Salvana: la melancolía del shoegaze vuelve a estar de moda

El cuarteto barcelonés Salvana, formado por Laura S. Núñez (Montesco), Carlitos Nieves, Pablo Porcar y Ana Gavidia, debuta con Ingrávida, primer adelanto de su EP de debut. Un corte de puro shoegaze, que bebe directamente de las lluvias de delay de Slowdive, y que habla de cómo gestionamos las pérdidas pensando que nos podemos hacer fuertes ante ellas. Pero no.

Salvana.
Salvana.

Shoegaze, Lynch y melancolía

Puro shoegaze, sin apellidos ni desviaciones. Crudo, directo, como un manto de lluvia guitarrera derritiéndose entre delays y reverbs. Así suenan Salvana en su carta de presentación: Ingrávida, que se publicará en primavera y expone sus credenciales en coordenadas estilísticas canónicas y apabullantes.

Desengaño, incertidumbre y melancolía vital en forma musical, pero también algo de esperanza: una intensidad emocional que forma marejadas, pero que mantiene en la harmonía melódica un clavo ardiente al que asirse. Todo eso es Salvana.

Ingrávida, su primer single, muestra un cuadro sentimental basado en la gestión de la pérdida. En esa idea ficticia de que se le puede hacer frente reforzando nuestra autoestima, que podemos sentirnos más fuertes ante ella; pero conscientes de que, antes o después, de una forma u otra, la pérdida nos arrollará y tendremos que hincar las rodillas antes su poderosa y abrumadora fuerza destructiva. Es una ley natural de la existencia humana, pero siempre tendremos el shoegaze para aplacar sus consecuencias.

Salvana lo expresan de manera visceral, pero también siguiendo los patrones del género, creando atmósferas fantasmagóricas pero hermosas.

El single llega acompañado de un videoclip dirigido por dos miembros mismos de la banda, Laura S. Núñez y Carlitos Nieves, rodado en Barcelona. 

Salvana: con un pie en los 90 y el otro en el futuro

Después de la explosión de los años 80, los 90 parecían una década pobre a nivel cultural y creativo. Al menos esa era la sensación que se tenía. Nada más lejos de la realidad. Los mejores discos de grupos como U2 o Depeche Mode con sus Achtung baby y Violator, el auge de las bandas irlandesas o el sonido grunge y shoegaze marcaron una década muy reivindicable en la música y el resto de las artes.

Tristemente, ayer nos dejó Mark Flanegan, figura indie/grunge indispensable para entender la década más triste y melancólica de nuestra historia reciente. Su voz dejaba entrever la grietas de un alma que no entendía el presente, de una generación que parecía jugar una partida que ya habían perdido. Hasta él paso por el shoegaze con temas como Gazing from the Shore.

Su música y la de otros como los Smashing Pumpkis o Portishead acariciaron el shoegaze pero fueron grupos como My Bloody Valentine, Slowdive y Ride, los que clavaron sus estacas como referentes de un género a reivindicar. Un género que con su música te hace soñar y crea imágenes con las que dibujar el rostro de tu propia melancolía. Salvana no solo reivindican ese género, le dan el empujón necesario como para poder disfrutar de su reinvención durante muchos años más.

Salvana.
Salvana.

El origen de Salvana

El inicio de la corta historia de la banda se remonta a septiembre de 2020: de forma un tanto fortuita, Pablo (guitarra) y Carlitos (guitarra) decidieron agarrar sus instrumentos y coincidir varias veces en un local de ensayo por horas. Única idea de estos distendidos encuentros: tratar de divertirse, probando a ver qué podía fraguarse en esa colaboración. Unos meses después, ya en marzo de 2021, el asunto empezaba a macerarse: varias ideas de temas, y cierto enfoque sonoro, salían a flote.

Evidenciándose el nacimiento de diverso material original, la situación motivó a que Laura (voz, bajo) y Ana (batería) acabasen uniéndose al proyecto. Meses más tarde ya todo iba rodado: Laura, Carlitos, Pablo y Ana se consolidaron como Salvana, y apostaron por Cal Pau y Axtudio para grabar los temas de un EP que verá la luz a finales del primer cuatrimestre de 2022, con Jorge Mur (Ànteros, Obsidian Kingdom) al cargo de la producción.

Ingrávida.
Ingrávida.

Reminiscencias del shoegaze tanto clásico como de nueva era afloran en los primeros temas del primer trabajo del cuarteto. Ese halo de nostalgia anteriormente encarado por grupos como Nothing, Starflyer 59, Whirr, Slowdive y DIIV, aliñado por la garra del sonido puramente “Big Muff” de bandas como Smashing Pumpkins en su versión más hi-fi, cobra protagonismo en unos temas cantados en español que hablan abiertamente, y sin muchos tapujos, sobre la desidia, el desamparo, el falso empoderamiento y la desorientación. Todo color parece virado a cierta escala de grises en la galaxia de un grupo que se estrenará en vivo hacia mediados de año.