el mundo y con otros artistas. Por eso es muy importante que yo no imponga mi voz, sino que coloque las diferentes opciones sobre la mesa, aporte los materiales, pero que sea un acto vivo y conjunto.

Momento de la obra Viaje a la Luna de Marta Pazos. Marta Pazos. Foto: ©Teatre Lliure
Momento de la obra Viaje a la Luna de Marta Pazos. Foto: ©Teatre Lliure

-Hay muchos símbolos en la obra que resultan muy curiosos e incluso inquietantes. ¿Podrías desciframos algunos de ellos? Por ejemplo, el “13-22” o el arlequín…

Sí, hay muchos símbolos del universo de Lorca. Sobre este tema se han escrito numerosos artículos, escritos y libros que tratan de dar significado a estos símbolos lorquianos. Por ejemplo, el “13-22” hace referencia a las etapas de desarrollo del hombre, desde la adolescencia hasta el ’22’ como la edad del despertar sexual, el camino hacia la adultez. También vemos al hombre de la bata blanca que simboliza la autoridad frente al arlequín que representa la piel del teatro. La luna como símbolo de muerte, los peces, la sangre, los fluidos… Todos ellos son símbolos lorquianos que ya estaban en Romancero gitano, pero que ahora, en Viaje a la Luna, son llevados hacía otro lugar, más profundo, más psíquico, más de vanguardia.

-Por otro lado, ¿cómo estás viviendo el parón actual en el mundo de la cultura, no solo en tu caso particular, sino también en tu entorno?

Lo vivo con una alarma absoluta. La cultura es segura, lo digo con hashtag y sin él. Probablemente, los espacios culturales son los lugares más seguros que puede haber. Y también son lugares seguros para el alma, un refugio donde, además, poder ver a humanos sin máscaras.

Tengo gente muy cercana pasándolo ‘no muy bien’. Nos afecta a todos. Sobre todo, el impacto de no tener acceso a la cultura, con todo lo que eso implica para la población…

-Para terminar, ¿en qué próximos proyectos estás trabajando?

En mayo estrenamos Othello en el Teatro de La Abadía de Madrid, una coproducción de Voadora en la que también participan la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (MIT Ribadavia) y el Teatro Nacional São João de Oporto. Además, estoy trabajando con el diseño de la escenografía del nuevo espectáculo de Teatro en Vilo para el Centro Dramático Galego. Me encuentro en un momento dulce.

Imagen de portada: ©Vane Rábade.

Cuestionario furioso de Marta Pazos

Película favorita: Eternal Sunshine of the Spotless Mind de Michel Gondry.

Serie favorita: Steven Universe.

Libro favorito: Herstory: Una historia ilustrada de las mujeres de Moreno, Bastarós y Daura.

Cómic favorito: Macanudo de Liniers.

Cantante, grupo o músico favorito: David Bowie.

Artista plástico favorito: Yoko Ono.

Miedo tecnológico: Suplantación de identidad en redes.