‘Suro’, un nuevo drama rural exquisito, donde destaca la brillante interpretación de Vicky Luengo nominada a los Premios Goya 2023

Este año el cine español ha hecho un viaje introspectivo hacia la vida rural. Con películas destacadas como nuestra representación en los Óscars Alcarràs de Carla Simón. O As Bestas de Sorogoyen. Suro, el debut de Mikel Gurrea, se une a esta filmografía más rural. Una pareja se muda a vivir a una finca rodeada de alcornoques. Diferentes visiones sobre cómo vivir y trabajar la tierra irán emergiendo entre la pareja. Y, ¿terminarán por converger estas en el mismo punto?

El 2 de diciembre llega a los cines este nuevo drama rural. Dirigido por Mikel Gurrea y coescrito junto a Francisco Kosterlitz. Presentada en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián. Y ganadora del Premio Irizar al cine vasco, el Premio FIPRESCI y el Premio a Mejor Guion Vasco.

Póster de Suro, de Mikel Gurrea.
Póster de Suro, de Mikel Gurrea.

El argumento vertebrador esboza a una pareja moderna que busca vivir su futuro en las afueras de la ciudad. Interpretados de forma excepcional por Vicky Luengo en su papel de Helena, y Pol López en el de Iván. Pero su nueva vida proyectada entre el bosque de alcornoques se desenvuelve ante los ojos de la audiencia de una forma inesperada.

El hastío urbano parece que ha hecho mella en el cine español. En este último año se han estrenado cintas de gran calibre. Donde la mayoría, se ubican en espacios rurales. Cinco Lobitos (Alauda Ruiz de Azúa), Alcarrás (Carla Simón), As Bestas (Rodrigo Sorogoyen), Tenéis que venir a verla (Jonás Trueba) … E incluso en las series, es destacable la serie Apagón (Movistar+).

En estas producciones, el entorno rural se convierte en un lugar de escape y descanso de la ciudad. O en un hogar donde poder vivir del trabajo de la cosecha. En cualquier caso, parece que esa denominada “España vaciada” este año comienza a llenarse de nuevas miradas.

Suro.

El burro puede vivir un tiempo solo, pero si no tiene compañía, podría incluso morir de hambre

Al inicio de la cinta, con la llegada de Helena e Iván a la finca, su tío les regala un pequeño burro. Y les advierte que, aunque pueda estar un tiempo en solitario, necesitará compañía. Dado que, si no, podría incluso dejar de comer. Esta breve mención sobre el animal parece totalmente anecdótica. Sin embargo, va cobrando mayor sentido conforme avanza la película. Vertebrando una analogía tan cruda como hermosa sobre las relaciones interpersonales.

Este tipo de analogías se llevan a cabo a lo largo de todo el filme. Incluso a través del montaje. Perfectamente cuidado. Que juega con las metáforas para esbozar las elipsis temporales. En el centro, un bosque repleto de alcornoques donde los trabajadores deben llevar a cabo la pela del corcho. Todos ellos, hombres. Incluido Iván, el cual se sumerge de lleno en el trabajo para aprender y poder colaborar.

Pol López en Suro.
Pol López es Iván en Suro.

Mientras, la única mujer del reparto, Helena, parece ostentar un papel más secundario. Sin embargo, su rol termina por situarse en un primer plano incuestionable

Suro: la portentosa Vicky Luengo interpreta de forma excepcional el papel imprescindible de la única mujer

En un entorno rural, lo más común es encontrar múltiples hombres trabajando en el campo. Donde las masculinidades más toscas y tóxicas siguen todavía mucho más arraigadas que en las ciudades. Un gran ejemplo de ello es la brillante As Bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022). En ella, además, se refleja de forma realista este juego entre masculinidades, sin dejar de lado una muy cuidada perspectiva de género entorno a las mujeres representadas.

En el caso de Suro ocurre algo similar. Mikel Gurrea y Francisco Kosterlitz escriben un guion donde solo se construye un solo personaje de mujer. Helena, encarnada por Vicky Luengo. Conocida ya por papeles en contextos muy similares como en la serie Antidisturbios (Movistar+, 2021). También escrita por las guionistas de As Bestas, Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen.

En su última película, Vicky Luengo brilla con luz propia. La cual se va intensificando conforme avanza la trama de forma imparable. Con cada silencio o lágrima llena de rabia la actriz llena la pantalla sin necesidad de nada más que la acompañe. Por ese motivo, hoy ha recibido una merecida nominación a Mejor Actriz Protagonista en los Premios de la Academia. Justo el día antes del estreno de Suro en cines.

Vicky Luengo en Suro.
Vicky Luengo es Helena en Suro.

Junto a ella, también es destacable el papel de Karim, interpretado por Ilyass El Ouahdani. Cuyo rol es tan imprescindible como bien construido. Elevando ciertas cuestiones que antes han estado silenciadas. Y, por suerte, con producciones como esta se pueden subir a la palestra. El último episodio de la serie de Movistar+ Apagón, también lleva a cabo una reflexión muy similar. Donde la empatía es la principal emoción necesaria. Así como el acercamiento a ciertas experiencias que se han mirado desde arriba durante muchos años. Y que llega el momento de mirar a la misma altura. De escuchar y entender. Sin discriminaciones.

Suro: la importancia de los pequeños actos, y las grandes consecuencias que pueden acarrear

Una de las reflexiones más relevantes en la cinta gira entorno a esta idea. Los pequeños actos son muy importantes. Y pueden conllevar grandes consecuencias. Esto es algo que necesita de un abordaje acuciante. Ante las evidencias del cambio climático actual. El cual demuestra que cada pequeño gesto individual, puede tener un gran reflejo a nivel global y colectivo. No obstante, el individualismo arraigado en el neoliberalismo actual más voraz obstaculiza este tipo de progresos.

Una sola colilla puede incendiar todo un bosque. Un solo voto democrático puede cambiar la trayectoria de la historia. Una sola persona manifestada en la calle puede detonar grandes mareas. Un solo gesto de ayuda ante un acto discriminatorio puede ayudar a un colectivo mayor.

Pero, si durante años hemos defendido lo que era nuestro sin pensar más allá de nuestra propia propiedad. Si no hemos sido capaz de cruzar la calle para observar lo que ocurría en frente. De sentarnos a hablar sobre nuestras diferencias y encontrar un punto donde converger. Si no hemos sido conscientes de que nuestros actos individuales podían cambiar el mundo. ¿Será ahora demasiado tarde?