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‘Nada’ sigue siendo tan relevante como Carmen Laforet

Nada es una de las novelas en español más importantes del siglo XX. Ampliamente estudiada y galardonada, no necesita presentación por nuestra parte.

La hemos releído, sin embargo, y nos ha parecido extremadamente actual.

Intentaremos explicar el por qué.

Nada: El rostro de la postguerra

Cuando uno lee, por ejemplo, Rocinante vuelve al camino de John Dos Passos, publicada en 1922, y la compara con la situación política actual, experimenta una constante sensación de déjà vu. Con Nada ocurre algo parecido, pero a nivel social.

Pongámonos en contexto: nos encontramos a principios de los años 40, en plena postguerra. Andrea, protagonista del libro, es una chica de dieciocho años que decide ir a estudiar Letras a Barcelona. Para ello, se aloja en la casa de su familia materna, en la populosa calle Aribau, en el Ensanche.

Calle Aribau de Barcelona.
Calle Aribau de Barcelona.

Una vez ahí, se encuentra con un panorama desolador. La casa se ha convertido en un nido de miseria. Sucia, oscura y desordenada, muestra los mismos signos de deterioro que sus habitantes.

Por contraste, la universidad significa un soplo de aire fresco para Andrea. También las calles de Barcelona, bellamente descritas a lo largo de toda la novela.

Nada transcurre a lo largo de un año lectivo en una España gris, asfixiada por el inmovilismo social, la enorme brecha entre ricos y pobres, y los convencionalismos. ¿Os suena?

Cumbres borrascosas

Cuando Carmen Laforet publicó Nada, en 1944, Andrea era un personaje de lo más atípico.

Carmen Laforet. Nada.
Carmen Laforet.

Pese a haberse educado en un colegio de monjas, es un espíritu libre. Viva intelectualmente, y provista de un agudo sentido crítico, posee muchas de las cualidades que asociamos con la mujer moderna. A través de Andrea, Laforet airea sus opiniones en cuanto a cuestiones de índole religiosa y social (incluyendo los roles de género).

La familia de la protagonista pertenece a una burguesía venida a menos. A la vez que intenta proyectar una imagen de prosperidad y buenas costumbres, se autofagocita con una violencia desgarradora. 

Tía Angustias es la valedora del recato, el pudor, y los valores religiosos con puño de hierro. Queriendo erigirse como guía moral de Andrea, le proporciona algo mucho más útil: una figura de autoridad contra la cual rebelarse.

Juan y Román, por su parte, son hermanos de Angustias. Ambos han sido mellados por la guerra de una forma u otra. Provistos de personalidades límite, provocan empatía y animadversión en el lector, a ratos.

Juan está casado con Gloria, a la que trata con brutalidad (pese a depender, en muchos sentidos, de ella). Al bebé de ambos nunca se le menciona por nombre, ejemplo, quizá, de una generación entera.

Román es todo visceralidad y bajas pasiones. De temperamento variable, se rige por su propio código moral. A su retorcida forma, podría considerarse como el personaje más interesante de la novela, después de la propia Andrea.

Portada de Nada en la edición de Austral.
Portada de Nada en la edición de Austral.

La abuela es el último reducto de bondad en la familia. Su pasividad ante las acciones de los demás, sin embargo, resulta igualmente reprobable.

La criada observa todo lo que ocurre a su alrededor con una cierta morbosidad. El descalabro de la familia parece satisfacerla, y tan solo el perro despierta sus simpatías.

La casa en sí misma funciona como metáfora de un régimen que no admitía críticas (al menos no de forma explícita). En varios puntos de la novela cobra entidad de personaje. También la ciudad, con sus muchos contrastes, desde Montjuic hasta el Tibidabo, yendo del Barrio Chino a Santa María del Mar, pasando por el puerto, etc.

Otra vuelta de tuerca

La otra cara de la moneda son los amigos que Andrea va haciendo afuera de la casa de la calle de Aribau.

Ena es la más destacada. Hija de padres ricos, es compañera de la universidad de Andrea, y vive en la Vía Layetana, cerca de la Catedral de Barcelona. Ena sale con Jaime, pero es una chica independiente (todo lo contrario que Gloria, por ejemplo, a merced de los exabruptos de su marido).

Gerardo es un pretendiente de Andrea. Presuntuoso y pagado de sí mismo, juega un papel pequeño en la novela, pero significativo en lo que respecta al desarrollo sexual y emocional de su joven protagonista.

Barrio chino (hoy Raval) de Barcelona.
Barrio chino (hoy Raval) de Barcelona.

Pons también es compañero de la universidad de Andrea. Este la introducirá en un pequeño círculo de jóvenes ricos con pretensiones bohemias, que se reúnen en un estudio de la calle Moncada. Uno de ellos es Guíxols, que se erigirá como un interés romántico de Andrea bien distinto de Gerardo.

Las decisiones que Andrea toma con respecto a sus amistades marcan, en gran medida, el devenir de la novela. Su fuerte criterio y determinación recuerdan a una mujer de tiempos posteriores, y haya pocos precedentes en la literatura española (si acaso, se me ocurre, en los personajes femeninos de Lorca).

Después de tantos años

Además de los ya mencionados, otros lugares destacables que aparecen en la narración son la Estación de Francia, el barrio del Borne, la Plaza de la Universidad, la de Urquinaona, las Ramblas, o la calle Aragón.

Mirando hacia Barcelona, Carmen Laforet escribió Nada en el número 107 de la calle General Pardiñas, en Madrid. En el año 2013, de hecho, se erigió una placa conmemorativa que todavía puede observarse (cuando las obras de la capital lo permiten) en la fachada del edificio.

Tras la publicación de la novela que nos ocupa, Laforet continuó con una prolífica carrera literaria.  

Nada ha sido reeditada en multitud de ocasiones. La última de ellas corre a cargo de Ediciones Cátedra, y puede conseguirse fácilmente en librerías.

En 1947, se estrenó una versión cinematográfica dirigida por Édgar Neville que, tristemente, topó de bruces con la censura franquista. A continuación os mostramos un fragmento de los 76 minutos de metraje que sobrevivieron a la escabechina.

Unos años después, el director argentino Leopoldo Torre Nilsson se basó en la novela para su película Graciela.