¿Qué tienen en común ‘Bronca’, ‘Love and Death’ y la nueva temporada de ‘Black Mirror’ para Netflix?

Hoy analizaremos la nueva temporada para Netflix de Black Mirror, la serie de culto de Charlie Brooker que allá por el 2011, nos dejó a todas con el culo torcido. Una obra que desde su primer episodio dejó claro que era una de esas series que harían historia.

¿De qué iba? Pues de alimentar los temores que genera la velocidad en la que la tecnología se desarrolla. Black Mirror era una excelente serie de ciencia ficción que generaba debates sobre tecnoética y aterrorizaba a partes iguales. Una serie británica y distópica que nació en el prestigioso Channel 4 de Reino Unido y que su destino le augura morir en Netflix.

Charlie Brooker, creador de la genial serie de zombis, Dead Set,nos ofreció algunos de los mejores episodios sci-fi de la TV de los últimos tiempos. Un buen ejemplo de esos episodios son: San Junipero (al que se le hace un guiño en su nueva temporada), Caída en picado, Ahora mismo vuelvo o El himno nacional.

Cuando la producción inglesa se pasó a Netflix, parecía que nada iba a cambiar. En la famosa plataforma, ahora en horas bajas, se estrenó su temporada 3 y la verdad es que no estuvo nada mal. Pero en las temporadas siguientes las cosas empezaron a cambiar… la calidad de la serie bajó paulatinamente hasta esta temporada 6 donde lo que vemos es cualquier cosa menos la distópica Black Mirror.

Black Mirror temporada 6 o El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro

Al comienzo, la serie parece seguir los patrones de Black Mirror, el reverso oscuro de la tecnología parece seguir siendo su late motiv, pero después de su torpe primer episodio, la cosa comienza a parecerse más a la serie de Guillermo del Toro, se centra más en el terror y la tecnología aparece, como pidiendo disculpas, durante algunos de sus episodios. Me explico (AVISO de SPOILERS):

1.- Joan es horrible (Joan is Awful)

En este episodio protagonizado por Annie Murphy y Salma Hayek y dirigido por Ally Pankiw, Brooker nos cuenta la historia de una chica a la que una plataforma audiovisual llamada Streamberry, le roba su vida para crear una serie.

La serie de Streamberry muestra todo lo que le sucedió el día anterior a la protagonista, focalizándose en sus peores o más cuestionables acciones, lo que le acarreará problemas en su relación, entorno y puesto de trabajo.

La premisa es original y pone en relieve temas como: aceptar sin leer las condiciones de diferentes apps, el alcance de los ordenadores cuánticos y la IA, generar digitalmente a actrices y actores, la falta de ética de los contenidos, o la gratuidad con la que entregamos nuestros datos.

Sin duda, Joan es horrible cumple todos los requisitos para ser un episodio de Black Mirror, pero no uno de los buenos. Salma Hayek está increíblemente mal y el guion de Brooker, aun teniendo una premisa interesante, hace aguas por todos lados. Está gobernado por un deus ex machina que no se esconde y genera momentos de auténtica vergüenza.

2.- Loch Henry

Sam Miller, director junto a la creadora Michaela Coel, de la genial serie Podría destruirte, dirige uno de los episodios british de la temporada.

Nos encontramos ante uno de los mejores episodios, muy bien interpretado y con un guion que sí que funciona como un reloj. En Loch Henry conoceremos como una pareja de jóvenes documentalistas viajan al pueblo natal de uno de ellos con la idea de rodar un aburrido documental, pero al recordar la oscura y terrible historia que ha convertido el lugar en un pueblo fantasma, decidirán investigar más sobre esta y rodar un documental que saque la verdad de lo que ocurrió a la luz. Lo que no imaginaban es que lo que descubrirán les cambiará la vida para siempre.

Como decía, es un buen episodio, bien dirigido, escrito e interpretado, pero en el que la tecnología no aplica como algo novedoso que cambiará el mundo a peor, sino como algo que ya lo hizo en su forma pasada y analógica cuando se convirtió en una herramienta para el mal. También muestra cómo, ahora, en el presente, deshumaniza en base a un sistema capitalista que no entiende de valores y ética. No es ciencia ficción, la historia es realista y la tecnología, aunque aparece, no es tan protagonista como de costumbre.

3.- Beyond the Sea

Episodio dirigido por John Crowley y protagonizado por dos actores que vivieron tiempos mejores, Josh Harnett (Las vírgenes suicidas) y Aaron Paul (Breaking Bad).

