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Por qué los Premios Goya (y el resto) son un coñazo

Principios de año siempre es un momento en el que los medios especializados se llenan hasta la bandera de críticas, artículos y cotilleos sobre los nominados a los premios. En febrero suelen coincidir cercanas las galas de los Premios Goya y los Oscars estadounidenses.

Cuando empecé a interesarme de verdad por el cine no me perdía los eventos. Y sí, me despertaba de madrugada para ver los Oscars (o directamente no dormía) porque estaba un poco loquer. Pero pasado un tiempo dejaron de despertarme el más mínimo interés, hasta el punto en el que hoy en día ni siquiera consulto el palmarés a menos que haya algo que me interese mucho.

Por qué los premios son una pantomima

Está muy bien que se hagan eventos en los que se ponga el foco en un sector cultural o simplemente en los que se reconozca el trabajo bien hecho. El problema surge cuando en una industria tan endogámica como el cine, siempre se dan los mismos premios a las mismas personas y, lo que es peor, al mismo tipo de contenido audiovisual, es decir, a lo que está de moda. Al final para lo que realmente sirven es para tener unos cuantos chascarrillos que comentar con los colegas y para hacer promoción de según qué películas.

Antonio de la Torre recogiendo un Goya... otra vez.
Antonio de la Torre recogiendo un Goya… otra vez.

Unos premios, además, donde se reconocen los trabajos de todos (o casi) todos los empleos que se pueden hacer en la industria, pero no todos tienen derecho a pasar por la alfombra roja. Ahí solo gente guapa, o sea los actores, o que sea considerada intelectualmente superior (en ese caso da igual si eres feo), es decir, los directores.

Ni siquiera los guionistas pasan en la mayoría de las ocasiones por tan infame paseíllo. Está claro que son considerados feos y de nivel intelectual inferior, una paradoja teniendo en cuenta que son ellos quienes encienden la mecha que prende e ilumina todos los focos de Hollywood y más allá.

Las galas son un coñazo

Es así y lo sabemos. Las de los Oscars suelen ser más llevaderas porque al final son los que manejan el cotarro de verdad (el resto tratamos de imitarlos) y porque ellos saben montar espectáculos. Pero los Goya… con sus números musicales que dan grima y esos chistes que no le hacen gracia a nadie… son terroríficas. Lo que sí me gusta es que siempre ponen una película después de la gala, para quitarnos el mal sabor de boca supongo.

Mira, te compro que me hagas monologuitos, te compro que los discursos se alarguen un poco y hasta te compro que me pongas un vídeo homenaje de lo que sea, pero stop a los números musicales ya.

¿Cómo puede ser que no sean capaces de repartir todos los premios en hora y media o dos horas? ¿Tú te crees que para que me digas cuál es la mejor película, el mejor director, el mejor maquillaje, etc., etc., etc., podemos estar tres o cuatro horas? Que vale que hay que crear expectación, pero tengo una vida.

La comedia: esa gran denostada

La taquilla en España suele reventar cuando sale una nueva película de comedia. Es uno de los géneros que más triunfa entre el groso de la población. Eso sí, no te esperes tú que le vayan a dar un premio.

Pasa un poco parecido con el terror. En general, las películas de género quedan relegadas a algún galardón a mejor actor o actriz y poco más. ¿Cómo es posible que sea así cuando es mucho más difícil hacer reír que hacer llorar?

Todos sabemos qué hace llorar a los demás, en términos muy generales, compartimos muchas sensaciones y miedos que son colectivos. Pero con la risa es mucho más compleja. Dos personas que ven una película de un niño que pierde a su madre van a experimentar una sensación parecida. No obstante, dos que vean a dos tíos peludos y con bigote pegándose tartazos pueden no reaccionar igual. Quizá a uno le haga muchísima gracia y el otro piense que es una ridiculez.

Airbag solo ganó efectos especiales y montaje... WTF?
Airbag solo ganó efectos especiales y montaje… WTF?

Luego llega Bayona a contarte la historia de un niño, con una madre enferma, al que se le aparece su abuelo muerto en forma de árbol y arrasa.  Así no se puede, qué queréis que os diga.

Lo políticamente correcto

Muchos consideran que una película es buena por los premios que acumula. Esto puede ser un buen medidor en algunas ocasiones, no seré yo quien diga que una película es mala solo porque es mainstream, ni mucho menos. Pero tampoco quiere decir que una película que ni siquiera esté nominada sea una bazofia.

En resumen, que cada uno vea lo que quiera. A pesar de que se hacen pesadas, las galas tienen su qué y son entretenidas de ver. Pero son eso: entretenimiento. Al final no aportan nada, pero tienen el poder de incidir en nuestros gustos o nuestra opinión sobre un producto cultural. Así que mi consejo es verlas con precaución y ojo crítico, como todo, siempre.