‘En el Adamant’, una mirada más humana hacia la salud mental

El conocido director francés de documentales Nicolas Philibert vuelve con En el Adamant (Sur l’Adamant) un brillante trabajo sobre la salud mental. Película ganadora del Oso del Oro en el Festival de Berlín 2023. El cineasta se traslada al centro de día Adamant para acercarse a la realidad de los y las pacientes con trastornos mentales.

Nicolas Philibert, en su línea común, retrata de forma humana el mundo de la psiquiatría. Se acerca a un lugar muy peculiar como es el centro de día Adamant, un centro flotante en el Sena de París, donde los y las pacientes acuden para formarse en talleres, para tomar café o simplemente, para ser mirados de otra forma, con una humanidad que parecía perdida.

Una de las características fundamentales de este cineasta francés es su forma tan cercana de filmar la realidad. Realidades cotidianas que convierte en piezas de gran belleza como son los documentales de La Maison de la radio (2013), Nénette (2010), Ser y tener (2001) o En todo momento (2018). Esta última, también se estrenó en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, al igual que su nueva cinta: En el Adamant.

La salud mental ha empezado a ponerse más en el foco recientemente. Aun así, las personas con trastornos siguen estando estigmatizadas, sin salir de la casilla de “locos/as”. Gracias al hermoso trabajo de Nicolas Philibert, el público puede acercarse a una realidad desde una perspectiva más cercana y cotidiana. Compartir el día a día de estas personas que dibujan, cocinan, bailan, tocan instrumentos, cosen…

Cartel de En el Adamant.
Cartel de En el Adamant.

En el Adamant: una sociedad frenética repleta de electrones en los márgenes

“Mi padre no duerme más sin tomar sus calmantes. Mamá no trabaja más sin tomar sus excitantes. Alguien les vende algo para seguir. Soy un electrón bombardeado de protones. El ritmo de la ciudad, eso es mi verdadero jefe. Estoy lleno de electricidad, (…)”. Uno de los pacientes del Adamant canta la canción de Téléphone, en primer plano y en un magnífico cold open del documental. Se rompe el silencio de la sala con esta voz que grita una enorme verdad que no se quiere afrontar.

Los trastornos mentales y el negocio de las farmacéuticas es algo indivisible que, desafortunadamente, se ve alimentado por la falta de atención en terapias y salud mental. La medicación es imprescindible, sí, pero siempre en equilibrio con la psicología. Sin embargo, cuando alguien se sale de lo establecido se le empuja hacia fuera de la sociedad, ese electrón cargado de electricidad y de pastillas es rebotado hacia los márgenes por no encajar entre “la normalidad”. Pero, como bien dice una de las pacientes: “nadie es perfecto”.

En el exquisito documental de Philibert se pone en valor el trabajo de la psicología y las terapias a la hora de ayudar a las personas con trastornos mentales. La salud mental se pone en el centro para que la gente deje de mirar a otro lado y, sobre todo, para que esta deje de estar estigmatizada. En el Adamant es un trabajo enriquecedor para acercar al público a un colectivo que normalmente suele estar en las sombras. Acercándoles a lo que se llama “locura” por no estar dentro de la mayoría y cambiando la mirada hacia una más humana y consciente de la realidad existente.

En el Adamant.
En el Adamant.

En el Adamant: Nicolas Philibert y sus hermosos retratos humanos

Parece que la humanidad se ha perdido. Parece que, con tantas guerras, tanto mal humor, odio, irritación…, la humanidad que se atisbó durante la pandemia quedó en simples aplausos que se perdieron con el paso del tiempo. Parece que empatizar con el/la otro/a se vuelve cada vez más complicado.

El cineasta francés ha abordado una gran diversidad de temas: desde el mundo de la enfermería (casualmente justo antes de una pandemia que les convertiría en protagonistas), los animales, la enseñanza en el mundo rural o las discapacidades auditivas. Pero tiene un tema que comparte en dos de sus trabajos: los trastornos mentales. Ya en 1997 estrenó su documental La ínfima cosa, donde abordaba la salud mental desde la clínica psiquiátrica de La Borde, durante los ensayos de una obra de teatro.

En esa misma línea de perspectiva genuina vuelve a la salud mental, esta vez en el Adamant, un centro de día que forma parte del sistema sanitario público francés. Este proyecto está en pie – a flote sobre el Sena-, desde el 2010. Pero Nicolas Philibert se pregunta, ¿hasta cuándo? Un lugar muy peculiar que se convierte en espacio para el fomento de las actividades terapéuticas y la creatividad de los y las pacientes. Dentro de estos talleres, además, también se encuentra uno sobre cine.

Las conversaciones con los y las pacientes regalan momentos repletos de belleza artística y diálogo intertextual al hablar sobre Van Gogh o Agnès Varda, cineasta francesa referente que se convierte en el precedente de Philibert respecto a los documentales más humanos y cotidianos.

En el Adamant.
En el Adamant.

En el Adamant: cuando la fruta descartada se convierte en mermelada

Una de las secuencias más hermosas del filme tiene lugar cuando un grupo de pacientes del Adamant se dirige a los contenedores de comida descartada de los restaurantes y supermercados. De dichos contenedores sacan múltiples alimentos que, en apariencia, están en mal estado, pero que son igualmente comestibles que el resto. No obstante, por esa apariencia no pueden ser vendidos en los supermercados, porque lo diferente, no vende. Porque lo que parece que no está en perfectas condiciones, parece que no sirve para nada.

Sin embargo, tras la recogida de alimentos, se observa cómo van descartando las pequeñas fracciones podridas y van dejando al descubierto una fruta perfectamente comestible. Quizás los mangos recogidos no los puedan consumir tal cual, ¿pero y si hacen mermelada con ellos? El resultado metafórico de este trabajo es de un valor inconmensurable. Porque las piezas de fruta y la mermelada siguen teniendo el mismo contenido, pero se presentan de diferente forma. Pero no son más que apariencias y matices, el fondo, sigue siendo el mismo.

Y ahí reside la belleza de esta metáfora. Quizás hay personas que son descartadas de la sociedad porque en apariencia, no encajan con la mayoría. Pero es totalmente inhumano juzgar a las personas por las apariencias, por aspectos que hacen que se salgan de lo normativo y establecido. Gracias a trabajos como el de Nicolas Philibert, puede que la sociedad sea capaz de mirar un poco más allá, y valorar la fruta que ha sido descartada por el sistema y hacer una rica mermelada.