Ambos interpretan a dos astronautas con una misión en una especie de, ¿satélite?, que durará cuatro años. Ya llevan dos en el espacio, y, ¿cómo lo han hecho sin volverse locos? Pues durmiendo a ratos en un tipo de cama que transfiere su mente a unos dobles sintezoides que los replican en la tierra en el año 1969. ¿Cómo te quedas?

Pues sí, ellos tienen su vida y familia en 1969 mientras duermen en el espacio. Algo que es conocido en 1969, y que, aunque a algunos/as lo ven como una aberración, no sorprende a nadie, como si de una sociedad steampunk estuviéramos hablando.

Por desgracia, un día ocurre algo horrible que destruye al replicante del personaje de Harnett, y, para que no se vuelva loco, el personaje del eterno Jesse Pinkman, decide junto a su mujer (una genial Kate Mara), que su compañero utilice su replicante de vez en cuando para que tome aire. ¿Os parece buena idea? A mí, no, y el episodio me da la razón. ¿Qué habrías hecho vosotras/os?

El episodio, en el que vuelve a aparecer la mano de un deus ex machina omnipresente (evidenciando, como en Joan es horrible, sus agujeros de guion), es muy disfrutable y pone el foco en si es natural tener una relación con un ser sintético o no, en la posibilidad de vivir en varios lugares simultáneamente y en los peligros que supone la suplantación de la identidad.

Beyond the Sea sí es un episodio de Black Mirror.

4.- Mazey Dey

En este episodio es la directora Uta Briesewitz la que está a los mandos de lo que nos cuenta Charlie Brooker, y, ¿qué es?, pues ni más ni menos que una historia de licántropos, eso sí, mezclada con la maravillosa Nightcrawler (2014).

La talentosa Zazie Beetz interpreta a una descarnada paparazzi que, justo cuando se replantea lo ético de su oficio y las horribles consecuencias que puede acarrear la exposición pública de sus fotografías, se ve envuelta en un episodio de terror y mujeres lobo en el que deberá decidir entre su ética profesional, su propia supervivencia o la de una tercera.

Un buen episodio de miedo que, en este caso, sí que se aleja mucho de lo que promete Black Mirror en materia de distopías tecnológicas. Mujeres lobo y carroñeros fotoperiodistas del corazón en una historia en la que la tecnología no es la protagonista. Incluso se fuerza en el último momento su aparición, en una acción que debemos coger con pinzas, si tenemos en cuenta la línea de pensamiento de su personaje protagonista.

5.- Demonio 79

El episodio que deja claro el cambio de rumbo de Black Mirror. Charlie Brooker no abandona el terror, aunque aquí le mete algo más de comedia y, con la ayuda de la guionista Bisha K. Ali y bajo la mirada de Toby Haynes, ofrece un divertido episodio que nos recuerda demasiado a Death Note, protagonizado por la fantástica actriz Anjana Vasan.

La tecnología no aparece por ningún lado en Demonio 79, demostrando que su creador parece haberse cansado de la ciencia ficción especulativa y sus distopías tecnológicas.

Aunque, predecible, Demonio 79 es un buen episodio ambientado en 1979 que juega con la estética de esas películas de terror setenteras de doble sesión que tanto gustan a Tarantino, como demostró en su infravalorada Death Proof.

Black Mirror y su giro al infierno

No os creáis que me he olvidado del título de este artículo en que el que preguntaba qué tienen en común Bronca, Love and Death y la temporada 6 de Black Mirror. No me refería a que sus protagonistas sean mayormente personajes femeninos, ni que todas estas producciones puedan dar miedo o risa en algún momento, ni que cuenten historias que ya nos han contado, o que sean directoras las que se ponen al mando de muchos de sus episodios. No, me refiero al hecho de que ninguna de ellas es la serie del año.

Las tres son buenas series, especialmente Bronca y Love and Death, y de todas se esperaba mucho más de lo que ofrecieron, pero ninguna consiguió colocarse en el lugar que series como The Bear, Intimidad, Severance, o Fácil ocuparon en 2022. Da la sensación de que tanta producción está secando los sesos de los y las creadoras. Cuesta encontrar series que te planteen un reto, que entusiasmen y te hagan disfrutar como esas añoradas A dos metros bajo tierra, True detective, Breaking Bad o Twin Peaks.

Sin duda, la mejor serie de lo que va de año sigue siendo Cowboy de Copenhague, y habrá que esperar para ver si el giro a los infiernos de Black Mirror nos ofrecerá nuevas temporadas que nos sorprendan o será más de lo mismo…

Os dejo una pregunta: ¿Serán las IAs, cuando estén más desarrolladas y ya no se sirvan de nuestras creaciones, las que nos consigan sorprender de verdad?

Saludos furiosos.