‘Minx’: el feminismo y su apropiación capitalista
Ellen Rapoport recupera la segunda ola feminista y crea una serie enraizada en su seno. La liberación sexual de la mujer fue una de las premisas esenciales del movimiento feminista de los años 70. En Minx, la nueva serie estrenada el presente año 2022 se construye una ficción inspirada en circunstancias reales. Una idea genuina que se envuelve en un relato exiguo.
La nueva serie de HBO Max narra la historia de la creación de una revista porno dirigida a mujeres. A pesar de no estar basada en hechos reales, sí que se inspira en circunstancias que ocurrieron. Revistas como Playgirl fueron publicadas en Estados Unidos en los años 70 para revindicar la sexualidad de las mujeres.
En los primeros minutos del primer episodio se plantea una situación familiar. Una mujer que pasa por delante de una obra. Unos albañiles que la observan de lejos. ¿Siguiente secuencia? Predecible. El acoso sexual callejero es una situación que, desafortunadamente, sigue sucediendo. Y muchas mujeres pueden sentirse identificadas con ella. En el caso de Joyce, la protagonista, ella decide reaccionar de forma diferente. ¿Y si dialogamos? ¿Siguiente secuencia? Predecible. El acoso continúa. Con esta premisa se sienta el precedente de una serie con tintes insurgentes, aunque insuficientes.
La sexualidad de las mujeres y el movimiento feminista
En los años 60-70 tiene lugar el comienzo de la segunda ola feminista. En la orilla del sistema patriarcal que sigue dominando, rompen con fuerza las ideas de la liberación sexual de la mujer. De forma paralela al surgimiento del movimiento gay y lesbiano, el feminismo da un giro y pone en el foco la sexualidad de la mujer.
Como continuación temporal de la impecable serie feminista La Maravillosa Señora Maisel (Amazon, 2017-), se estrena en HBO la serie Minx. Contextualizada en Los Ángeles de los años 70, se enmarca en un ambiente explícitamente feminista. La protagonista, Joyce, interpretada por una acertada Ophelia Lovibond, es una joven feminista que quiere publicar su primera revista.
A pesar de tener una idea principal denominada El matriarcado despierta, termina publicando con un publicista de revistas eróticas y pornográficas. A pesar de su inicial reticencia, finalmente cede a publicar Minx. La primera revista pornográfica dedicada a las mujeres (heterosexuales). En esta línea, Joyce no persigue la idea de convertir al hombre en objeto sexual, sino en desnudarlo como un sujeto ante la mirada de la mujer buscando su placer sexual. En esta idea reside una de los mayores aciertos de la teleserie. Articulando diversas problemáticas esenciales que, desafortunadamente, no suenan anacrónicas en la actualidad.
Minx: La fina línea entre la reivindicación y la capitalización
La teleserie busca la crítica social hacia la capitalización del feminismo. Se plantean cuestiones fundamentales como el utilizar la palabra feminismo para vender. Conseguir audiencia o simplemente generar controversia. No obstante, la serie se sitúa en el precipicio con un pie en el abismo. La línea entre la crítica y la capitalización es muy borrosa. Y en algunas ocasiones, la serie cae en sus propias trampas.
Las mujeres construidas son cuestionables. Aunque aparentemente con un fin reivindicativo, es demasiado sencillo caer en la risa fácil y vacía entorno a ellas. La frivolización de lo que se habla convierte la producción en una paradoja peligrosa. Para una audiencia sin demasiado pensamiento crítico, se podría caer en la mofa hacia las mujeres representadas.
Uno de los arquetipos más explotados es el de la mujer histérica o intensa. Donde estas palabras tienen connotaciones extremadamente negativas y machistas. La palabra histeria viene del griego “hysteron” que significa útero. Concepto utilizado para diagnosticar a las mujeres que padecían cierto nerviosismo o más emocionalidad de la normativamente aceptada. Hoy en día es una palabra que tiene una connotación misógina evidente. Haciendo referencia a esa mujer que muestra sus emociones sin filtro. Convirtiéndose en ese personaje insoportable que provoca la carcajada vacía en la audiencia.
Bambi, el personaje más valioso del elenco
El personaje de Bambi es interpretado por una sobresaliente Jessica Lowe. Desde el inicio, se construye como el arquetipo de la mujer que es un cuerpo sin capacidad para pensar. Ese objeto sexual que solo funciona como escaparate para los hombres. No obstante, conforme avanza la serie su personaje va evolucionando y desplegando una serie de recursos magníficos. Una construcción de personaje muy completo que va sumando rasgos de forma progresiva.
Bambi es la mujer que rompe las expectativas de la audiencia. La crítica más enriquecedora reside en ella. Poniendo en valor la premisa central del movimiento de liberación sexual de la mujer. Basada en la idea de poder disfrutar de la sexualidad sin ser vista o utilizada como un objeto. Sexualidad por y para la propia mujer.
Minx resulta ser un compendio de buenas ideas que no termina de cuajar. La estética y vestuario, junto al cromatismo son sobresalientes. Con referencias evidentes a la época dibujada. El mensaje y subtexto planteado es de un carácter genuino y necesario. En una actualidad donde el cuerpo de la mujer vuelve a ponerse bajo el foco de los escaparates. Con una connotación incluso más sexual. Se presenta como pertinente el abordar la pornografía desde un enfoque diferente. Sin embargo, el alcance de la presente serie es cuestionable. Del mismo modo que lo es su forma representar.
Hacer visibles ciertos asuntos es esencial. Porque lo que no se nombra no existe. Pero no hay que olvidar que la forma de nombrar también importa.