‘Romería’: el último viaje de Carla Simón hacia la memoria familiar
La directora de Estiu 1993 y Alcarràs estrena su tercera película de ficción autobiográfica Romería. En esta, la línea entre ficción y realidad se desdibuja más que nunca a través de una construcción narrativa excelsa. Su apuesta más arriesgada, pero también más acertada, que cierra la trilogía sobre su pasado y su familia. Una joya cinematográfica, aunque no llega a erizar la piel.
Carla Simón, de nuevo, está entre las tres candidatas preseleccionadas para representar a España en los Oscar, junto a ella compiten Sirât (Oliver Laxe, 2025) y Sorda (Eva Libertad, 2025).
Ya en 2023 Alcarràs fue la encargada de representarnos en los Premios Oscar, aunque se quedó fuera de las nominadas, tal y como también ocurrió con Estiu 1993. Pero ¿quién quiere estatuillas de la Academia estadounidense teniendo el talento y el amor que ella tiene por el cine? Desde las butacas, desde luego, para nosotras ella ya es una ganadora.

Romería: Carla Simón, preseleccionada de nuevo para los Oscar
En su nueva película Romería Carla Simón narra su peregrinación personal hacia el pasado de su padre y su madre. Un pasado repleto de secretos donde el sida y la adicción a la heroína siguen estando estigmatizadas. Esta situación, además, no solo ocurrió en la vida de la cineasta. El largometraje te traslada a una época donde todo un sector social se vio abocado a las drogas en un círculo adictivo de lo más pernicioso. Algo que se llevó por delante a múltiples personas y que, la directora, refleja a la perfección.
La joven Marina de 18 años viaja hasta Vigo para conocer a la familia del que era su padre biológico – al que nunca conoció -. Los únicos recuerdos que Marina tiene de su padre están plasmados en el diario que su madre escribió en los años 80. A través de estas palabras, su hija va reconstruyendo en su mente cinéfila cómo ocurrió cada instante.
Llúcia Garcia es la actriz que encarna a la protagonista, una joven intérprete desconocida que, sin duda, tiene por delante una prolífica carrera. Junto a ella, Mitch interpreta a Nuno, su primo, con un trabajo interpretativo también brillante. Esta vez, no obstante, Carla Simón se aleja de su costumbre de poner en pantalla rostros desconocidos y rodea a la joven pareja de estrellas como Tristán Ulloa, Miryam Gallego o Sara Casasnovas. Alberto Gracia, el actor y cineasta que interpreta al tío de la protagonista, es uno de los personajes mejor construidos.

Romería: Érase una vez una mariposa blanca, y un gato viajero
En su cortometraje Carta a mi madre para mi hijo (2022) la cineasta catalana ya dio unas primeras pinceladas de lo que sería su largometraje Romería. Ambas obras cinematográficas dialogan a la perfección en su modo de narrar y mirar hacia el pasado. En ambas, la música, los relatos escritos y las grabaciones de vídeo caseras se combinan de forma brillante en una película repleta de distintas formas narrativas.
Como hilo conductor entre ambas está el inconmensurable grupo artístico de Lole y Manuel. La mariposa blanca que da comienzo a su canción Un cuento para mi niño vuela hasta la historia de Romería y se posa en Tu mirá como una de las canciones diegéticas que dan calidez e identidad a la historia. Junto a esta mariposa que se mueve entre los distintos relatos, un gato callejero acompaña a la protagonista Marina a transitar ambos mundos: el de su presente y el del pasado de su madre y su padre. Un salto narrativo que atraviesa el fino filo que separa la realidad de la ficción para entrar de lleno en una poética mirada al pasado.
Como telón de fondo, el inconmensurable mar y su oleaje protagonizan también ambas piezas. La protagonista de Romería, Marina, también lleva en su propio nombre esa masa de agua salada en relación con los barcos que navegan sus surcos. Y es que ese inmenso azul y el desequilibrio del barco donde vivían su padre y su madre, son un reflejo nítido de esa inestabilidad que experimentaron en los años 80. Un espacio que sirvió durante años como lugar para drogarse con la heroína y caer en una adicción que les arrastró a un pozo sin fondo.
Algo que, además, no solo le ocurrió al padre y la madre de Marina, así como de Carla Simón, sino a una gran parte de la sociedad. Esto se refleja de forma excepcional a través de una incursión alegórica donde la canción de Siniestro Total Bailaré sobre tu tumba sirve de banda sonora para una de las mejores secuencias del filme.

Romería: “Creo que hago cine para poder inventarte, e inventarme”.
Volviendo de nuevo a su anterior trabajo Carta a mi madre para mi hijo, la cineasta proyectó un texto donde decía: “creo que hago cine para poder inventarte, e inventarme. O puede que lo haga porque no quiero morir”. Y este es el pilar fundamental que pone en pie Romería. Esa idea subyacente durante todo el relato que busca revivir un recuerdo y una historia que parecían relegados al olvido. Unas vidas que, además, fueron ocultas por la estigmatización del sida y la repercusión que tenía en la sociedad española de aquella época el simple hecho de nombrarlo.
En Romería, la joven protagonista Marina quiere ser cineasta y se dedica a grabar todos aquellos lugares que ella visita y que, en el pasado, visitaron su padre y su madre en su aventura como pareja. Con estos vídeos caseros de aspecto granulado, se completa una narrativa muy rica que va dando forma a una historia tan real como imaginada. La capacidad de escribir historias y ser capaz de plasmarlas posteriormente en pantalla ofrecen la posibilidad de dejar una huella imborrable.
En este último largometraje de tintos autobiográficos, la directora recoge el diario real que su madre escribió para reinterpretar cada palabra y trasladarlo al audiovisual. Para ello, además, Carla Simón despliega sus grandes habilidades cinematográficas ampliando su registro común y añadiendo tintes alegóricos y oníricos a su tradicional intimismo realista. Junto a ello, esta vez trabaja con la gran directora de fotografía Hélène Louvart. Conocida por películas como The Beaches of Agnès (Agnès Varda, 2007), The Lost Daughter (Maggie Gyllenhaal, 2021) o la cinematografía de la directora Alice Rohrwacher. Así, la directora catalana mantiene su línea de hermosa fotografía que aporta a sus películas un tono e iluminación exquisitos.

Romería: una gran película que navega por un inmenso mar al que no llega la calidez del sol
El último largometraje de Carla Simón es un paso adelante en su filmografía en términos cinematográficos. En ella encontramos un gran enriquecimiento de formatos y trabajo narrativo. No obstante, en términos afectivos, y como decía la teórica Laura Marks, parece que la película no llega a tocar, al menos, a esta espectadora.
Aunque disfrutando de cada recurso utilizado para darle forma a la cinta, las emociones que esta genera no llegan a transmitir lo que, quizás, se espera de ella. El personaje del tío interpretado por Alberto Gracia es uno de los que más llenan la pantalla. Una de las secuencias que hace despertar y remover las emociones es aquella donde su tío tiene una conversación con Marina sobre la situación que su padre vivió en el pasado en relación con las adicciones y la estigmatización sobre el sida. Sin embargo, esta línea no se mantiene durante todo el filme.
En definitiva, y sin duda, una gran obra cinematográfica. Pero que, quizás, y desde lo que me dice mi piel, carece de una atmósfera afectiva que termine de cerrar el brillante relato hasta atravesarte por completo.
