‘28 años después’: zombis, amor, pasado y futuro

Se hizo esperar, pero los zombis de 28 años después llegaron el pasado viernes a nuestros cines. A veces los deseos se hacen realidad y dos de los genios cinematográficos ingleses más interesantes de los últimos años se vuelven a reunir, no solo para continuar su saga zombi, sino para realizar una nueva y salvaje trilogía de no muertos…

Póster de 28 años después.
Póster de 28 años después.

28 años después: el juguete de Boyle y Garland

Danny Boyle y Alex Garland ya trabajaron juntos en películas como La Playa, Sunshine y, cómo no, 28 días después, la película de zombis que reformuló el género a comienzos de los 2000. 28 días después nos presentó a un maravilloso Cillian Murphy en un Londres desolado. Las imágenes de Cillian con bata de hospital caminando por ese fantasmagórico Londres acompañado de una suerte de banda sonora presagiaba que íbamos a presenciar una película inolvidable. Así fue. Cine de terror, serio, crudo, salvaje e hiperviolento con zombis rabiosos que corrían muy rápido, mucho.

La excelente segunda parte no corrió a cargo del director de Trainspotting y el guionista de Ex Machina. Juan Carlos Fresnadillo fue su director. Fresnadillo lo bordó continuando la saga con un estilo muy parecido a la original y realizando una de las secuencias de inicio más inolvidables del género. Esta vez los protagonistas de 28 semanas después fueron Robert Carlyle y una jovencísima Imogen Poots.

Para la nueva 28 años después, Boyle y Garland podrían haber hecho una continuación con un estilo muy parecido a las dos anteriores, películas serias y trascendentales sobre cómo una cepa del virus de la rabia infecta al Reino Unido y sus consecuencias en forma de zombis rabiosos. Muchas y muchos es lo que esperaban. Pero no, los dos ingleses tenían ganas de pasárselo bien, y vaya si lo han hecho…

No, no es Cillian Murphy…

28 años después: un nuevo comienzo

(AVISO DE SPOILERS) 28 años después está ambientada en una isla escocesa. Allí, una sociedad parece sobrevivir y prosperar al margen de lo que ocurre fuera de la isla. Se nos presenta al joven Spike (Alfie Williams), y a sus padres (Aaron Taylor-Johnson y Jodie Comer). A partir de aquí comienza la fiesta.

28 años después tiene dos partes muy diferenciadas: la primera nos muestra cómo Spike, a espaldas de su madre enferma y postrada en una cama, hace un viaje/ritual de madurez fuera de la isla con su padre, para demostrar que es capaz de matar zombis. Toda esta primera parte es pura aventura, terror, tensión, zombis de diferentes tipos y la presentación de los zombis alfa: más inteligentes, más grandes, más fuertes y con una polla enorme.

Esta primera parte está rodada de forma videoclipera, muy noventera, insertando imágenes de documentos reales en blanco y negro o de escenas bélicas con arcos y flechas de la película Henry V de Laurence Olivier. Al final de esta primera parte, cuando creemos que llega la calma, disfrutaremos de una angustiosa escena nocturna que nos dejará sin aliento. Una auténtica gozada.

Aaron Taylor-Johnson y Alfie Williams en 28 años después.
Aaron Taylor-Johnson y Alfie Williams en 28 años después.

En la segunda parte de la película nos encontramos con otro viaje de su protagonista. Si antes Spike viajó con su padre para demostrar su valentía, destreza y fortaleza, ahora viajará con su madre en busca de algo menos físico y mucho más espiritual y trascendental. Con la excusa de curar a la madre de Spike, Boyle y Garland nos ponen frente a un precipicio en el que mirar hacia su abismo para reflexionar sobre el amor, el recuerdo y la muerte. Algo parecido (aunque más ligero) a lo que nos propone Oliver Laxe en Sirat. ¿Su maestro de ceremonias? El incontestable Ralph Fiennes bañado en yodo.

A la hora de rodar esta parte, su director se aleja del collage visual y sonoro de montaje nervioso del comienzo que nos recordaba a su Trainspotting, para pasar a una forma de rodar más crepuscular que desemboca en imágenes oníricas de una gran belleza, algo más cercano a su Slumdog Millionaire o a la Aniquilación de Garland.

Jodier Comer en 28 años después.
Jodier Comer en 28 años después.

28 años después: ¿y ahora qué?

Ambos creadores no se conforman con jugar con diferentes estilos y narrativas, con distanciarse de la obra madre, no, deciden ir más allá. Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo, al final de la película nos responden a una pregunta que nos lanzan al comienzo “¿dónde está Jimmy?” Su respuesta nos introduce en la secuencia más delirante de la película, una mezcla de Cowboy de Copenhague y Una historia china de fantasmas que nos deja con ganas de más y nos avisa de que para las siguientes partes de la trilogía mejor que vayamos con la mente abierta y sin ningún tipo de expectativas.

En definitiva, Danny Boyle y Alex Garland, parece que quieren hacer una pausa de los viajes musicales del primero y de las guerras civiles y ciencia ficción especulativa del segundo, para hacer travesuras con sus zombis, experimentar y probar nuevas fórmulas audiovisuales que nos vuelen la cabeza. Un servidor, encantado.

Pero todo no podía ser bueno… 28 años después, aún poseyendo una inesperada y genial escena sorora entre una zombi y una mujer, deja que sean los hombres las voces cantantes del film, y parece que también lo serán en la futura trilogía. La imagen que se da de la mujer vuelve a apostar por los cuerpos normativos y, aunque parece corregirlo/justificarlo más tarde, sigue mostrando los estereotipos de una mujer débil y con inestabilidad mental. Al menos la líder de la sociedad de la isla es una mujer de un grupo etario habitualmente invisibilizado, pero con una fuerza que desmiente todos los tópicos.

Saludos furiosos.