‘The Black Phone’: Ethan Hawke, la pesadilla de los niños malos
Este viernes 24 de junio se estrena en cines The Black Phone, la nueva película de terror de Scott Derrickson. El director vuelve al género con el que lo conocimos, de la mano de su amigo Ethan Hawke.
Cuando me dispuse a ver The Black Phone, lo hice sin muchas expectativas. Scott Derrickson no me entusiasmó en sus primeras y laureadas cintas de horror. Películas como Sinister o El exorcismo de Emily Rose, no me disgustaron, pero me dejaron tan frío como ese Doctor Extraño, demasiado influenciado por Origen de Nolan, que hizo para Marvel.
Quizá fui muy exigente con él. Me suele ocurrir cuando los despiadados e insaciables seguidores de cine de terror hablan maravillas de una película. Eso ocurrió con Sinister, hasta ahora, su mejor película.
A Sinister hay que reconocerle varias virtudes, entre ellas, su acertado reparto. Ethan Hawke es uno de mis actores favoritos y Vincent D’Onofrio le da verdad a cualquier personaje que se le ponga por delante. La película consigue una acertada atmósfera para la historia que se nos cuenta, pero el film está lleno de lugares comunes del género.
Si comparamos Sinister a The Black Phone, esta última da un paso hacia adelante en prácticamente todos los aspectos de la película. Adaptar un relato de Joe Hill, el talentoso hijo de Stephen King, ha sido todo un acierto.
The Black Phone, una vuelta al dolor de la juventud
La nueva película de Derrickson está ambientada a finales de los años 70. Nos cuenta cómo el día a día de dos hermanos (geniales Mason Thames y Madeleine McGraw como Finney y Gwen) es cada día más inseguro y oscuro. ¿El motivo? Una cadena de desapariciones sin resolver que azota al barrio.
Ahí no se acaban los azotes. Su padre (interpretado por el siempre genial Jeremy Davies), también tiene la mano suelta en ese sentido. Algo normal en esa época, y más aún si lo acompañamos por cierta adicción a las bebidas espirituosas y la pérdida de su esposa. Nada justifica la violencia que aplica correa en mano a sus hijos, pero seguro que para él ese tipo de reprimendas son lo normal. Seguramente que también las recibió de su padre.
A finales de los 70, que un niño recibiera dolor físico estaba a la orden del día. Además de esas violentas formas de castigo familiares, estaba el acoso escolar. Las peleas entre muchachos se sucedían a todas horas y estaban hasta cierto punto normalizadas.
Además, como se jugaba en la calle, era fácil llegar a casa con las rodillas ensangrentadas, con el golpe de una piedra en la cabeza, arañazos en los brazos y piernas por las ramas de los árboles, o caídas de bicicletas o monstruosos columpios de metal.
Pero en EEUU había algo documentado mucho más peligroso que todo eso. Serial killers pedófilos disfrazados de payaso como John Wayne Gacy o violadores como Wayne Chapman.
En The Black Phone, y apodado por los jóvenes como “El Captor”, nuestro Gacy particular está interpretado por Ethan Hawke.
SPOILERS (dejar de leer si no has visto la película)
El lugar de lo paranormal en una historia de violencia
Una vez conocemos a los personajes y el lugar en el que se va a desarrollar la acción, ocurre lo inesperado (o quizá no tanto), “El Captor” secuestra a Finney. Desde ese momento pasamos a otro tipo de película. Finney se afianza como el prota de la peli para que seamos testigos de todo lo que ocurre en su encierro.
A partir de entonces, The Black Phone puede recordar a películas como Room, Prisoners, Ghostland o An American Crime. O a muchas otras películas en las que hemos vivido las penurias de los secuestradxs desde su lugar de encierro. Pero en The Black Phone, hay algo que lo cambia todo: el teléfono negro que se encuentra en el sótano en el que está encerrado Finney y da título a la película.
¿Quién no ha querido alguna vez recibir una llamada del más allá? Cuidado con lo que deseas…
El poder de una niña y dos tontos muy tontos
Si hay un personaje en la película del que quieres saber más y podría protagonizar una secuela, es el de la hermana pequeña de Finney, Gwen.
Madeleine McGraw borda el personaje de una niña fuerte, interesante, misteriosa, valiente, defensora, atrevida, inteligente, encantadora, aventurera y… así podría seguir durante un buen rato. Su personaje es maravilloso. Gwen interpreta el rol de “hermano mayor” siendo la pequeña de los dos hermanos. Es justo e interesante que una actriz pueda interpretar a un personaje que históricamente siempre ha acabado en manos de un actor.
Además, Gwen posee ciertas capacidades especiales que la hacen fundamental para el desarrollo de la película y para entender el mundo paranormal que se nos muestra.
Queremos una secuela de The Black Phone protagonizada por Gwen.
Por otro lado, tenemos a dos hermanos completamente estúpidos. Esos son: “El Captor” y su hermano Max. El primero, por ser el villano más despistado, confiado y estúpido del cine de terror del siglo XXI. Ethan Hawke, ataviado con una genial máscara a la que le puedes cambiar la emoción que representa, interpreta a un brujo o mago ambulante que por un retorcido juego secuestra a niños. Hasta ahí todo bien. El problema es que, una vez los secuestra, peca de exceso de confianza y no los vigila demasiado… Es tan despreocupado, que sus víctimas podrían pintar el sótano en mil colores y no se daría ni cuenta.
Su hermano Max es aún más tonto, pero para saber por qué lo digo tendrás que ver la película. Max ofrece uno de los momentos más hilarantes de The Black Phone.
The Black Phone apuesta por la diversión
The Black Phone no es, ni pretende ser, la mejor película de terror del año. Ni siquiera da mucho miedo, se conforma con darnos algún que otro susto, pero es realmente divertida.
Es una película bien rodada, con muy buena ambientación y fotografía. Está bien interpretada y su guion tiene momentos muy originales. Pero en lo que sobresale es en su capacidad para divertirnos. The Black Phone es una peli, más de misterio que de terror, que funciona como un buen episodio de Stranger Things 4. Es una película con lo mejor del Espinazo del diablo, que lo apuesta todo en sus jóvenes protagonistas. Los niños y su forma de ver el mundo, mucho más abierta y clara que la de los adultos, son los auténticos protagonistas de historia de Joe Hill y de The Black Phone.
Si algo le puedo echar en cara a la nueva película de Scott Derrickson, es que en el viaje de crecimiento por el que pasa Finney, desde la infancia a la juventud, no se le permita seguir siendo un cobarde que aguanta con fuerza los golpes. Que tenga que aprender sí o sí, como héroe y como hombre, a devolver los golpes. Ya está bien de ese discursito.
Saludos furiosos.