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‘Devoción’, de Patti Smith: hielo, inspiración y pólvora en París

Reanudamos el camino que comenzamos con Éramos unos niños del fabuloso mundo escrito de Patti Smith. Nos detenemos en Devoción para disfrutar del primer trabajo puramente ficticio de la madre del punk, y del contexto que lo alumbró.

Portada de Devoción, de Patti Smith.
Portada de Devoción, de Patti Smith.

William S. Burroughs dijo que un artista es alguien que ve cosas que los demás no. Esto puede aplicarse a la propia Smith, que haya inspiración en situaciones y objetos inanes, para terminar realizando espirales en el aire, por así decirlo, ya sea acompañada por el sonido de una guitarra eléctrica o sobre el blanco silencio del papel.

En esta ocasión nos presenta a Eugenia, un trasunto de sí misma. Y su historia es tan hermosa y terrible como un invierno eterno, el de un impulso irrefrenable que es pura devoción.

Patti Smith: Devota de una ciudad

Haciendo escala en Islandia y en Luxemburgo, Patti Smith visitó París por primera vez cuando tenía veinte años. Devoción la encuentra de nuevo ahí, continuando con el espíritu viajero de M. Train. En esta ocasión, su editorial francesa le invita a participar en unas jornadas literarias en las que se espera que dé una charla acerca del proceso de escribir.

Reflexionando sobre esto, se encuentra vagando por las calles de su París, el París de los adeptos de los libros y el arte. Pasa por el parque junto a la Iglesia de Saint-Germain, donde descansa un busto de Dora Maar que Picasso esculpió para Apollinaire. También por la plaza Honoré-Champion, donde se encuentra con su estatua favorita de Voltaire. Y por el Hôtel de Lauzum, donde Baudelaire escribió Las flores del mal, harto de hachís. Finalmente, descansa en el jardín Gallimard, rodeada por los fantasmas de Camus, Mishima y Nabokov.

Una mañana concreta, se despierta en su hotel con el rumor del televisor que dejó encendido la noche anterior. La retransmisión muestra una competición de patinaje artístico, que Smith se queda mirando. La ganadora es una chica rusa de apenas quince o dieciséis años. “Su decisión concentrada, una combinación de inocente arrogancia, extraña gracia y atrevimiento corta el aliento”.

Junto a la cama, descansa el monográfico que Smith se trajo consigo sobre la vida de Simone Weil. Entonces, a la autora le sobrecoge “un vértigo inesperado aunque familiar”, una “intensificación de lo abstracto, un reflejo de aire mental”. Y de este impulso surge la historia de ficción que escribirá de comienzo a fin durante el resto de su estancia en París.

Patti Smith en París. Foto de Claude Gassian.
Patti Smith en París. Foto de Claude Gassian.

Devoción: piruetas sobre el hielo

Eugenia es una adolescente estonia que emigra a Francia siendo apenas un bebé. Hasta el momento, su vida ha estado marcada por la soledad y la obsesión por el patinaje, para el que tiene un don innato. Pese a su notable inteligencia y belleza, su mente es “un músculo de descontento”. Lo único que la libra del tedio es ir a patinar a un lago helado que queda cerca de la casa en la que malvive.

Un buen día, es observada por Alexander, un hombre de mediana edad, provisto de una vasta cultura y fortuna familiar. Fascinado por la inusual poesía de los movimientos de ella, decide convertirse en su mecenas. De esta forma se establece una extraña relación entre ellos, una especie de codependencia emocional y sexual sobre cuya toxicidad se desliza Eugenia con la misma soltura que sobre el hielo.

El tercer personaje en contienda es Maria, la entrenadora personal que Alexander le asigna. Maria aprecia el increíble talento de Eugenia, e intenta moldearla para el éxito deportivo. Las competiciones, sin embargo, no pueden interesarle menos. Lo único que ella quiere es seguir patinando a su gusto, expresarse mediante su arte y escapar del resto del mundo.

Alexander, mientras tanto, continúa tejiendo una tela a su alrededor en forma de riquezas, viajes, y sexo. Juntos se dirigen a un desastre, un terremoto figurativo, una explosión. “Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”, que dijo el personaje de John Derek en Llamad a cualquier puerta.

Y el final de esta historia de pasiones obsesivas no puede pasar sino por el cañón de la pistola de un poeta. Una pistola hecha pedazos y guardada por Alexander como una rara reliquia… esperando a ser recompuesta.

Devoción: una especie de alquimia

El título de este relato se le presentó a Smith fortuitamente, grabado en el lateral de una lápida. “Devoción” es lo que sintió Simone Weil cuando vino a España a unirse a la llamada Columna Durruti durante la guerra civil. También lo que sentía Eugenia en la ficción con la llegada de cada invierno, cuando podía calzarse sus viejos patines y formar surcos sobre el hielo. Y lo que siente Patti Smith cada vez que se enfrenta a un micrófono y a un público enfervorecido, con ganas de una buena descarga.

Devoción es un libro que trata acerca de una vocación tan grande que no te ofrece alternativas. Mitad crónica y mitad ficción, habla acerca de la conexión con aquello que nos mueve, nos sacude la apatía, y nos hace perderle el miedo incluso a la muerte.

Buscando algo lúcido que decir acerca del proceso de la escritura, Smith produjo un libro rápido, espontáneo, y mucho más sensorial que analítico. No en vano, la creatividad es para ella un proceso alquímico, como convertir la mierda en oro, algo sobre lo que podremos divagar durante siglos, pero comprenderemos poco.

Estemos o no de acuerdo los demás, lo cierto es que se trata de un pensamiento hermoso, un haz de luz entre la sombra de lo rutinario.

Buceando entre las fijaciones de Smith encontramos muchas comunes, y nos contagiamos de su brutal entusiasmo, ya sea en un páramo rural del sur de Nueva Jersey o en las lluviosas calles del París de Eric Rohmer.

Patti Smith. Devoción.
Patti Smith. Devoción.

Devoción en la estantería

Devoción fue publicado originalmente en 2017 por Yale University Press, bajo el apropiado título de DEVOTION (Why I Write). Desconocemos el motivo exacto por el que Patti Smith escribe, pero desde luego que nos alegramos de ello.

El interior del libro está salpicado de fotografías de la propia autora, en el que se muestran varios de los lugares y objetos que lo inspiraron, contribuyendo a una experiencia inmersiva.

Su edición española llegó al año siguiente a cargo de LUMEN, traducida por Ana Mata Buil, y todavía puede encontrarse fácilmente en librerías.